21. Te quielo

2.8K 136 11
                                    

>Bastian<

Cuando salgo, todo está muy oscuro. Otras veces me he topado con otras personas que ya andan corriendo también, pero ésta vez no es así.

Está muy fresco. La temporada de frío ya viene y lo puedo sentir a través de mi sudadera. Pero no me importa, troto por la banqueta, como lo hacía hasta hace unos meses, cuando la ansiedad y el insomnio se juntaban para hacer fiesta y ya borrachos, le sacaban todos los trapitos al sol a mi cerebro.

La música suena en mis audífonos, es la misma rutina de siempre, correr con los audífonos, cuando aún está oscuro. Comienzo a apreciar lo bonito de la oscuridad, es silencio, es paz, es muchas cosas que la claridad no nos brinda.

Pueda que mi gris sea más opaco.

Mi cuerpo se calienta en poco tiempo y entonces si, comienzo a sentir que soy uno con la acera, porque si algo aprendí a hacer mientras corría, era olvidar que lo estaba haciendo. Como si en lugar de hablar, a través de mi cansancio y mi sudor sacara todo lo que me dolía.

Hay varias partes del sueño que acabo de tener que no soy del todo producto de mi mente, hay recuerdos. Están un poco distorsionados, pero son recuerdos de muchas cosas que me han pasado y que me atormentan, que siempre me atormentarán.

¿Se puede admirar a una persona a la que también de alguna manera detestas?

¿A una persona que te ha causado tanto daño emocional que ahora te cuestionas sobre toda tu vida?

No lo sé, pero para mí, mi padre siempre fue una persona digna de admirar, que tenia una clínica donde ayudaba a las personas que lo necesitaran. Cuando era niño, yo quería ser como el doctor Sebastián Steward.

Pero cuando crecí, supe que nunca en mi vida, quería ser como mi padre.

Aunque él casi nunca estaba en casa, pero cuando estaba, todo era preguntarme por mis calificaciones, no por mí.

Un padre tiene que ser un héroe en la vida de un niño, también de una niña. La madre es una reina, y el padre es un héroe.

Pero creo, que la heroína de mi historia fue mi mamá, y yo nunca lo vi así. Porque mi padre fue el rey que imponía lo que tenía que hacer, y yo era un súbdito que tenia que obedecer.

Me juré no ser un papá como él, pero por más de dos años, ni siquiera pude estar en las primeras palabras de la niña que posiblemente es mi hija.

Y no quiero seguir así, no lo haré.

No sé por cuánto tiempo corro, pero comienzo a sentirme mareado después de lo que parecen horas, donde solo hacia pequeñas paradas de minutos para descansar y luego seguía.

Para cuando voy llegando a casa, ya está amaneciendo, el cielo ya está claro y me topo con varias personas que también andan corriendo. Estoy empapado de sudor y esa sensación de pesadez no se quita de mi pecho, pero no es la agitación ni nada.

A unas horas.

Cada vez es menos el tiempo que falta y yo no paro de comerme la mente con lo mismo. No es sano lo que me hago, pero no puedo parar de hacerlo por más que intento.

Entro a casa, todo es silencio, como siempre que vuelvo de correr. Aveces me he preguntado cual fue mi razón para comprar una casa tan grande, lo hice hace unos años, cuando ni siquiera pensaba en que algún día me llegaría a enamorar, ni mucho menos en que quisiera tener una familia.

La Clínica del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora