Treinta y uno.

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Después de la intensa discusión con Christian, el llegar a casa fue tan difícil, estaba perdida, había perdido a su padre y a la vez, a su madre. Catherine, estaba sintiéndose más que atrapada en sus propios pensamientos, se retiró a la habitación. El eco de la discusión resonaba en su mente, dejándola con una sensación de soledad abrumadora.

¿Por qué Christian sí quería a Max y a su hija de sangre no?

Mientras Catherine se sentaba sola mirando hacía un punto fijo, perdida en sus pensamientos, Logan se acercó a la puerta de su habitación. Había decidido darle a Catherine el espacio que parecía necesitar, pero su preocupación por ella lo impulsó a verificar cómo se encontraba.

No quería que ella estuviera sola.

— Catherine, ¿puedo entrar? —preguntó Logan, tocando suavemente la puerta.

— Adelante —respondió Catherine, con un dejo de tristeza en su voz, limpio sus lágrimas y intento mostrar una sonrisa para cuando Logan estuviera en la habitación.

Logan entró a la habitación con habitación, encontrando a Catherine sentada en la cama, mirando hacia la nada. Se sentó a su lado, respetando el silencio que parecía envolver la habitación.

No quería usar palabras que pudieran dañar a Catherine, quería apoyarla.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó con delicadeza.

— Logan, no es necesario que finjas amabilidad y amor por mi. Está bien si quieres que me vaya. 

— No me iré, Catherine.— Respondió Logan en tono firme. 

— Todos se van. Mi padre está enloqueciendo y, en algún momento, también te irás. Todos lo hacen —dijo Catherine con un tono de voz pesado, realmente parecía estar cansada.

Logan la miró con tristeza, no sabía que detrás de "aquella niña mimada" con la cual chocó en algún momento escondía una persona triste y rota.

— Catherine, entiendo que has pasado por mucho. Pero no soy como los demás. No te voy a abandonar. Estoy aquí porque quiero estar contigo, para ti y para nuestro bebé. 

Catherine desvió la mirada.

— ¿Cómo puedes estar seguro de eso? Mi padre... Mi madre... Todos prometen quedarse, pero al final siempre se van, tú te mereces algo mejor.

Logan tomó su mano y con su otra mano acaricio su mejilla.

— Te lo demostraré cada día, Catherine. No estoy aquí por obligación, estoy aquí porque te quiero. Y no me iré.

Después de sus palabras, Catherine no pudo hacer más que permitirse abrazar por él, realmente se sentía feliz y tranquila con él, quería confiar. Abrirse al padre de su hijo y creer que no le harían el mismo daño con el que lidio desde pequeña.

Hubo un silencio en la habitación, se escuchaban los sollozos de Catherine mientras Logan acariciaba el brazo de la chica. Hasta que ella habló.

— Desde pequeña, siempre estaba sola. Mi madre estaba ocupada con sus cosas, y mi padre... bueno, ahora estaba en otro mundo. Siempre jugaba sola o con las empleadas. Nadie estaba allí de verdad para mí.

Logan besó la cabeza de ella, intentó alcanzar su mano para entrelazarla con la suya.

— Catherine, lo siento mucho por lo que has pasado. Pero quiero que sepas que estoy aquí ahora y en el futuro. No soy como los demás. No voy a dejarte sola.

Catherine asintió mientras aceptaba la muestra de cariño de Logan.

— A veces pienso que esto es demasiado bueno para ser verdad. Que eventualmente te cansarás de lidiar conmigo y te irás.

Logan se detuvo, se alejó de ella colocando sus manos en los hombros de Catherine para que lo mirara a los ojos.

— Catherine, escucha. No me cansaré de ti. No me importa tu pasado ni tus miedos. Estoy aquí porque quiero construir un futuro contigo, porque te quiero. No importa lo que haya sucedido antes, solo importa lo que estamos construyendo juntos ahora.

Ella sonrió, miles de pensamientos cruzaron por su cabeza pero era algo bueno, no sabía que alguien como Logan pudiese apoyarla en un momento tan duro como lo era él que estaba viviendo justo ahora. 

No dijo nada, pues Logan la atrajo a él para besar sus labios con ternura, sin dar un paso más a otras intenciones simplemente amor, sí, ambos sentían amor por el otro.

(...)

Catherine despertó sola en la cama, parecía que todo había sido un sueño pero cuando leyó la nota de papel a su lado, supo que no había sido como ella lo había imaginado.

"Hey, guapa. 

Ponte más bonita de lo que eres, te veo en la dirección que mi madre te dará cuando bajes." 

Leyó Catherine en voz alta, sonrió como una adolescente enamorada y con miles de estrellas en su estómago. 

No quiso arruinar la sorpresa de Logan, así que se levantó para comenzar a vestirse, hasta que notó una caja más en el suelo. Con otra nota incluida.

"Un vestido para mí princesa, ¿por qué no? Espero que te guste" 

Miles de preguntas pasaron por su cabeza, pero no les prestó atención, tomo la caja en sus manos y la abrió en la cama para sacar el vestido que contenía la caja, era un vestido hasta la rodilla y blanco, era perfecto y definitivamente le quedaría demasiado bien.

Termino de arreglarse alrededor de algunos minutos, veinte tal vez. Después tomo sus vitaminas y bajó al primer piso, para encontrarse con Kathy en el comedor. Quién al verla se puso de pie con un papel en sus manos. 

— Querida, Logan me dio está dirección para ti, pero.. te está esperando afuera y no sé porque. 

— ¡Oh!, Seguro desperté demasiado tarde, Kathy, perdón, el embarazo. Iré ya mismo con él.

Se despidió de ella y salió de la casa, Logan ya la esperaba recargado en la camioneta, estaba tan ansiosa de descubrir lo que él tramaba. 

— ¿Qué estás tramando, Sargeant? — Dijo ella en cuánto lo vio. Él se alzó de hombros.

— No sé, probablemente tengas que quedarte con la incógnita. 

Se rehúso a responder cualquier otra pregunta de ella, sólo le ofreció subir a la camioneta y poder empezar el camino a su destino. Viaje que claro, estuvo lleno de música y de risa por parte de ambos, era inevitable para Logan no enamorarse cada vez más de ella, los simples actos lo hacía volverse loco, ella era una de las cosas que llegaban a tú vida para cambiarla, para hacer que mejorarás y que nunca le dejases escapar. Y sin duda, él jamás la dejaría irse de su lado.

Detuvo el auto en un parque llamativo pero lejos de la ciudad, estaba solitario para ellos y perfecto para que pudieran pasar un momento a solas sin nadie que los molestará. Logan se dirigió hacía Catherine para ayudarla a bajar, tapo sus ojos y la condujo hasta la manta blanca sobre el piso.

— ¡Sorpresa! — Gritó Logan quitando la mano de sus ojos.

Cuando Catherine notó aquella sorpresa, le fue imposible no derramar algunas lágrimas, era tan irreal. Nadie se había tomado la molestia de preparar algo lindo para ella, mucho menos un detalle así.

— ¿Tú hiciste todo esto? 

Logan asintió.

— Lo haría todo por ti.

Se colocó a su lado besando su mejilla.

— Pero.. hay algo que quiero mostrarte. — Le dijo con una sonrisa mientras sacaba una pequeña caja de su bolso.

Catherine miró la caja y luego a Logan.

— ¿Qué es esto?

Él se quedó callado, a Catherine la duda le estaba comiendo el alma. Por un momento, en su cabeza paso tal vez la idea de que le propusiera matrimonio. ¿Serían sólo los nervios o pensamientos intrusivos que planeaban dañarla? 

Miss London & The American Boy. | Logan Sargeant.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora