Catorce.

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La noche había pasado volando, para Catherine había sido eterno, ella sólo quería abrir los ojos y ver un amanecer bello dónde no tuviera que preocuparse por lo que crecía en su interior, su hijo.

El cielo estaba nublado, se levantó para ducharse y arreglarse, podía sentirse destruida pero jamás iba a permitir el hecho de hacerlo saber, algo que aprendió de su padre. Tenía algo en su mente y era ir al paddock para hablar con Logan, terminaría con esa pesadilla de una vez por todas, necesitaba estar tranquila y confesarle a Logan el embarazo la haría sentir mejor.

Al llegar al paddock, Catherine caminaba con paso decidido y rápido, con la esperanza de encontrar pronto a Logan y poder hablar con él. Sin embargo, su camino se vio interrumpido por la figura de Lando, uno de los pilotos y amigo de su padre. Aunque Christian autorizaba la amistad entre Lando y Catherine, ella nunca había sentido una conexión especial con el piloto.

—¡Catherine! —Lando exclamó con una sonrisa al verla.

Catherine forzó una sonrisa y lo saludó con un gesto de la mano. 

—Hola, Lando.

Lando caminó a su lado, entusiasmado. 

—¿Cómo va todo? ¿Estás disfrutando del paddock?

Catherine asintió, aunque su mente estaba en otro lugar. 

—Sí, sí. Pero en realidad, necesito hablar con Logan. ¿Sabes dónde está?

Lando frunció el ceño, notando la tensión en la voz de Catherine. 

—Bueno, Logan está en su box, pero ¿todo está bien? Pareces preocupada. Creí que tu padre no te dejaba estar con esa gente.

Catherine suspiró, estaba completamente decidida a no entrar en detalles con Lando. 

—Solo necesito hablar con él. ¿Puedes decirme dónde está su box?

Lando asintió y le dio indicaciones.

—Bueno, mientras resuelves esas cosas, ¿por qué no tomamos algo juntos? Puedo mostrarte un lugar genial en el paddock. —Lando insistió, guiando a Catherine hacia una pequeña área de descanso.

Catherine vaciló por un momento, pero sabía que no podía quedarse mucho tiempo. 

—Gracias, Lando, pero en serio estoy apurada. Necesito hablar con Logan.

Lando, sin embargo, no se rindió fácilmente. 

—Vamos, solo será un momento. No te hará daño tomarte un descanso. Además, necesitas relajarte un poco.

Lando persistió con una sonrisa, y Catherine, cediendo ante la insistencia, decidió tomar un breve descanso. Se dirigieron a un rincón más tranquilo de una de las cafeterías dónde se encontraban, donde Lando le ofreció algo de beber. Catherine aceptó a regañadientes, no tenía más opción que aceptar.

(...)

Lando y Catherine, alejados del bullicio del centro, se concentraron en una charla que pronto se volvió íntima y reconfortante. Se rieron de anécdotas personales y compartieron detalles de sus vidas que no estaban vinculados al mundo de la carrera de él. La conexión entre ellos era tal vez linda, mientras que las risas sonaban en el tranquilo rincón.

A Cath se le había olvidado por completo con lo que lidiaba.

—¿Sabes? Me encanta cómo haces que todo sea más ligero. A veces me siento tan atrapada en este mundo. —Catherine confesó, sonriendo sinceramente.

Lando le devolvió la sonrisa. 

—Eso es porque la vida debería ser disfrutada, ¿no crees? No todo tiene que ser tan serio.

—Tienes razón. A veces olvido eso. —Catherine admitió, agradeciendo la perspectiva fresca de Lando.

La conversación continuó, y Lando compartió algunas de sus travesuras más memorables, haciendo que Catherine se olvidara momentáneamente de las complicaciones que la rodeaban. Sin embargo, su burbujeante charla se vio interrumpida con la llegada de Christian, Catherine bajó la cabeza temerosa.

—¡Christian! Siempre es un placer verte. —Lando saludó con entusiasmo, recordando su amistad con el padre de Catherine.

—Lo mismo digo, Lando. ¿Cómo va todo? —Christian respondió con una sonrisa.

—Estamos bien, gracias. Solo disfrutando de una charla amena. —Lando dijo, mirando a Catherine con complicidad.

Christian, con un gesto juguetón, se dirigió a su hija. 

—Catherine, si Lando alguna vez decide ser más que tu amigo, no podría imaginar un mejor y más valiente novio para ti.

Catherine, ligeramente sonrojada por lo apenada que estaba, Lando miro al padre de Catherine con una especie de complicidad, cómo si ambos se entendieran. La charla continuó con anécdotas más ligeras, pero la llegada de Logan, quien recién entraba a la cafetería con su entrenador y observaba desde lejos, desencadenó una serie de emociones complejas en el corazón de Catherine.

Por lado de Logan, al ver a Catherine y Lando compartiendo risas, un destello de celos se reflejó en sus ojos. Sin querer interrumpir, se retiró discretamente, pero la imagen de Catherine con Lando quedó grabada en su mente, desencadenando una tormenta de emociones confusas.

No podía evitar preguntarse qué conversaban y por qué Catherine accedía a compartir ese momento con Lando. Aunque su relación con Catherine era complicada, la idea de verla con otro hombre le generaba una incomodidad que no sabía cómo manejar.

(...)

Después de la animada charla con Lando, Catherine decidió finalmente combatir la situación que la mantenía preocupada y con el estrés a tope; su embarazo. No tardó nada en dirigirse al box de Logan. Su corazón latía con fuerza, anticipando la posible tensión que podría surgir. Se aseguró de que ni Lando o su padre pudiera verla y escucharla.

—Hola, Logan. Necesitamos hablar. —Catherine habló, aunque su voz llevaba un rastro de nerviosismo.

Logan levantó la vista, sus ojos encontraron los de Catherine, y en ese momento, una mezcla de emociones cruzó su rostro. 

—¿De qué quieres hablar?

Catherine inhaló profundamente antes de comenzar. 

—Primero, quiero aclarar que Lando y yo solo estábamos teniendo una conversación amigable. No hay nada más allá de eso.

Logan, sin apartar la mirada, asintió con frialdad. 

—Entiendo.

Aquel lugar se sentía demasiado intenso y era algo aterrador para Catherine, ella sólo quería avisarle de su bebé.

—Logan, sé que esto es complicado, pero no quiero que pienses que hay algo más entre Lando y yo.

Logan apretó la mandíbula, y sus ojos reflejaban una mezcla de celos y reserva. 

—¿Por qué debería importarme?

Eso increíblemente; le había dolido a Catherine.

—Porque eres mi amigo, Logan. Y no quiero que malinterpretes las cosas. —Catherine buscaba una conexión, aunque fuera mínima, con él.— Y por qué..

Logan continuó con su trabajo revisando sus papele pronto llegarían los mecánicos, Logan veía su carpeta así evitando el contacto visual y interrumpiendo las palabras de Cath.

—Está bien, Cath. No te preocupes por mí. Puedes hablar con quien quieras.

Ante la falta de receptividad de Logan y sintiendo la frialdad que emanaba de él, Catherine decidió dar un paso atrás. Un nudo en su garganta se formó cuando se dio cuenta que no había siquiera podido contarle de su bebé, del hijo que ambos esperaban y del cual ella no quería deshacerse, ahora probablemente esta idea había cambiado.

Miss London & The American Boy. | Logan Sargeant.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora