Cincuenta.

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Christian se levantó temprano, tomó su teléfono y lo primero que hizo fue llamar a algunas de las influencias que él tenía, ¿para qué? pues las palabras de Leigh hicieron eco en su cabeza toda la noche, si no investigaba y trataba de averiguar por al menos para quitar la curiosidad, iba a enloquecer, más que nada por tratar de cuidar a su pequeña, Catherine no merecía nada de lo que estaba pasando.

Leigh estaba consciente de eso, estaba enterada de lo que su esposo estaba haciendo y de lo que podría pasar, sin embargo, ella quería que su hija pudiera tener un poco de paz, al menos para irse tranquila.

— ¿Y qué pasó? — Dijo Leigh mirando preocupada a su marido, pero él no dijo nada. Tenía una expresión seria y cada vez todo era más intenso, realmente le daría un infarto si no descubría que estaba pasando.

— ¿Tienes el vídeo? — Preguntó Christian a través del teléfono.— Creo que sería mejor que me lo envíes, tengo cosas que hablar con Logan.

(...)

Por otro lado, Logan seguía tirado en su cama, nadie más que su familia sabía lo que estaba pasando. Extrañaba a Catherine y aún que fuera raro, extrañaba que su bebé llorará por la mañana para despertarlos, ¿cómo era que su vida había cambiado tan drásticamente? él lo tenía todo y ahora ya no tenía nada. En un parpadeo lo había perdido todo. Mientras miraba a la ventana, un punto de nada, recordó como había conocido a Catherine, aquella tarde y ese error que los había unido, la fiesta que había sido testigo del pequeño que ahora estaba lejos de él.

La extrañaba, extrañaba sus ojos, sus suaves manos que abrazaban su espalda desnuda, la forma en que lo besaba y como le decía las cosas hermosas que jamás volverían. 

El timbre en su puerta lo atrajo a la realidad, pensó tantas cosas pero una seguía viva en él; era Catherine. Esperaba que lo fuera, no deseaba nada más que volver a verla para explicarle todo lo sucedido. Bajó de inmediato para abrir la puerta, pero al abrirla se llevó la peor decepción de la vida, no era Catherine, era Christian.

— ¿Usted? — Dijo Logan molestó.

— No vengo por joder tú vida, Sargeant. Vengo por Catherine. 

Logan se preocupó.

— ¿Le pasó algo a ella? — Tartamudeó casi temblando. 

— ¿Puedo pasar? — Preguntó Christian, Logan no pudo hacer más que aceptar y hacerse a un lado. 

Christian entró a la casa y lo primero que notó fue que todo seguía exactamente en su lugar a como lo había visto en las fotos que veía por las redes de Catherine, se veía que Logan ni siquiera pasaba el día en casa. 

— ¿Qué sucede con ella? ¿me dirá o no? — Logan estaba preocupado y molesto, un poco incómodo. 

— Logan, hay algo que debes saber. Y si no te lo digo, no me lo perdonaré jamás. — Comenzó Christian, Logan asintió.— Pero, primero quiero que veas esto.

Abrió la laptop, presionó la tecla de espacio y dejó que corriera el vídeo. Era Logan entrando a una habitación de hotel, en la habitación se veía todo perfectamente decorado, como si hubiera sido diseñado para una cita amorosa. Globos, flores, y una mesa, dónde había una copa, fue cuando Logan recordó todo.

Había recibido un mensaje de un número diciendo que era Catherine, que lo vería en el dichoso hotel para poder tener una cita y pasar tiempo entre ellos después del nacimiento de su pequeño. Logan sin dudarlo había aceptado, Oscar lo había ayudado a prepararse, quería verse presentable para Cath. Había llegado hora puntual, cuando llegó a la habitación todo era perfecto, realmente su futura esposa se había esforzado. Llevaba una caja de terciopelo en su pantalón, era el anillo que hace tiempo había comprado para Catherine, hoy finalmente se lo daría después de tanto tiempo. 

Miss London & The American Boy. | Logan Sargeant.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora