El precio del amor

solo quédate, te necesito

La verdad estos capítulos me dolerá mucho escribirlos.

Y solo para decir que la mayor parte de estos capítulos se basará en rivers, pues no quiero causar problemas al meterme en casos como estos e incomodar a las personas o incluso que se enojen conmigo por tomar este tema como un juego.

Pero créanme que si hago este tipo de capítulos no los hago para ofender si no más bien para informar...

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¿Conocen ese sentimiento de culpa?

Ya sabes cuándo realmente te sientes mal por algo que hiciste o algo parecido.

Pues ese sentimiento nunca existió en el ser de David...

Incluso se había reído de Ari cuando su celular se prendió y mostró un mensaje de rivers.

“buenas noches amorcito, te amo y perdón”

El se reía mientras Ari sufria, disfrutaba ver a Ari ahogándose en sus propias lágrimas...

Sin ser esperados sus padres y hermana llegaron mucho mas temprano que lo esperado.

El solo se vistió rápido y salió del cuarto de Ari aún con una sonrisa en su rostro.

Las palabras de David se quedaron grabadas en su conciencia.

Es tu culpa por ir vestida así.

Tu novia está con prostitutas, pero el es un hombre ¿y tú estás con otra perra? Que miserables llegan a ser las mujeres.

Se sentia extremadamente sucia, miraba sus muñecas rojas de tanto ser apretadas, sus pechos con mordidas que no eran nada parecidas a las que le dejaba rivers, estás habían sido hechas a la fuerza y con una brusquedad exagerada.

Seguía sin moverse de su cama, solo en ropa interior, escuchando como un carro se iba, supongo que aquellos “hombres” por fin se habían ido...

Se empezaron escuchar como subían las escaleras y entonces Ari por fin tomo fuerzas y se arropó cubriendo su cuerpo.

Entonces Ama abrió la puerta.

—hey Abby. ¿esta todo bien? Juan se comportó más raro de lo normal y rivers regreso a su casa llorando.—Ari no respondió.

—ahora no quiero hablar....¿Podemos continuar la charla después?—Ama estaba confundida. Pero aún así asintio, le lanzó un beso y cerro la puerta.

Se sentía miserable...

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Osvaldo por fin se fue de su habitación dejándola sola, dejando que se hundiera en la música a todo volumen que transmitian sus audífonos.

Hace poco más de cuarenta minutos le mandé un buenas noches a Ari, el cual fue ignorado...

Me dolía tener que dejar que Ama y Osvaldo me vieran llorar pero se me era inevitable.

Ella más que nadie, sabía que Ari básicamente tiene corazón de pollito, que con cualquier sentimiento fuerte puede romper en llanto. Ama le dijo que durante esos días sin comunicación había visto llorar a Ari al menos unas tres veces. Y no se podía ni imaginar que talvez justo ahora esta llorando con un libro entre sus manos o abrazando uno de sus tantos peluches. Lo más probable es que fuera al conejito rosa con blanco que siempre estaba es sus almohadas y era su favorito.

Intentaba pensar en algo más pero las palabras de Juan solo se repetían en su cabeza, el lo sabía...

—¿Crees que no se que te vez con mi novia?