Capítulo 18

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Cole

Estoy en el almacén de Lucas probando las armas y los cuchillos. Lucas es uno de los mejores a quién les confío el negocio de las armas.

—¿Qué te parecen estas muñecas?— Lucas me pregunta con una enorme sonrisa.

—Andrés quiere 700 armas. Necesito que se la envíes a Colombia por agua.— Lucas asiente con la cabeza.

—Así que te vas a casar, vaya Torrance felicidades. Ya pronto se verán nuevos herederos.

Un pensamiento llega a mi mente, Emily. Me imagino a Emily llevando mi semilla dentro de ella, su vientre hinchado con mi hijo dentro.

Suena mi teléfono celular interrumpiendo mis pensamiento hacia Emily, Es Dystran.

—¿Si?— Mis manos empiezan a apretar el teléfono, la rabia, el miedo se sientan en mi. Cometí un error al no quemar a Rubén hoy mismo.

***

Mis hombres hicieron un llamado a Drystan contándole que Rubén arrastró con sigo una mujer. En las grabaciones aparecía Emily, La bilis me sube. En otros momento la adrenalina me hubiera subido por todo mi cuerpo a mil por el deseo de mandar a alguien al otro mundo ya con un plan en mente en menos de 1 minuto.  Existen 3 maneras de hacer las cosas: bien, mal y como yo las hago.

Le dije a Rubén que su muerte será dolorosa si tocaba a Emily, para su suerte yo cumplo con mis palabras. No mataré a Rubén con pistola, no con cuchillos, puede que utilizando mis manos. El error más grande de Emily fue toparse en mi camino, ella puede correr lo más lejos que pueda y yo la alcanzaré y la arrastraré de vuelta, no hay lugar donde ella pueda esconderse sin que yo la encuentre si la persigo.

Parqueo mi auto en el hotel Grand Royal, fue el segundo regalo de mi abuelo, el primero fue un arma. La primera vez que maté fue a los 14 años y desde ese entonces mi abuelo a sumió que después de su muerte yo me convertiría en Don de la mafia italiana. Mi abuelo me convirtió en un arma de matar a sangre fría.

Salgo de mi auto y me dirijo al ascensor y marco el último piso. Me adentro en mi apartamento y veo a Dystran que ya me espera en la sala.

—¿Qué procede ahora señor?— me dirijo al enorme cuadro que hay en la pared del fondo, le doy la vuelta dejándome ver mi colección de cuchillos y armas.

—Voy solo.— me quito saco y por arriba de la camisa me paso el chaleco donde guardo mis almas.

—¿Porqué es que no dejas que 2 o tres de nosotros vayamos señor? para eso estamos— Dystran se posa a mi al lado— lo ignoro y sigo armándome lo más rápido posible.

—Demonios!  Torrance no me me gusta meterme en sus asuntos, pero te estimo como mi amigo. Siento que se está volviendo débil.

Estoy maldita mente frustrado por sacar a mi Emily de ahí y Dystran no deja de sacar su nombre de su maldita boca.

—Maledetto Dystran, per favore smettila di menzionare Emily in bocca— me a cerco al oído de Drystan apretando una de mis navaja contra su garganta— Se continui ti taglierò la lingua e te la farò ingoiare.

Emily:

Me duelen las muñecas de tanto jalar las cadenas, tengo las malditas muñecas magulladas. No dejo de pensar en todas las chicas que pasaron por manos de Rubén.

—Ayuda!!— mi garganta está seca de tanto gritar, al frente de mi hay un cuenco con agua, donde le sirven  comida a los perros.

Necesito salir de aquí, nadie se dará cuenta que desaparecí excepto mi mamá.— ayuda!! Por dios alguien me ayude.

Las lagrimas salen sin parar, mis gritos no los puedo contener, el miedo de lo que me puede llegar hacer Rubén durante mucho tiempo me pone inquieta. En mis pensamientos los demonios me invaden, cuando fui abusada por Fran, los maltratos hacia mi mamá por Fran, la muerte de mi padre.

Escucho unos pasos fuerte acercarse hacia mi, trato de controlar mis gritos, no puedo dejar que Rubén me vea débil ante el.

—Cállate perra, nadie te va a escuchar.— Rubén me agarra de los cabello y me levanta hacia el, empieza a golpearme la cabeza con su puño hasta que ya no puedo contener los gritos.— solo somos tú y yo, nadie más.

—Déjame ir por favor.— trato de alejarme del él pero es imposible.

Rubén me tira al suelo y se agacha frente a mi.— ¿sabes algo Emily?

Su voz se vuelve suave como cuando creía conocerlo, como cuando creí que era un hombre bueno y no un psicópata loco.

—Emily de verdad te quiero, si te portas bien seriamos felices, no te haré daño— Rubén empieza a rosar mis mejillas y juro que estos momentos quiero vomitar.

—Estás loco— mis palabras salen calmadas en susurros.

Rubén se ríe y cuando intenta pegar sus labios a los míos lo escupo en la cara— JODETE.

Rubén sube sus manos para golpearme y cuando estoy preparada para el golpe y cierro mis ojos de golpes, veo a Cole arriba de Rubén cortándole la respiración con sus dos manos, siento que esto es un maldito sueño, mis lagrimas salen con alivio.

Rubén trata de arañar los brazos de Cole pero no puede, hasta que los ojos de Rubén empiezan a cerrar y su respiraciones se vuelve lenta. No le pude ver la cara a Cole hasta que se voltea hacia mi, vuelve  hacia Rubén y buscas entre sus pantalones y saca unas llaves.

—El... ¿está muerto?— pregunto entre lágrimas.

La mandíbula de Cole esta tan apretada y en sus ojos hay odio, todo su cuerpo se ve tenso.

—No puedo creer que en la condición que estás te preocupes aún si está bien o no.—su voz está llena de ira. Mi mirada se dirige a sus ojos y choca con la suya. Diablos este hombre están atractivo, decir que es hermoso es quedarle corto.

—Gracias...

Cole asiente con la cabeza y me carga en sus brazos— No es necesario.— su olor a cedro y a hombre invade  mis fosas nasales, su cuerpo se siente duro bajo de mi.

—Lo es. No, no esta muerto, pero lo estará. Yo me encargo de el.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, miro hacia dónde está Ruben y no siento lastima, solo pienso en las mujeres que sufrieron por culpa de él.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, miro hacia dónde está Ruben y no siento lastima, solo pienso en las mujeres que sufrieron por culpa de él

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Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora