Capítulo 26

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Si me piden fuego, arderá todo.


Emily

—No entiendo. Porqué mierda no quieres que tú madre no lo sepa aún.— Cole soltó con un gruñido mientras se servía un trago.

—Aún no estoy preparada para decirle a mi madre que llevo días teniendo una relación amorosa, con su jefe. El cual si te recuerdo estaba a punto de casarse con otra mujer y ahora me pidió que me casara con el.— Cole encendió un cigarrillo, su mandíbula estaba rígida.

—Una mierda Emily— abrí la boca casi ofendida.—no puedo soportar la idea de que todos e incluso mis hombres te vean como si fueras una...

—Empleada.— terminé por el.— Cole, eres peligroso y todos lo saben. No sé qué papel juegas en todo esto.

—No. Que no te vean como mi mujer. Quiero que todo el puto mundo sepa a quién perteneces, así que lo siento Emily, me vale mierda si tú mamá no lo aprueba, eres mía y mañana cuando lleguemos todos lo sabrán, que serás mi esposa.

Su mirada conecta con la mía por unos segundos estudiándome y luego asintió. Encendió la chimenea y con un asentimiento me invitó a sentarme.

—De acuerdo, te contaré todo.— Cole me subió a su regazo, mi corazón dio un vuelco. Estar en sus brazos es como si supiera que nada malo me pasaría, porque él está aquí conmigo.

—Te.. te escucho.— soltó un suspiro y sus músculos se tensaron de bajo de mi

—Mi familia es de dinero viejo, grandes empresas en más de 15 países para cubrir el lado oscuro.  Mi familia lleva años en la mafia, desde mi retatarabuelos.— cole se sacó un paquete de cigarrillos de los bolsillos y tomó uno en sus labios y lo encendió.

-mi abuelo antes de morir me dejó como Don de la mafia, siempre me preparo a mi y a mi primo por igual para el cargo, a mi abuelo siempre le pareció que yo debería ocupar el puesto porque yo era más frío, el más calculador y bueno para los negocios. A mi primo le tocó ser el de los negocios légales.

Cole volvió a encender otro cigarro  y aspiró todo el humo. Yo guardé silencio mirando el rojo de su porro por unos largos segundos y él también, esperando mi respuesta.

Hoy en la cena vi en la mirada de Cole la misma mirada que cuando Ruben intentó hacerme daño. Me aterró demasiado, a Cole no le tembló el pulso a la hora de disparar y no sintió ningún tipo de remordimiento luego, pero si algo sé es que no le temo a Cole y si lo sé, estoy tan jodida como él, mi alma y cuerpo siempre anheló el lado más oscuro del amor. Me gustó saber que Rubén ya no respiraba, aunque no quise saber al forma en la cual dejo de su último suspiro.

Si Cole Torrance es un ángel disfrazado de diablo el cual me dijo en pocas palabras que me amaba, estoy feliz de demostrarle que tan devota soy.

—El... qué le pareció a tu primo cuando te nombraron Don o qué sentiste tú Cole.— quiero seguir sabiendo más de él.

Su mirada se encontró con la mía y ladeó la cabeza con una sonrisa, Cole apretó sus manos en mi cintura.

—Se puso como la mierda y en cuanto a mi, me gustó.— me quedo absorbiendo cada palabra que sale de sus labio. De repente Cole me agarra por el cuello con un agarre fuerte, pero sin lastimarme demasiado.—Y si por tú mente te está pasando el pensamiento de alejarte de mi, créeme que te encontraré mi reina, hasta debajo de la tierra.

Su reina, no Emily, no su princesa. Su reina.

—Tengo otra pregunta.— esta me la e estado haciendo durante demasiado tiempo.

—adelante mi reina.— sus ojos me miran con curiosidad.

—Porque... porque nunca sueles compartir comida con tú familia. Una de las chicas del personar me dijo que era muy raro que lo hicieras.— Cole apretó la mandíbula.

—hay cosas que es mejor no contarlas.— su ojos se veían vacíos, sin emoción.

—Lo entiendo, solo...— Cole se levantó, levantándome con el y beso mis labios, pero su cuerpo no dejaba de estar rígido.

—Vamos a dormir.— asentí.

Cole

El pecho de Emily sube y baja, están extraño ver a una persona dormir tan tranquila y serena, quisiera encerrarla en una jaula de oro y no dejarla salir nunca, solo para que nadie la dañe.

Esta noche mi mente se fue a un lugar oscuro cuando Emily me hizo la pregunta del cuál no suelo comer con mi familia. Emily es muy sana, no merece saber el desprecio que le tengo a mi madre y por que siempre tengo en mi mente su muerte planeada.

En cuanto lleguemos a Londres me contactaré con mi Doctor para que inyecte algún medicamento o Gonadotropina para restablecer la fertilidad. Necesito que Emily cuanto antes tenga una parte de mi en su vientre, siento que de alguna forma estaría más unida a mi, también necesito cambiar sus píldoras del día después por algunas pastillas dulces, mandaré hacer una réplica exacta. Mi teléfono suena sacándome de mis pensamientos, mis brazos dejan el cuerpo de Emily mientas salgo de la cama sin hacer ruido, no quiero despertarla, hoy tuvo un día jodido: salgo al balcón a tomar la llamada y una voz chillona llena mis oídos.

—Hey te extraño bastardo.— una sonrisa tira de mis labios.

—Demonios.. ¿No pudiste esperar hasta mañana para llamar?.

—Una semana que no sé de ti. ¿Cuándo llegas?

—Mañana ya estoy en Londres.— sigue unos segundos de pausa.

—Te amo Col.— no puedo evitar reírme y sentirme bien.

—Yo también princesa. Duerme y no seas fastidiosa déjame dormir.—Ella juega un papel importante en mi vida.

Una sonrisa tira de mis labios, puedo sentir a alguien tras de mi, tengo años de entrenamientos y eso me ayuda a percibir amenazas.

—Vas estar todo la noche detrás de mi mi reina.— me doy la vuelta observado a mi futura esposa vistiendo con una de mis camisas y su mirada asesina, la polla se me pone dura al sólo verla enojada.

Cuando me lanzo a tocarla una mano choca con mi mejilla y aunque me cuesta aceptarlo ardió un poco. Su mirada se mostró indecisa pero luego la remplazó con enojo.

—Joder! No-me-toques.—no puedo evitar reírme.

Agarro a Emily por el cabello y la lanzo a la cama. Me gusta verla luchar, ella empieza a patear y a gritarme que me aleje, pero logro ponerme entre sus piernas y poniendo sus manos por encima de su cabeza.

—¿Qué pasa mi reina, despertaste de mal humor?— su mirada es severa y eso me gusta.

—¿Quién es?.— una lágrima cae de sus ojos y me acerco a limpiarla con mi lengua y luego la miro con diversión.

—Te juro que si...

—Era mi hermana.— sus mejillas se llenan de calor y la confusión se refleja en su rostro.

—¿Pensaste que yo estaba hablando con otra mujer Emily?.

—Lo siento.— su mirada se desvía de la mía, la vergüenza le quema.

—Oh mi reina, sí que lo vas a sentir.

—¿Qué?.— Empiezo a reír y Emily empieza a forcejear para intentar que la suelte pero ambos sabemos que eso es imposible.

— Cinco latigazos.— muero por hacerla correr con mi cinturón y créeme que quiero dañarla de todas las formas.

—No...

—Si Emily.

Veo la batalla en su mirada y sé que aunque no quiera admitirlo eso le excita.

—Dos.

—Cinco.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora