Capitulo 6

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—Sí, me lo diste en la disco, pero luego tuve que irme —continué—. ¿Qué significan esas letras?

Su actitud cambió repentinamente; se volvió más seria, cerrada y preocupada.

—Es algo personal —contestó.

—Ah, entiendo —asentí.

No sé por qué, pero su respuesta no me convenció del todo.

—¿Te gustan los dragones? Digo, hay un dragón en el brazalete.

—Son lindos.

—¿Lindos?

—Sí, solo eso.

—Ya veo.

Esta chica se estaba volviendo más extraña de lo que recordaba. ¿O tal vez recordaba poco? Bebió más de su cóctel.

—Santiago —pronunció de repente.

Su actitud había cambiado por completo.

—¿Qué?

—Santiago ¿qué?

—Solo Santiago.

—¿No tienes segundo nombre?

—No.

—¿Por qué?

—Mis papás prefirieron ahorrarse el esfuerzo de pensar en uno.

Se rió, y ya parecía más relajada.

—¿Estudias... trabajas? —preguntó.

—Ambas cosas.

—Interesante.

—¡Hola, chicos! —apareció Sabana con Carlos.

—¡Hola! —contestamos.

—Sabana, ¿podemos hablar? —le preguntó ella.

—Claro, ven —dijo Sabana, y se marcharon.

[Naomi]

No dejé que Sabana se sentara y la llevé lejos de la mesa.

—¿Qué sucede, Nao? —me preguntó.

—¿Hiciste lo que te pedí?

—¿Lo de la lista?

—Sí.

—¿Y?

—No aparece en la lista.

Solté el aire que había estado reteniendo.

—¿Estás bien? Te noto estresada.

—Santiago era quien tenía el brazalete. Se lo di la noche del club, y no le dio tiempo de devolvérmelo porque se fue.

—Oh, mierda.

—¿Había algún Santiago en la lista? No tiene segundo nombre.

—Ah... ahora que lo mencionas, sí.

—¿Santiago qué?

—No recuerdo el apellido. ¿Qué apellido tiene él?

—No le pregunté; podría levantar sospechas.

—Cierto... —asintió, pensativa —Bueno, con el nombre me basta. Revisaré la lista nuevamente y buscaré su código.

—El código. Así podrás ver su historial y la foto —chasquee los dedos.

—Exacto - asintio —¿Crees que sea uno de ellos?

—Realmente no lo sé. No se ha levantado de la mesa y me ha preguntado por las letras del brazalete.

NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora