Capitulo 23

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Listo, lo dije. El solo alzo las cejas por la sorpresa.

- ¿Llego a pasar? - pregunto.

- No.

- ¿Querías besarlo?

- No - dije indefensa, nose a donde llegaría esto.

- Entonces no hay problema - finalizo.

¿Qué? ¿No se iba a molestar? ¿Quién era este chico?

- ¿No te vas a molestar? - pregunte anonadada.

- No ¿debería hacerlo, acaso? - pregunto parándose.

- Bueno... pensé que reaccionarias de otra manera.

- Naomi, Zacarías te desea, podría haber intentado algo peor - comento guardando los papeles en el estante.

- ¿No te preocupa el hecho qué lo vuelva a intentar?

Se volteo hacia mí.

- Si lo vuelve a intentar, personalmente iré a romperle la cara - dijo tranquilamente - Además, confió en ti.

Oh.

- Sé que no lo permitirías.

Asentí y ambos caminamos nuevamente al escritorio.

- Bueno - suspire - Ya descubrimos su plan y no tiene porque afectarnos - comente y le tome la mano.

- Con respecto a eso, creo que lo mejor es mantenernos bajo perfil durante un tiempo.

¿Qué?

- ¿Qué quieres decir?

- Separarnos - soltó en seco.

- ¿Qué? - solté su mano y me pare nuevamente, histérica - ¿Qué te pasa Alan Mortiz? Primero me dices que ya todo está bien y ahora que prefieres dejar las cosas hasta aquí.

- Reconsidere las cosas y prefiero estar 100% seguro que Zacarías no te pueda hacer nada.

Es la estupidez más grande que había oído.

- ¿Estás hablando en serio? - pregunte sorprendida.

El hizo una mueca.

- ¿Pretendes darle a Zacarías lo qué quiere? - estaba estupefacta.

El no decía nada, no paraba de mirarme de arriba abajo ¿Qué acaso tenía un mono guindado?

- ¿Alan? - me empezaba a desesperar.

- Lo siento - movió la cabeza como aclarando su vista - Solo que... no puedo dejar de verte, estas muy hermosa.

¿Qué? ¿Acaso escucho algo de lo qué le dije? Sin embargo su halago me logro ruborizar. El se levanto y en menos de 5 segundos lo tenía frente a mí, muy cerca, me tomo por la cintura y me pego aun mas a él, eso me dio un vuelco, mi respiración se agito y moría por un maldito beso ¡BESAME YA!

- Y tienes razón, no le voy a dar a Zacarías lo que quiere - me apretó aun más hacia el - Justamente lo que él quiere, es mío y lo que es mío, no lo comparto con nadie.

Y al fin, me beso, esta vez de manera ruda ¡Dios! Al fin, mi cuerpo se destenso y logre sentir calor, nuestro calor, el beso se alargo, teníamos tanto sin esto, era justo y necesario, caminamos hasta nose donde, pero sentí algo frio detrás de mí, una pared, me acorralo y seguimos en lo nuestro, bajo hasta el cuello y luego volvió a mi boca. Paro, tenía la respiración entrecortada.

NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora