Capitulo 84

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- ¿Qué me dices, me permites esta primera vez?

Mi corazón iba a explotar de felicidad, me sentía como en un sueño.

- Si... - susurre.

Me planto un beso y me fue adentrando a la habitación, no tenía ni idea de que música estaba sonando pero era preciosa, a lo poco que podía oír, ya que mi mente estaba entregada a Santiago. Olía a flores y vainilla. Quedamos frente a la cama y poco a poco me fue bajando la cremallera del vestido, ceso nuestro beso y me volteo suavemente, bajo mi vestido y lo saco del paso, acto seguido fue besando mis hombros a paso lento.

- Blanco, otra novedad – comento refiriéndose a mi ropa interior – Aunque creo que me gustas más de negro.

Oprimí la risa, mordiendo mi labio y el soltó mi sujetador. Acaricio mi espalda.

- Voltéate – pidió.

Me miro de pies a cabeza, al quedar nuevamente de frente a él.

- Una muy bonita imagen – comento – Los tacones quedan perfectos para la ocasión, pero esta vez prefiero quitarlos, siéntate por favor – pidió.

Me senté en el borde de la cama, el elevo una de mis piernas y la fue besando, hasta llegar a mi tobillo, saco con cuidado el tacón e hizo el mismo movimiento con mi otra pierna. Se paro, se quito la camisa y luego el pantalón. Se vino pausadamente sobre mí en un beso y nos acomodamos en la cama que estaba cubierta de pétalos. Nuestro beso se alargo, entre caricias, mordidas y pequeños placeres a flor de piel, hoy todo era más romántico, más suave, esto era embriagador. Mi cuello, pecho y estomago estaba totalmente asechado por sus caricias y besos, sus pulgares jugando con mis lunares, y mi boca llena de su aliento. Yo me retorcía debajo de el, sentía más placer, más deseo y la dulce melodía que me invadía cada centímetro de piel.

- La música es preciosa – comente.

- Quiero que cada vez que la escuches, recuerdes este momento.

Volvió a besarme y me pidió que me volteara.

- Tu dragón desnudo siempre me ha parecido sexy – comento y fue directo a besarme cada rincón de la espalda.

Hoy era mejor que ayer, pero por supuesto, esto era hacer el amor, sentirnos uno al otro en todos los sentidos.

- Me encantas – susurre recostada boca abajo y embriagada de sus caricias.

- Tú me fascinas – respondió y siguió besando mi espalda – Voltéate por favor.

Lo hice y la música cambio, era una melodía peculiar y familiar, preste un poco de atención sin parar de besarlo y vino a mí como rayo que cae a tierra. Nos separe.

- Esa es la canción – comente – La de la posada, del día que me pediste que fuese tu novia – dije con entusiasmo.

- Así es – asintió sonriente.

- ¿Cómo supiste cual era?

- Le pregunte a mamá.

- ¿Y cómo se llama?

- One Last Night de Vaults

Sonreí más que complacida por el detalle y seguí besándolo, esta vez se deshizo de mis pantis y de su bóxer, busco el preservativo y se lo coloco.

- Quiero verte sentir – tomo mis manos y las posiciono por encima de mi cabeza, reteniéndolas con una sola mano, dejando mis pechos totalmente expuestos hacia el – Y aquí puedes gritar todo lo que quieras.

NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora