Capitulo 33

153 11 2
                                    

- ¿Estabas sola?

Yo no estaba preparada para decirle que no, que estaba con otro chico que le gustaba.

- Si - mentí.

- ¿Atacaron al vendedor de comida?

- Si, bueno, porque estaba ahí parado.

- Esto es muy raro y que hayan venido hasta tu casa, empeora las cosas.

- Lo sé.

- ¿Por qué me llamaste a mi primero y no a Zacarías?

- Quería contártelo primero.

- ¿Por qué?

- No lo sé, confió en ti - dije indiferentemente.

Pero era la verdad, confiaba en el, más que nunca.

- Tienes que llamar a Zacarías y contarle.

- Lo sé, todo eso será un fastidio.

- Tendrán que registrar toda la casa.

- No oculto nada.

- ¿Nada?

- Nada Alan, lo prometo.

- Está bien, confió en ti.

Le di una mirada fugaz y las cosas se pusieron más tensas.

- ¿Estás bien? - pregunto.

- Lo estoy, ahora - comente.

Estaba un poco mejor, eso había sido una locura y tenerlo aquí acompañándome y cuidándome era... era agradable.

- Gracias por venir - dije tímidamente.

- De nada - se acerco a mi frente y dudo pero al final lo hizo, beso mi frente.

Un beso fraternal, un beso que no conllevaba nada de lo que a simple vista era, una amistad, solo eso. 30 minutos después, mi casa estaba llena de los del clan, Zacarías y Sebastián se habían unido a Alan, estaban reunidos hablando, mientras el resto del grupo revisaba toda la casa y sus alrededores. Les explique con lujo y detalle lo sucedido, una y otra vez, esto era muy pero muy extraño.

- Guess - dijo Zacarías, habían terminado de registrar toda la casa.

Le pedí que fuese todo muy rápido porque mis padres llegarían en cualquier momento.

- Por favor descansa, el lunes a primera hora nos reuniremos- dijo Zacarías.

- Si señor - dije.

- Todos fuera - grito.

- Guess, que te mejores - dijo Sebastián y se marcho.

- Cualquier cosa, tienes mi numero ¿Ok? - dijo Alan llegando a mi - Me preocupa el dejarte aquí.

- Mi familia llegara en cualquier momento, no estaré sola.

- Igual, me preocupa aun más que puedan volver atacar.

- No creo que lo hagan.

- Eso espero, cualquier cosa llámame, por favor - suplico.

- Está bien.

Se marcho junto a los demás, corrí escaleras arriba para maquillar mi herida y algunos rasguños que tenia. Media hora después, todos volvieron y nadie sospechaba nada. Todo había quedado como antes de que llegara Santiago.

NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora