Capitulo 86

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¿Qué rayos? ¿Esto era un sueño, cierto? No podía estar pasando en la vida, real, imposible, no ocurre dos veces en la vida que un mismo chico te pida matrimonio dos veces.

- Elías... - ni siquiera sabía cómo reaccionar – Yo estoy con Santiago.

- Naomi, te dije que para mí, nos quedamos en ese punto, no hay más, no existe nadie más – dijo seguro de sí mismo.

Mi vista se divida entre, el anillo, el piso, me estaba afectando.

- Mira, sé que es muy apresurado y todo – tomo mi mano y dejo el anillo en la palma – Tienes mucha información que digerir y procesar, piénsalo unos días y cuando tengas una respuesta búscame, pero por fa, piénsatelo bien, es todo o no es nada – acato – Volvamos.

Tome el anillo y lo guarde en mi suéter ¿Qué había ocurrido? El camino de regreso fue en silencio, no tenia noción del tiempo, solo sé que quería una cama, dormir y olvidarme de lo que acababa de pasar, necesitaba mis horas de sueño. Pero mis sueños fueron básicamente Elías y Santiago, el pasado y el presente juntos, ligados ¡No!

Al despertar, me quede viendo fijamente el techo... la mejor mancha para analizar y reflexionar, por un lado estaba feliz y alegre de que la verdad saliera a la luz, de nuestra conversación pero sobre todo que me haya pedido perdón, era el viejo Elías, mi Elías. Pero por otro lado, estaba mi vida después de Elías, donde entraba mi Santiago, no quería ni podía lastimarlo. Volver hacia atrás era una locura, los dos habíamos cambiado mucho y tal vez podrían volver los mismos sentimientos pero yo era una mujer totalmente diferente, aunque en el fondo sabía que si me volviese a enamorar de él, seria de la misma forma, no era cualquier hombre. Maldición Naomi deja de pensar en Elías y darle vuelta al asunto, la respuesta era clara y concisa, No. Le mande un mensaje de buenos días a Santi, seguro seguía dormido ya que eran las 7:05 y era Sábado.

Me levante y seguí la cotidianidad del día, primero llamaron a reunión y al entrar en la biblioteca me tope con tres miradas distintas, un líder que me miraba con desprecio, otro que me miraba desde su seriedad y una vieja mirada de buenas días, esa última me estremeció y me hizo sentir viejos gusanitos achantarse en mi estomago, respire hondo, definitivamente algo había cambiado. La reunión fue breve y luego fuimos a desayunar, me senté con mis compañeros, ellos terminaron de comer rápido porque tenían intensivo con Zacarías, solo de pensar en que tenia intensivo con Alan, deseaba tanto pertenecer al grupo de Sebastián, el único que nunca ha tenido nada que ver conmigo ¡Dios! Seguí comiendo acompañada de la bullaranga de la gente.

- Buenos días – dijo Elías pasando por el frente y guiñándome el ojo.

Joder, lo estaba haciendo, estaba coqueteando, quería jugar con mi mente y confundirme, pero puede y sabe como atraparme. Naomi céntrate. Al finalizar mi comida fui a mi propio intensivo.

- Llegas dos minutos tardes – exclamo Alan, al verme llegar al patio.

- Oh, lo siento me quede hasta tarde resolviendo viejos problemas personales – dije con sarcasmo y una pintoresca sonrisa.

- ¡EN ORDEN! – exclamo.

Al finalizar nuestro entrenamiento de dos horas, me bañe y ayude a limpiar las armas, en la noche había quedado con Tony y Sabana de salir a comer y beber, les contaría lo de Elías y quería oír sus opiniones. Nos encontramos en Dukis, un Bar – Restaurante al este de la ciudad, pedimos una mesa al aire libre, ubicada en una de las esquinas.

- ¡Salud! – dijimos al unisonó y chocamos nuestras copas.

- Por los viejos tiempos – acate antes de beber de mi copa.

NaomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora