Capítulo 9: Tú y yo

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Cuando todavía éramos pareja, recuerdo que Dean tenía un grupo llamado la 2F. Magnelia era la colíder de ese antiguo grupo cuando éramos jóvenes. Aunque no creo que esa 2F tenga algo que ver con esta 3F, pues ese grupo se dedicaba a defender a la gente que lo necesitaba, mientras que la 3F es una organización criminal.

Hablando de la 2F, recuerdo que ahí estaba un chico llamado Julius, que era muy amigo de Andria y Dean... ¿Qué habrá sido de ese chico?

¿A quien diablos se referían cuando hablaban de la Magna Líder?

—Buenos días, Mia —me despertó Andria —. Quinia te necesita para unos asuntos.

—Hola Andria. Pues ahora me preparo —dije —. ¿Crees que podamos hablar en lo que desayuno?

—Claro Mia, lo que tu quieras. —aceptó.

Nos fuimos a la cocina. Ahí, Andria me preparó un tazón de cereales. Mientras yo desayunaba, ella se encendió un cigarro.

—Dime Mia, que quieres hablar. —Andria le dio una calada a su cigarro.

—¿No te caigo mal, Andria? —la pregunté incómoda —. Cuando éramos jóvenes, nos llevábamos a matar.

Andria soltó una carcajada.

—No tendría sentido que te odiara por cosas que pasaron hace diez años —respondió —. Las cosas cambian, Mia.

Tiene razón, aunque también hay algunas cosas que nunca cambian...

—Hasta ahora lo que me has demostrado es que eres una buena persona —sonrió —. Eso es todo lo que importa ahora.

Estuvimos un rato más hablando, hasta que yo me terminé los cereales. Cuando me levanté, nos dimos un buen abrazo, enterrando por completo el hacha de guerra.

—Pues Mia, cuando estés preparada baja al portal —me indicó —, Quinia te está esperando.

Me vestí, me peine, me arreglé un poquito y bajé al portal, donde estaba Quinia esperándome sentada en la puerta.

—¡Hola Mia!

Quinia me abrazó.

—¡Me alegro mucho de verte! —sonrió.

—¿Qué tal estás? —la pregunté —. ¿Cómo está Simeon?

—¡Muy bien! —respondió —. Shyna se ha quedado cuidándole.

—¿Y que era lo que necesitabas de mi? —la pregunté.

Quinia sonrió incómoda.

—Como ni Simeon ni Shyna pueden acudir a una reunión, vamos a hacerles el favor yendo nosotras —se rascó la cabeza —. Es con Delta, les vamos a comprar armas.

Me sorprendí en sobremanera. ¿Para que quieren comprar armas?

—¿Para qué queremos armas? —pregunté.

—Queremos armas para darle su merecido al calvo —dijo, refiriéndose a Pinyan —. Y por Fei, el comandante loco.

—¿Qué pasa con Fei? —pregunté —. Ha estado muy tranquilo últimamente.

—Eso es lo que tú piensas, Mia —suspiró —. Ha ejecutado a los sesenta integrantes de una organización criminal de la región.

Ese comentario hizo que se me helara la sangre. Ese tal Fei no tiene limites... ¿Quién no me dice que nosotros no seamos los siguientes?

—Bueno Mia, vamos a la reunión. —dijo Quinia, metiéndome prisa.

Me monté en la moto de Quinia y fuimos a toda velocidad hacía un bosque remoto. Al llegar al bosque, Quinia aparcó la moto, y andamos un poco hasta habernos alejado considerablemente del camino de tierra donde dejamos la moto.

Un pasado sin resolver (EN REFORMAS, ACTUALIZADO SOLO HASTA EL CAP 13)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora