Capítulo 31: La última cena

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Después de una operación complicada, el cuerpo necesita un gran festín para recuperar todas sus energías al completo, y eso es justo lo que nos prepararon nuestros amigos.

Me senté presidiendo la mesa, y di inicio al banquete. Había algunas personas como Shyna que tenían el estómago completamente cerrado y no comían nada. Hailey, por su parte, estaba engullendo la comida que parecía un animal más que un ser humano.

Alcé la mirada del plato para mirar a todos los que estaban cenando en la mesa.

Oye chicos... ¿Dónde esta Rider? — Pregunté.

¿Rider estaba? — Preguntó Hailey extrañada. — Creo que no le he visto desde que salisteis de la cárcel

Pues ahora que lo dices, creo que en la furgoneta ya no estaba... — Dijo Octavian.

¿Quién es ese Rider? — Preguntó Roco. — ¿Un amigo vuestro? Si se ha escapado, debemos encontrarle y tener cuidado de que no se le suelte la lengua...

No Roco, te equivocas. — Dije con suma tranquilidad. — Rider no es de los que van por ahí contando cosas...

A mi todavía no me habéis explicado que hace Roco Hernández aquí. — Señaló Dean. — ¿Y que es eso del exilio que me estabas comentando antes, Mia?

Digamos que, a cambio de ayudarles en quitar de en medio a Mitshelle y Fei, ellos nos exiliaban a otro lugar perdonando todos nuestros crímenes. — Dije. — Un lugar en el que podremos empezar de cero al fin, Dean.

¿De verdad? ¿Y de que lugar se trata? — Pero nadie pudo contestar esa pregunta de Dean.

Todos nos quedamos en silencio, y observamos a Roco como si fuéramos unos lobos hambrientos acechando a un pequeño corderito.

¿A donde nos vas a exiliar, Roco? — Abrí mis ojos.

Bueno, pues... A la isla de Reikiari. — Roco trató de contener la incomodidad que estaba sintiendo en ese momento.

¿La isla de Reikiari? — Dijo Shyna. — Querrás decir, la isla gélida de Reikiari.

Roco... Deberías de habernos explicado las condiciones del exilio antes de que ejecutáramos la operación. — Mi expresión se tornó amenazante.

Bueno... Tampoco me preguntasteis... — Roco se sentía demasiado intimidado como para mirarme a los ojos. — ¡De haberlo hecho, os lo habría dicho sin problema!

Bueno. — Suspiré y miré al suelo. — Supongo que no tiene solución.

Y seguimos comiendo. Ñam, ñam, ñam, ñam... Realmente, teníamos demasiada hambre. Si no, Roco no se habría ido de rositas tan fácilmente...

Mientras todavía estaba comiendo, Dean se acercó a mi oído para susurrarme algo.

Mia... ¿Y si la comida esta envenenada? — Me susurró al oído.

No puede ser. Todo había salido demasiado bien. Como no he podido darme cuenta antes... ¡Roco es un traidor!

Mia, era una broma... — Me dijo Dean. — ¿Estás bien? Estás hiperventilando...

Aunque lo haya dicho en broma, es una posibilidad más que factible.

¡Tengo que escapar de este sitio!

Tranquila, Mia. — Dean posó su mano en mi pierna. — No te alteres...

Siempre que Dean posaba su mano en mi pierna, me sentía tranquila. Recuerdo que llego un momento en el empecé a sentir su mano como otra parte más de mi cuerpo.

Pero aún así... ¿Por que de repente ha aparecido toda esta paranoia en mi mente? Yo antes no era así...

Bueno... ¿Habéis terminado de cenar? — Nos preguntó Roco.

Un pasado sin resolver (EN REFORMAS, ACTUALIZADO SOLO HASTA EL CAP 13)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora