Gigi
Ya han pasado algunos días desde que el neandertal vino a verme, no he sido capaz de ver el correo que me envió, a pesar de que sé exactamente que emergerá al darle clic, simplemente quiero actuar como si él no existiera hasta que su presencia en mi habitación sea algo tan inevitable que simplemente no me quede de otra que soportarlo.
Desde que él apareció en mi habitación y en mi vida, la ha desequilibrado, sacándome de mi perfecta paz y llenándome de dudas y pensamientos que nunca antes habían sido concebidos en mi mente, de alguna forma yo cambiaba día a día y eso no me gustaba, pero ciertamente los cambios son necesarios, ya sea para mal o para bien.
Ahora se generaban constantes pensamientos en mi mente que comenzaban con un "¿Y sí...? O con un "¿Cómo sería sí?", fantasías que siempre intente evitar, porque ciertamente aquí dentro no puedes permitirte soñar con cosas que otras personas dan por sentada, como planificar el ir a la universidad a estudiar aquella carrera con la que tanto has soñado, conseguir el trabajo con el que te sentirás conforme el resto de tu vida, enamorarte al chocar tu carrito del supermercado con el posible amor de tu vida o algo tan simple como salir a por un helado con amigos. Me preguntaba cómo sería vivir bajo la misma luz del sol que ilumina el rosal que veo cada día desde mi ventana, lo que generaba la siguiente pregunta luego de cada fantasía de libertad: ¿Está bien soñar con cosas que posiblemente jamás lleguen a ocurrir?
- ¿Qué miras, ponquecito? – Me pregunta mi padre, el cual cada vez veo menos porque sus compromisos sociales y laborales los han mantenido a él y a Cordelía lejos de casa este año. - El rosal de tu madre. – Se responde él mismo con un ligero suspiro.
- ¿Cómo era ella? – Pregunto sin despegar mi vista del rosal, por alguna razón, este punto frente a la ventana se ha convertido en mi lugar favorito para pensar, la vista del rosal es preciosa, sin contar que más allá se logra ver parte de un bello estanque en el que durante el verano patitos y otras aves vienen a refrescarse.
-Muy parecida a ti. – Responde yendo a por un bonito marco de plata en el que Nana Beet coloco una foto de mi madre, en la cual luce justo de mi edad. - Mira. – Dice entregándomelo.
- ¿No la extrañas? – Pregunto al fin poniendo mis ojos en él, me impresiona lo mucho que Archie se le parece, pero con los bellos colores de Cordelia. – Disculpa. – Digo antes de que responda a mí pregunta, ciertamente el pensar en Archie me hacía lamentar haberla formulado, tal vez hubiese perdido a mi madre, pero de alguna manera estaba conforme con la familia que mi padre había construido para mí.
-Está bien, no tienes porqué disculparte. – Dice ofreciéndome una blanca sonrisa teñida de tristeza. – Tu madre era muy obstinada, nada podía impedirle cumplir sus sueños, ni la muerta lo logro. – Añade parándose justo a mi lado frente a la ventana, con la vista clavada en el rosal.
-Suena maravillosa. – Digo aferrándome a su brazo y colocando suavemente mi cabeza en él. – Quisiera haberla conocido.
-Yo también. – Responde. – ¿Tu eras su más grande sueño, lo sabías? – Pregunta apartándose un poco para mirarme a los ojos. – Fuimos a muchos médicos, ninguno le daba esperanzas de soportar un embarazo, pero ella estaba decidida a tenerte, un día simplemente todo ocurrió, fuimos con el Dr Smith, el cual nos dijo que lo mejor sería terminar con el embarazo por el bien de tu madre, ella simplemente se negó a todo aquello, estaba decidida a tenerte y nadie se lo iba a impedir, yo por mi parte no le iba a impedir tener a nuestro hijo, así que la apoye en todo y oculte mis miedos en los rincones oscuros de esta casa. – Empezó a relatarme.
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Un Paso Hacia La Luz
Teen FictionGeorgina "Gigi", ha sufrido una gran humillación pública, lo que la ha llevado a padecer una terrible fobia al exterior (Agorafobia). Cada segundo de la vida de Gigi está organizado en lo que ella llama "La Agenda del Grinch", la cual (según ella) e...