Capitulo 28

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                                                                                           Ethan

No importaba que tanto intentase ocultarlo, yo era capaz de ver que algo ocurrido en el baño había alterado su ánimo. Pero no iba a preguntarle, aunque deseaba hacerlo.

- ¿Me llevas a casa? – Pregunta dándole un último bocado a su pizza luego de un prolongado silencio.

-No. – Respondo. – Tengo una sorpresa para ti, pero debemos esperar un poco.

En un estacionamiento ubicado a unos 30 minutos de aquí, los fines de semana unos chicos proyectaban películas. Por azares del destino y un pequeño soborno de mi parte, logre conseguir que proyectasen "Orgullo y Prejuicio", la cual seguramente sería del agrado del monstruo, ya que el día que nos conocimos pude ver ese pretencioso libro en su estante. No me importaba sufrir todo lo que durase aquella película, siempre y cuando ella estuviese junto a mí.

- ¿Qué clase de sorpresa? – Pregunta dirigiéndome una mirada curiosa.

-Una sorpresa. – Respondo con una sonrisa.

- Eso no es una respuesta. – Dice frunciendo el ceño, me encanta cuando lo hace, su nariz se arruga un poco y junta sus cejas, haciendo que sus ojos se afilen.

Dimos un par de vueltas mientras se acercaba la hora de ponernos en marcha para la función. Es un poco duro mantener la atención de alguien como el monstruo. Intentar llenar años de expectativas que seguramente fueron formadas por las fantasías de muchos autores. Yo no era ningún príncipe azul a caballo, pero ella si era una princesa, una princesa que vivía en un enorme palacio. Pero yo no iba a rendirme, yo iba a intentarlo todo para ganarme su cariño, para que esos hermosos ojos se mantuvieran fijos en mi por el resto de nuestras vidas.

-Ya es hora de marcharnos de aquí. – Digo tomando su mano para dirigirnos a mi auto.

- Si no piensas decirme a dónde vamos. – Empieza a decir cuando ya hemos salido del centro comercial. – ¿Al menos puedes decirme si estoy adecuadamente ataviada para la ocasión?

-Tu siempre estás perfecta, Gigi. – Respondo deteniéndome en medio del estacionamiento, aun con nuestras manos entrelazadas. – Al menos para mí. – Agrego tirando un poco de su mano para acercarla a mí.

- He leído tantas veces esa frase que me resulta ridícula de escuchar. – Dice chasqueando la lengua. Aunque no puede ocultar que un suave rosa ha teñido sus pálidas mejillas, lo cual me tomo como un punto a mi favor.

-Sí... Claro. – Digo luego de que ella siguiera la marcha, haciéndome caminar tras ella. – "Ridícula". – Musito.

Camino a la función, ya había anochecido, las estrellas empezaban a brillar débilmente en el cielo y solo la luz de la luna era lo suficientemente intensa como para sentirse amenazada por las luces de la ciudad. El monstruo permanecía callado, ausente. No despegaba la vista del camino, estaba inmersa en sus pensamientos.

-Bien. – Le suelto deteniendo el auto en un muy oportuno lugar. – Me vas a decir lo que ocurrió en ese baño.

-No pasó nada. – Responde.

-Entraste en ese baño siendo mi ponquecito. – Digo para intentar hacerla reír. – Y saliste convertida en una chica zombi.

-Solo es una estupidez sin importancia. – Dice.

-Necesito que confíes en mí. – Digo luego de un momento de silencio. Me inquietaba no saber que la había puesto así. Necesitaba saberlo, necesitaba remediarlo, necesitaba devuelta a mi monstruo.

Un Paso Hacia La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora