Capitulo 11

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                                                                                               Ethan

El monstruo se niega a confirmar nuestra cita semanal, actitud que está muy lejos de sorprenderme, de todas maneras, a las puertas de su guarida está ya la señora Razzini esperándome como de costumbre.

-Siempre tan puntual, Dr Russel. – Dice la ancianita con su habitual alegría. – Mi niña seguramente ha de estar esperándolo, hace un momento la vi y ya estaba perfectamente vestida para recibirlo. – Asegura.

-Eso espero. – Respondo. - ¿Están los señores en casa? 

-Sí. – Responde la señora Razzini a mi pregunta. – ¿Ocurre algo con mi niña que necesite informarles o no está conforme con algo en particular? – Pregunta un poco intrigada.

-De alguna forma tiene que ver con ello. – Respondo. - ¿Puede arreglarme una entrevista con ellos? 

La señora Razzini me dirigió por un camino nuevo en la mansión, no muy diferente al pasillo donde se encuentra la mazmorra del monstruo, a mitad de este me pidió aguardar un momento y se desvaneció tras un giro en alguna esquina, yo simplemente me quede esperando y mirando por una de las ventanas el jardín, jardín que seguramente el monstruo hace mucho tiempo no tiene el placer de observar, ya que está al frente de la casa y la vista de su habitación da a la parte de atrás, el cual no es menos bello gracias al rosal que se mira desde su ventana.

-Mis señores pueden recibirlo en el despacho. – Dice la señora Razzini y señalándome con su mano extendida el camino a tomar.

Amablemente me guía por el camino donde se desvaneció la primera vez, terminando el recorrido por los pasillos frente a una gran puerta de madera tallada en relieve, la señora Razzini toca dos veces, la voz de la señora Percy al otro lado de la puerta nos da autorización de pasar.

El interior de aquella habitación era una especie de biblioteca-despacho, libreros con sus ocupantes en el interior era lo único que se podía ver, la madera oscura era iluminada por la luz proveniente de grandes ventanales, el techo abovedado era algo que le otorgaba a la habitación una sensación histórica, como si de un momento a otro hubiese saltado a una de las páginas de Orgullo y Prejuicio, o lo que sea que lea el monstruo.

-Es un gusto verlo de nuevo, lamento no disponer del tiempo para acompañarles en cada una de sus sesiones con Gigi, Dr Russel. – Dice la señora Percy extendiendo su mano hacía mí para estrecharla con la mía en un saludo gentil, pero lo único en lo que puedo pensar es que el monstruo tiene un lindo apodo por el cual me gustaría llamarla alguna vez. - Mi esposo lo espera. - Agrega mientras me da un breve recorrido por el lugar.

Al subir unas anchas escaleras posiblemente elaboradas en la misma madera oscura con la que se creó cada uno de los muebles del lugar, llegamos al despacho del señor Percy, bustos de filósofos y personajes históricos, un globo terráqueo, mapas, un enorme cuadro del señor Percy justo detrás de él, el cual está absorto leyendo el periódico cómodamente sentado tras su escritorio, al caminar hacia él, me pregunto si estas personas se darán cuenta que viven en un mundo que nosotros los mortales solo somos capaces de ver en Netflix o alguna de tantas plataformas que gradualmente han sustituido a la TV por cable.

-Usted debe ser el Dr Russel. – Dice alegremente el señor Percy, ofreciéndome su mano. – ¿Y cómo va mi ponquecito? – Pregunta con una sonrisa, y yo intentando contener la risa pienso: ¿Ponquecito?, él llama a ese monstruo devorador de almas humanas "Ponquecito", bueno... Es su padre, todos los padres ven en sus hijas princesas de cuentos de hada.

-Estamos trabajando en ello, Señor Percy. – Respondo. – Pero hay un asunto que quisiera tratar con usted y la señora Percy.- Agrego intentando mantener la compostura.

Un Paso Hacia La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora