Capitulo 25

5 3 0
                                    


                                                                                        Ethan

Mi cita con el monstruo resulto tal cual esperaba. No hizo ningún comentario ofensivo a mi humilde departamento, lo cual era mi mayor preocupación, el gatito fue bautizado con un nombre ridículo gracias a ella y no hizo ninguna observación con respecto a la comida, lo que indica que fue de su agrado – seguramente muy a su pesar, admitir que he hecho algo bien no es parte de sus cualidades – y yo me había ido a dormir con una sonrisa para despertar con esa misma a la mañana siguiente, la cual sorprendió mucho a Agatha en lo que cruce el umbral del consultorio, ya que no tenía aquella cara de "Oh, no... Es lunes" habitual en mí.

- "Esa", solicita tu presencia en la oficina de Papi. – Logro escuchar a Agatha al presionar el botón de altavoz. – Dice que es urgente. – Añade con cierto tono de disgusto.

Sabía perfectamente a que se refería, debía ir a la oficina del padre de Lori. El Dr Richards. Quien era un hombre bastante agradable, con una risa fácil y aquel cliché de todo padre por hacer chistes malos y reírse de ellos. Su oficina estaba ubicada en el área administrativa del hospital, la cual se encontraba en el último piso. La lata de sardinas que es el ascensor me llevo rápidamente hasta esa área del hospital. La cual me la imaginaba como un especie de cielo por su molesta luz blanquecina sobre paredes y baldosas blancas, el personal correteando de un lugar para otro, como te imaginarias a los ángeles en alguna emergencia que implicaba el salvar a los humanos de si mismos. Al verlos me preguntaba si en la infancia alguno de ellos pensó que su vida iba a terminar de aquella manera o si alguno podía decir que era feliz con las elecciones que habían tomado para terminar así.

-Ethan, muchacho. – Exclama el Dr Richards al verme cruzar la puerta. Lori se encuentra justo detrás de él, mirándome con algo de vergüenza y timidez.

-Es un gusto verlo. – Le saludo devolviéndole la sonrisa apretada.

-Necesito un favor de ambos. – Dice tomando la mano que Lori tenía puesta sobre el respaldo de su silla de oficina, para indicarle que se pare junto a mí. – Necesito que se encarguen de darles un recorrido por el hospital a los nuevos. – Nos dice sin dejar de sonreír.

-Puedo hacerlo yo sola. – Responde Lori con la mirada clavada en el suelo. – Ethan seguramente tiene cosas que hacer y él no está familiarizado... – Intenta proseguir antes de ser interrumpida por el Dr Richards.

- ¿Tienes algún inconveniente con acompañarla? – Me pregunta el Dr Richards mirándome fijamente. - ¿Tienes ocupada las próximas dos horas? – Entrelaza sus dedos para sostener con ellos su canosa cabeza.

-No, señor. – Respondo. – Cuente conmigo.

Aunque no estaba muy feliz con el hecho de que debía acompañar a Lori, no me sentía en posición de negarle algo al Dr Richards, menos si ese algo era una tarea tan sencilla, solo debía permanecer en silencio junto a Lori, mientras ésta les explica a los chicos de nuevo ingreso lo miserables que serían sus vidas a partir de ahora. Espero que hayan dormido lo suficiente en su infancia y adolescencia, porque dormir 8 horas se convertirá en la fantasía recurrente de tiempos pasados.

-Juro que esto no fue idea mía. – Dice Lori cuando ya hemos salido de la oficina de su padre. – Ya le había dicho que podía sola.

-No me importa. – Respondo deteniéndome en medio del pasillo. – Aunque esto fuese una artimaña tuya, te digo de una vez que es inútil. – Le suelto reanudando la marcha.

Ambos permanecimos en silencio el trayecto al vestíbulo, donde nos esperaban aquellas pobres almas que no eran consciente de la decisión que habían tomado, pero si ellos estaban dispuestos a sacrificarse por el bien de la mayoría, quien era yo para detenerlos. El grupo estaba conformado por 8 personas, 4 chicos y 4 chicas, unos años menores que nosotros, era evidente lo emocionados que estaban, una chica bajita de gafas no dejaba de mirar todo como si acabase de llegar a Oz y los monos voladores estuvieran a punto de salir por alguna puerta.

Un Paso Hacia La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora