Gigi
La sensación de soledad a la que tanto me había acostumbrado se había vuelto un anhelo esta última semana. Karen me visitaba o llamaba en caso de no poder apersonarse, incluso un día se apareció con el resto del grupo a excepción de Samantha, quien según se encontraba cumpliendo algunos compromisos, los cuales fueron esclarecidos al sentarnos todas en el recibidor. Nada interesante, solo se trataba de que Samantha se veía con aquel chico ciertos días a la semana, así que asumí que su contrincante era dueña de los días restantes. Por su parte, el neandertal llamaba cada día. Yo ansiosa esperaba aquel punto entre la cena y la hora de dormir para escuchar su voz y ver como la luz de las bombillas se reflejaban en sus oscuros ojos.
-Prepárate. Planeo llevar a mi chica de paseo. – Leo en un texto que emerge inesperadamente en la pantalla de mi teléfono celular.
- ¿Tu chica? – Le respondo. - ¿Y quién te ha dado permiso para disponer de esa manera de mi tiempo? – Añado en una segunda burbuja de texto.
-Tú. – Responde. – Y los derechos fueron conferidos a mí al autoproclamarme tu novio.
-Que tirano. – Respondo.
- ¿Yo un tirano? – Contesta luego de un rato. – Soy yo a quien le corresponde cumplir tus caprichos, ponquecito.
El flujo de mensajes se cortó luego de avisarme que venía en camino y que desde el auto no era seguro contestarme, sin dejarme traer alguna excusa o negación a colación. Salir una tarde de sábado no era exactamente lo que había planeado para éste día, pensaba en un maratón de Dramas Asiáticos o simplemente terminar "Everyting Everything", incluso ya tenía planeada la barra de bocadillos que degustaría en tan íntimo momento. En visto de que contaba con apenas 30 minutos para arreglarme, corrí al vestidor y empecé a buscar algo bonito que usar. Lo difícil de mi elección de vestuario es la imposibilidad de utilizar cierta variedad de colores debido a mi palidez fantasmal, lo que me hace parecer un miembro de la familia Adams si predomina el negro, me veo enfermiza si utilizo amarillo y podría seguir hasta donde el espectro alcance. Me rindo ante el negro como elección segura y tomo un vestido corto, con cuello y puños blancos. Ya con el vestido puesto, decido que lo mejor será optar por un maquillaje natural, evitando así parecerme a Merlina Adams. Completo mi atuendo con un pequeño bolso cruzado de forma circulas, en cuyo interior tiene espacio suficiente para mi teléfono celular, el maquillaje suficiente para retocarme y mi tarjeta de crédito.
-El Dr Russel te está esperando afuera, cariño. – Dice Nana Beet al entrar en mi habitación.
- ¿Me arregle demasiado? – Pregunto mirándola a través del espejo.
-Mamá decía que una chica enamorada nunca se arregla lo suficiente. – Responde con una sonrisa.
-Enamorada... ¿Yo? – Musito. Tal vez si lo estuviese, pero admitirlo lo volvería más real, lo que me hizo recordar aquellas palabras que mencione con anterioridad.
<<Todo existe y toma importancia cuando se le otorga un nombre>>
Nana Beet se despidió de mí con un dulce beso en la frente, exactamente igual como cuando de niña me despedía de ella para emprender mi rumbo a la escuela. Me pregunto si hacía lo mismo con mamá, si su amor por mí eran los restos del amor que sentía por la niña a quien había visto crecer, aquella niña de largos y oscuros cabellos, cuyos azules y penetrantes ojos nos miraban a través de sus fotografías y retratos. La hermosa Eugenia, mi madre.
-Qué guapa. – Dice el neandertal al verme. Aguarda a un lado de la puerta de su auto para seguramente abrirla para mí.
- Siempre. – Respondo intentando dirigirle mi más teatral mirada arrogante.
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Un Paso Hacia La Luz
Teen FictionGeorgina "Gigi", ha sufrido una gran humillación pública, lo que la ha llevado a padecer una terrible fobia al exterior (Agorafobia). Cada segundo de la vida de Gigi está organizado en lo que ella llama "La Agenda del Grinch", la cual (según ella) e...