Narra Emilia Bulgheroni.
Miré con asco al chabon que me hablaba.
¿Cómo le da la cara para declararse de la nada? Más todavía sabiendo que esparci el rumor por toda la escuela de que soy lesbiana justamente para que nadie me joda en el último año de secundaria.
—Chabon, discúlpame. —Sonreí falsamente —. Soy lesbiana ¿entendes? No me gusta el pito. —Arrugué la nariz con asco.
—Ah, disculpa, no tenía idea —se disculpó.
—Tranqui, no pasa una. —Le di dos golpecitos en el hombro y me alejé de él —. Que asco. —Saqué una toallita húmeda de mi cartera y me limpié la mano.
Traigo un cuaderno y una lapicera, lo demás lo ocupo con cosas que si son importantes.
—Gordi, ¿dónde te habías metido? —Escuché que mi amiga se quejó dando pasitos apresurados para alcanzarme.
—Un boludito de por ahí se me confesó —expliqué.
—¿Quién? —preguntó interesada en el chisme.
—Ni idea, no lo conozco y no me acuerdo como era su cara —me sincerise.
—Ay pobrecito. —Hizo un puchero fingiendo compasión —. Ese nuevo look te quedó hermoso, me encanta —dijo admirando mi pelo.
Mi color natural es rubio oscuro. Cuando termine con mi novio decidí cerrar una etapa haciendome unas mechas más claras y un flequillo.
Lo tenia demasiado lacio y quería agregarle algo más.—Gracias, amiga. —Sonreí.
—Viste que dicen que Facundo esta con Jessica —me contó.
—¿Tan desesperada esta esa puta de comerse mis sobras? —Me reí.
—Parece que si, es una ridícula. —Rodó los ojos —. No te llega ni a los talones igual amiga, quédate tranqui —me calmó.
—Si, ya se, además... —Un cuerpo impacto con el mio dejándome tirada en el piso.
Levanté la mirada enojada lista para bardear a la persona que me empujó.
—¿Sos tarado? —le dije al chico que me tiró.
Su altura me dejó sorprendida, pero no por eso me voy a quedar callada.
—Perdóname, no me di cuenta —habló nervioso.
—¿No miras por donde caminas? —Me levanté con la ayuda de Pilar.
Ahora pude ver más de cerca la cara del pibe. Su piel perfecta y sus inmensas pestañas hicieron que me enoje más. Además de sus rulos oscuros y su nariz perfilada.
—Discúlpame. —Bajó la mirada intimidado hacia el piso.
Bufé.
—La próxima no te perdono. —Pasé por al lado de él ignorandolo.
—¿Es nuevo ese chico? —me preguntó Pilar embobada acomodando su pelo rubio.
—Ni idea, me chupa un huevo igual. —Sacudí mi pollera tableada.
—Después averiguare —le restó importancia —. Como te decía...
Seguimos conversando hasta que llegamos a nuestro salón.
Como es el primer día de clases todos están más exaltados de lo normal y lo único que se escucha es un barullo. A eso hay que sumarle que la primera semana de clases siempre es de presentación y no hacemos nada importante.
Aburrida de escuchar a varios profesores presentarse junto a la materia y las pautas de aprobación, levanté la mano para pedir permiso e ir al baño.
Me levanté y salí del salón.
Cuando cerra la puerta atrás mio solté aire más relajada.
Ya me estaba empezando a doler la cabeza.
Caminé por los pasillos sin apuro.
Doble en una esquina encontrándome con una escena para nada agradable.
—¿Tú novio no te viene a defender? Que lastima. —Se burló el que pude identificar como uno del equipo de Rugby.
No está solo. Su amigo, también integrante del equipo, lo acompaña.
Bajé mi vista al piso encontrándome con unos ojitos de Bambi.
Pobrecito, le van a arruinar la carita tan perfecta.
Cerré los ojos con fuerza cuando vi que la pagaron una piña en la cara.
Esto es en serio.
Me voy a meter en problemas.
¿Por qué no me lavo las manos y me hago la que no vi nada?
Todo es culpa de mi papi por hacerme buena persona.
Todo es culpa de los ojos indefensos e inocentes del enrulado.
Caminé hasta los chicos decidida.
¿Puedo meterle una ñapi a alguien con estas uñas?
Mi manucurista me va a matar si lo hago... ¡basta!
—¿Se puede saber que están haciendo? —consulté a la defensiva.
—Emilia, ¿todo bien? —me preguntó el abusivo de pelo castaño.
Son dos contra uno y aunque el ojitos de bambi sea alto, estos dos chabones juegan Rugby desde que tengo uso de razón, eso significan que son enormes.
—Todo bien. —Sonreí fingiendo —. Hace mucho no nos vemos. —Me acerqué para darle dos besos, uno en cada mejilla —. Matu ¿todo bien? —ahora saludé al que reconocí como amigo de mi ex —. No los quería molestar, pero estan haciendo mucho ruido y me mandaron a revisar. —Hice una mueca.
—Igual ya estábamos terminando. —Matias miró despectivamente al chico desangrado.
—Menos mal, es mejor que se vayan yendo con cuidado —aconsejé —. Cualquier cosa yo no vi nada, pueden estar tranquilos. —Volví a sonreír.
—Siempre tan linda, capitana. —El castaño acarició un mechón de mi pelo —. Nos vamos a volver a ver en los entrenamientos. —Me guiñó un ojo antes de irse.
Cuando doblaron en la esquina y los perdí de vista me agaché para estar a la altura del morocho.
—¿Nene? —Toqué levemente su hombro —. Ay no me digas que te moriste, no estoy preparada mentalmente para esto. —Abanique mi cara con mi mano.
El enrulado levantó una de sus manos y limpio algo de su rostro. Como tiene la cabeza agachada no puedo ver su cara.
—P-Perdón —susurró con la voz rota.
Escucharlo de esa forma hizo que me de una puntada en el pecho.
—¿Estás bien? —pregunté más despacio —. ¿Querés qué te acompañe a la enfermería? —ofrecí.
—No. —Negó con la cabeza asustado —. Déjame solo, yo me voy a arreglar —exigió.
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Bullying; Spreen
FanfictionEmilia se encuentra con un chico siendo golpeado. Cuando sus ojos se cruzaron le recordó al adorable y tierno "Bambi" por lo que ella no pudo evitar ayudarlo. Las cosas se complican cuando su amiga se enamora del mejor amigo de Ivan y este último pa...