Capítulo 9.

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(...)

—¡Qué horrible! —Pilar me abrazó sin querer soltarme —. Nunca más hagas una estupidez así, por favor —suplicó separándose.

—Nunca más —aseguré comiendo el helado que me regaló.

Hoy tenía la falta justificada debido a mi condición y Pilar flasha que ella también.

Somos mejores amigas, así que somos un 2x1 según ella.

—Ahora... —Sonreí con picardia —. ¿Qué onda vos y Rodrigo? —Levanté las cejas.

—Rodrigo. —Suspiró —. Que más decirte además de que es el amor de mi vida —dijo ensoñada haciendo que bufé.

—Siempre me decis lo mismo con cada pibe que te cruzas —recriminé.

—No, ahora es posta, estoy flechada —manifestó juntando sus manos y apoyando su cara perdidamente enamorada.

—Permitime dudar —susurré.

(...)

Volvimos al colegio y me tranquilicé al saber que nadie se había enterado de lo que pasó.

—¡Ahia! —me quejé cuando me empujaron.

—Perdón —Buhajeruk se disculpó y siguió su camino sin siquiera mirarme.

—Ese hijo de puta. —Cerré mi mano en su puño con bronca.

—Solamente es tímido —aseguró Pilar —. Es buena onda cuando lo conoces. —Se encogió de hombros.

—¿Ah, vos lo conoces bien? —Levanté una ceja.

—Es el mejor amigo de mi futuro esposo, tengo que conocerlo —dijo obvia.

—¿O sea que haces muchos planes con ellos dos fuera del colegio? —Crucé mis brazos y ella me miró inocente —. ¡Por eso me rechazas, puta! —La golpeé —. ¿Ayer de verdad ibas a la casa de tu hermano? —inquirí.

Ella sonrió inocente.

—La puta madre —me quejé —. Todas mienten. —Masajee mi entrecejo —. No te costaba nada decirme la verdad —reclamé.

—Perdón, Emi, ahora ya no te voy a esconder más nada y podes sumarte a nuestros planes —propuso.

—¿Qué? ¿Por lastima? No gracias. —Negué con la cabeza.

Tengo mucha dignidad que mantener.

—No seas mala, vení con nosotros —rogó.

—Ya te dije que no, ni siquiera soy amiga de ellos. —Me senté en mi lugar de siempre.

—Porque no los conoces —afirmó.

—¿Qué tanto los podes conocer vos? —retruqué.

—Estos dos meses fueron suficientes para saber lo justo y necesario —informó haciendo fruncir el ceño por lo rápido que pasa el tiempo.

—No estoy de acuerdo. —Volví a cruzar mis brazos.

—Bueno, entonces este finde juntémonos en tu casa —ofreció.

—Vos y yo. —Asentí.

—¡Piola! —me abrazó.

(...)

—El vos y yo te lo pasaste por el forro del culo —dije cuando Pilar apareció con sus dos nuevos amigos.

—No seas ortiva, Emi. —Me abrazó.

—Pasen —invité abriendo la puerta.

No puedo dejar evidencia en las cámaras de que los eché. A mi papi no le va a gustar.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora