—Ya estas —informé cuando terminé de curarlo.
—Gracias —susurró.
Se levantó del piso con una mueca de dolor.
—Denada —dije mientras admiraba su cara —. ¿Vas a ir a tu casa entonces? —consulté.
—Hoy vine con un amigo, así que no tengo como irme —contó.
—Yo te puedo llevar. —Miré el reloj de mi muñeca —. ¿Vivis muy lejos? —Caminé atrás de él.
—No hace falta —se negó —. No te quiero molestar más.
—¿Y qué vas a hacer, nene? ¿Te vas a quedar por acá así? —Levanté una ceja.
—Si. —Se encogió de hombros.
—¿Vos sabes lo que es usar las neuronas? —Di pasitos más rápidos para alcanzarlo —. Yo te llevo, Ivan. —Agarré su brazo para detenerlo.
Sentí como su cuerpo se tensó.
Dio media vuelta y me miró. Yo le devolví la mirada con seriedad dándole a entender que no me voy a retractar.
—La puta madre. —Soltó un suspiro y cubrió su rostro frustrado —. Aléjate de mi, Emilia —pidió dejándome confundida.
—¿Qué decis? —Fruncí el ceño.
Él sacó las manos de su rostro.
—Que no te quiero cerca mio ¿entendes?—habló sin animarse a mirarme.
—Primero mírame a la cara y después te haces el duro. —Rodé los ojos —. Igual como si a mi me importara lo que hagas. —Sacudí la cabeza intentando aclarar mis pensamientos —. Chau, Buhajeruk, espero no verte de nuevo. —Di media vuelta caminando hacia el salón.
La próxima lo dejo tirado medio muerto, total a mi que me cambia.
Mi papá no se tiene porque enterar de nada.
No tengo porque tener empatia hacia un chabon tan poco razonable como Ivan. No lo entiendo y no me voy a gastar en hacerlo.
Si se quiere morir, que se muera.
Abrí la puerta del salón y entré bajo la mirada atenta de todos.
Simplemente me senté en silencio intentando esconder mi cara de orto.
Va a ser un día duro.
(...)
Pasó otra semana en la que, por suerte, no me lo crucé al golpeado.
—Tenes que ayudarme a hablar con Rodrigo, Emi —suplicó Pilar.
Fruncí el ceño.
—¿Quién es Rodrigo? —consulté.
—¡El amigo de Ivan! —Me golpeó —. Ves que no me prestas atención cuando te hablo —lloriqueo.
—Perdóname —dije con culpa —. Yo te ayudo a que se hablen. —Sonreí intentando enmendar mi error de no darle bola.
—¿Si? —Sus ojos se iluminaron —. Ahora que no lo queres ver a Ivan ni en pintura capaz te voy a molestar...
—No pasa nada —la corté —. No tengo porqué hablar con el otro estúpido —aclaré.
—Ay, te amo. —Me abrazó —. Sos la mejor amiga que pude tener —susurró apretandome la cara.
—Gradias —hablé con dificultad.
Salimos de los vestuarios con nuestro uniforme de porrista puesto.
—¿Sabes en que club esta Rodrigo? —interrogué.
—Creo que en el de informática —respondió pensativa mi amiga.
—Claro, me lo tuve que imaginar. —Asentí.
Es obvio que esos gamers antis van a estar en el club de informática.
La profesora llamó nuestra atención explicándonos lo que teníamos que hacer.
La semana que viene es el primer partido del año.
Después de unas largas tres horas volvimos al vestuario matadas y nos duchamos.
Nos vestimos con nuestra ropa y volvimos a retomar las clases normales.
—Que hambre que tengo —se quejó Pilar mientras íbamos de camino a la cafetería en nuestro receso.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentirme observada. Pero no es una mirada con malas intenciones.
Se siente como una mirada curiosa y tímida, por eso resalta sobre las demás. Y la única persona que puede mirarme así es Ivan.
La ignoré como siempre y acompañé a Pilar a comprar algo para comer.
El chico que estaba adelante de nosotras sacó su billetera para pagar del bolsillo trasero de su jean, tres talles más grande que él, haciendo que se le caiga algo.
Aburrida me agaché y tomé lo que se le había caído. Por chusma observé la tarjeta encontrándome con el dni de nada más y nada menos que Rodrigo...
—Discúlpame. —Le di dos toquesitos en el hombro.
—¿Si? —Dio media vuelta para mirarme.
—Se te cayó esto. —Le extendí el dni sonriendole amablemente.
—Uh, gracias, ni cuenta me di. —Lo agarró.
—Yo tampoco, mi amiga lo vio, pero es un toque tímida. —Me moví un poco para que pueda ver a Pilar.
—Gracias. —Rodrigo le sonrió —. Hubiera sido alto bardo sino —explicó.
—S-si, mal —dijo ella nerviosa.
¿Qué?
¿Pilar nerviosa por hablar con un ser inferior a ella?
O sea, los hombres son inferiores a las mujeres ¿no?
Busqué su mano y la apreté dándole seguridad.
—¿Cómo se llaman? —Nos preguntó.
—Yo Emilia y ella Pilar —nos presente —. ¿Vos?
—Rodrigo. —Nos saludó con la mano.
—Un gusto, Rodrigo. —Pilar le devolvió el gesto más tranquila —. ¿Te puedo decir Rodri? —consultó con su típico tono de voz alegre.
—Eh, si, no hay problema —contestó Rodrigo levemente sonrojado.
La señora del buffet llamó su atención para darle lo que ordenó.
—Nos vemos, Rodrigo —me despedí.
—Nos vemos, chicas, fue un gusto. —Sonrió.
—Después hablamos, Rodri —dijo Pilar.
Cuando se fue mi amiga y yo nos miramos conteniendo las ganas de gritar y saltar emocionadas.
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Bullying; Spreen
FanfictionEmilia se encuentra con un chico siendo golpeado. Cuando sus ojos se cruzaron le recordó al adorable y tierno "Bambi" por lo que ella no pudo evitar ayudarlo. Las cosas se complican cuando su amiga se enamora del mejor amigo de Ivan y este último pa...