Bullying; Spreen

Final.

Las lágrimas saladas se deslizaron por mi cara.

Extendí mi mano al ver una hoja caer como las cientos que lo hacen gracias a la estación de otoño.

Las flores mueren, desaparecen y vuelven a renacer con más fuerza en una época específica del año.

Yo no quiero ser como una flor.

Ya morí, ya desaparecí y volví a renacer con más fuerza.

No quiero tener que volver a morir otra vez.

No quiero repetir ese ciclo toda mi vida.

—Ay, Emi... —Escuché el susurró de Leo —. Solamente se vive una vez, no tomes una decisión de la que te vas a arrepentir toda tu corta existencia —recomendó —. Yo se lo que te digo, no por nada aprobé con honores en la mejor Universidad de Estados Unidos —recordó haciendo que me ría por lo bajo.

—Uno no siempre puede tener la razón en todas las cosas, es un consejo que vos me diste —debati.

—Si, pero ese consejo no aplica para mi, querida. —Rió —. Ahora que podes hacerlo, escucha tu corazón, Emilia, el corazón nunca se equivoca —dijo suavemente.

—Pero... —Mi labio inferior tembló —. ¿Y si mi corazón si se equivoca? —pregunté con miedo.

—Puede ser rechazado, pero eso no significa que este equivocado, lo que vos sentis es lo más puro que tenes —comentó —. No tengas miedo, busca a ese chico y después me contas. Suerte.

Cortó la llamada.

¿Buscar a ese chico?

Si él no quiere verme no puedo obligarlo.

Cada uno tiene que poner su parte, así funcionan las relaciones de las personas.

Si yo ahora pongo todo y él no tiene interés, solamente voy a terminar lastimada.

—¿Pierdo algo intentando? —consulté para mi misma.

—No perdes nada —su voz me tomó desprevenida.

Di media vuelta y lo vi.

Vi la luz que irradia de cada parte de su ser.

—Ivan —susurré cohibida por tenerlo tan cerca.

—Te extrañé mucho, mi Emilia. —Rozó mi cara con sus dedos —. Yo no quiero pasar la página, yo quiero un final feliz. —Acarició mi mejilla.

¿A pesar de todo...?

¿A pesar de todo lo que le hice Ivan esta dispuesto a seguir?

—¿Querés escribir un final feliz conmigo, Ivan? —Miré sus ojos con todos mis sentimientos saliendo a flote.

—Vamos a escribir nuestro final feliz juntos —aseguró acortando la distancia.

Sus labios suaves rozaron los míos y se unieron con amor.

Mi corazón no se equivocó.

Ahora puedo hacer esa afirmación con certeza.

Mi corazón nunca puede equivocarse cuando se trata de él. De la persona más maravillosa que conocí en mi vida.

—Perdón por todo —pedí cuando nos separamos.

—No hace falta —me cortó entrelazando nuestras manos.

¿No hace falta?

Admiré su rostro.

Para haber pasado un año cambio bastante.

Sus facciones son más marcadas y su presencia emana seguridad. Incluso esta un poco más alto o eso parece.

—Extrañé tu carita linda —comentó con una sonrisa encantadora.

Ivan ya no es un nene, eso me queda claro.

—¿Solamente mi cara? —Levanté mis cejas levemente.

—No —admitió posando su mano detrás de mi cabeza —. Extrañé todo de vos, Emilia —confesó acercando mi cabeza a su pecho, encerrandome en un cálido abrazo.

—Yo te extrañé más. —Acaricié su pecho con mi nariz —. Cada día que pase sin vos fue horrible —susurré recordando el vacío que sentía en mi corazón.

—No se va a repetir —afirmó —. Nuestro final feliz va a ser para siempre.

—Te amo —solté en un hilo de voz.

—Te amo más. —Plantó un beso en mi cabeza.

Ivan me invitó a pasar el día en su departamento y acepté.

Tenerlo al lado mio otra vez hace que las cosquillas no paren de florecer.

Finalmente puedo decir que sé lo que es amar a alguien.

(...)

—Te amo con todo mi alma —murmuró un Ivan adormilado —. Sos el amor de mi vida, Emi. —Acarició su rostro con el mio —. Cásate conmigo.

—Ivan —reprendí divertida —. Todavía no. —Acaricié sus rulos.

—¿Por qué no? —Hizo un puchero —. Yo me quiero casar ahora, quiero que nuestras almas estén juntas siempre. —Dejó un beso en mi cuello.

—Que espiritual. —Me reí —. Vamos a hacer nuestra propia promesa. —Me senté y él igual —. Prometo que te voy a pertenecer por toda la eternidad, en cuerpo y alma —profesé mirando sus ojos brillantes.

—Prometo que te voy a pertenecer por toda la eternidad, en la vida y en la muerte, en cuerpo y alma —repitió —. Ahora vamos a cerrar la promesa. —Rodeó mi cintura y me acercó a sus labios cerrando nuestra promesa con un beso.

No evité sonreír haciendo que Ivan me abracé con más intensidad.

—Te amo, Emilia —susurró en mi oído.

—Te amo más, Ivan —aseguré —. Ahora no tengo miedo de decirlo.

—Que feliz me hace eso. —Admiró mis ojos con un brillo en los suyos —. Me haces muy feliz. —Volvió a dejar un corto beso en mis labios.

—¿Ya no te pones colorado? —consulté divertida.

Él sonrió.

—No sé, vas a tener que averiguarlo —declaró.

—Tengo mucho tiempo para eso. —Sonreí igual de embobada.

—Tenemos mucho tiempo para volver a conocernos. —Asintió conforme —. Y voy a aprovechar cada segundo. —Acarició mis labios.

Gracias por darme otra oportunidad, Ivan.

Siempre vas a ser el amor de mi vida.

Te amo.