Capítulo 4.

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(...)

—¡Vamos a llegar tarde, estúpida! —Patee a Pilar fuera de la cama cuando vi la hora.

—Mejor matame —balbuceo tirada en el piso.

—No, me da asco la sangre. —Arrugué la nariz disgustada.

—Ah, pero con Ivan... —empezó a decir haciendo que le pegue un almohadazo.

—Cállate, ni lo toque —garantice.

—Ganas no te faltaron —se burló.

—Yo me baño primera. —Corrí hasta su baño.

—¡No! —Escuché que se quejó.

Como si no tuviera más baños en su casa.

Nos preparamos en tiempo récord. Pilar me tuvo que prestar ropa porque antes que repetir outfit dos días seguidos prefiero estar muerta.

Su estilo es un poco más provocador que el mío, pero no me molesta.

Llegamos y bajé del auto apurada.

—¡Corre, puta! —grité cuando no vi a absolutamente nadie por ningún lado.

Creo que llegamos un poco más tarde de lo que pensábamos.

Corrimos hasta la entrada y nos acomodamos el pelo y la ropa antes de entrar.

Por suerte no nos perdimos nada importante.

Días después.

La primera semana fue extremadamente aburrida. Y más cuando en el resto de los días no me cruce a un tal Ivan Buhajeruk.

Por suerte esta nueva semana arrancamos con las prácticas de porristas. Tengo la mala suerte de ser la capitana del equipo.

Aunque no lo crean es muy difícil coordinar a ocho rubias taradas.

¿La profesora tendrá algún fetiche que eligió todas rubias? ¿O en esta escuela solamente hay chicas rubias?

Veo más probable la segunda opción.

Jugué con mi lápiz aburrida.

Como chusma que soy miré el celular del chico que estaba adelante de nosotras.

Estaba en un grupo de WhatsApp y videos que mandaban otras personas estaban cargando.

Apretó uno de los videos y se reprodució.

La cara de Ivan lastimada fue lo primero que vi. Levantó su mano y con el dorso de ésta se limpio el hilo de sangre que salía de su nariz. Sus labios se movieron diciendo algo y volvieron a golpearlo.

Esto no es de ahora ¿no?

Mierda, mierda.

—¡Profesor! —Levanté la mano haciendo que todo el salón me mire —. Tengo que ir al baño, es urgente —pedí mientras me levantaba y agarraba mi cartera.

—¿Se siente bien? —consultó preocupado.

—Si, si tardo más es porque fui a la enfermería —avisé.

—Esta bien, vaya tranquila y tenga cuidado —dijo con amabilidad.

Antes de irme miré a Pilar dándole a entender que después le contaba.

Salí lo más rápido que pude y prácticamente corrí por los pasillos.

Un fuerte ruido hizo que vaya a ese lugar.

—¡Ey! —grité corriendo hasta donde estaban —. ¿Qué mierda te pasa? —Le pegué un carterazo en la cara a Facundo —. Voy a llamar al director —advertí interponiendome entre ellos e Ivan.

¿Por qué la gente esta tan enferma?

Facundo me escaneo con la mirada.

—Él viene solo a que lo golpeemos, no lo obligamos —dijo con soberbia —. Será porque sabe que se lo merece.

—¿Qué te hizo? No seas estúpido. —Arrugué las cejas enojada —. Si no lo dejas en paz le voy a dar un par de consejitos a mi papá —hablé con veneno.

Facundo apretó los puños con bronca.

—¿Te vas a rebajar al nivel de esta basura? —Miró con desprecio a Ivan.

—La única basura que veo acá sos vos. —Lo empujé —. Váyanse, estoy segura que sus papis también mantienen negocios con el mio. —Miré a sus amigos enojada.

No por nada mi papá es uno de los hombres más cotizados de Buenos Aires.

—Nos vamos —ordenó Facundo a sus súbditos de pelotudos.

—Esto no es normal. —Me agaché al lado de Ivan cuando desaparecieron de mi vista —. Estas muy mal —susurré.

Ivan solamente me miró y suspiró.

Esta vez lo habían golpeado peor que el otro día. Ni siquiera estoy segura si es capaz de levantarse.

No sé qué hacer.

Saqué mi celular y abrí el chat con mi papá.

El mejor papi

                          Papi, que hago si tengo
                          a un chabon medio
                          muerto en frente mio?
                          
                                                            #ayuda

En que andas metida hija mía?

Llévalo a casa

              Noo, pa, no tenes q dejar
              que lleve desconocidos a casa

Apagué el celular rendida.

Mi papá no tiene solución.

Saqué de mi cartera los discos de algodón que uso para desmaquillarme y alcohol.

—Te voy a limpiar, no acepto un no como respuesta —avisé mojando el algodón —. Después andate a tu casa.

Apoyé el algodón en su ceja y le di suaves toquesitos. Repetí esa acción por toda su cara magullada.

Hice muecas de dolor aunque él estaba inmóvil. Yo sufro por él.

—¿Y por qué...? ¿Por qué? —pregunté sin querer terminar mi pregunta.

¿Por qué lo golpean?

—No sé —respondió sin mirarme —. Porque soy re rarito —dijo en voz baja.

—¿Rarito? —Fruncí el ceño —. ¿Y que se supone que tenes de raro? —consulté desentendida.

—¿No viste mis videos? —inquirió haciendo que lo miré sorprendida.

—¿De qué clase de videos estamos hablando? —farfulle mirandolo juzgadora.

—No. —Me miró nervioso —. No —repitió poniéndose colorado.

—No, okey. —Asentí divertida —. ¿Qué videos entonces?

—Los que subia hasta hace tres años, los de minecraft —explicó mirando el piso.

—No tenía ni idea, pero no le veo lo malo —aseguré —. Hasta yo tuve mi época de flashar youtuber y subir gameplays —confesé.

Y nadie me molesto por hacer eso. De hecho me decían que se cagaban de risa con mis videitos petes.

¿Por qué a Ivan lo siguen molestando?

Esta claro que eso de que subia videos es solamente una excusa.

¿Es por que es demasiado lindo y no soportan?

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora