Capítulo 18.

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—Don King Kong —canté en voz baja entretenida con la película.

Apoyé mi mano en el piso para acomodarme mejor, pero toque algo suave.

Miré disimuladamente a mi costado encontrándome con la cara colorada de Ivan. Bajé mis ojos hasta el piso encontrándome con su mano cerrada en un puño.

Sin poder evitarlo volví a bajar mi mano para rozar la suya.

Por más nervioso que él estaba no la apartó.

Sonreí levemente y dejé de prestarle atención a la película para centrarme en acariciar el dorso de su mano y delinear sus venas con las yemas de mis dedos.

Realmente Ivan es mi tipo. Y yo soy el tipo de cualquiera así que...

No creo que le moleste ¿no?

Sigo mirando la tele así que no sé cual es la expresión de Ivan en este momento.

Un rato después sentí como su mano se abrió y se movió rozando las puntas de sus dedos con las mías.

¿Cómo algo tan estúpido e inocente me puede emocionar tanto?

Ni siquiera con el supuesto "primer amor de mi vida" me sentí así de nerviosa al entregarle todo.

¿Por qué me haces sentir tantas cosas, Ivan?

Ya sean buenas o malas, es la primera vez que una persona tiene tanto impacto en mí.

Me animé a entrelazar nuestros dedos sintiendo una corriente subir por todo mi cuerpo.

La película terminó, pero ninguno de los dos se animó a separarse.

—¿Hija? —La puerta de mi habitación se abrió y la luz se prendió dejándome ver a mi papá.

—¡Papi! —Me levanté y fui corriendo a abrazarlo —. ¿Cómo te fue? —le pregunté sin despegarme.

—Bien, mi vida. —Sonrió —. Hola chicos —saludó a los demás con la mano.

—Hola, Victor —Pilar lo saludó animada.

—Hola —saludó Ivan sin animarse a mirarlo a los ojos.

—Buenas —dijo Rodrigo con su típico tono alegre.

—¿Estaban mirando una peli? —indagó mi papá.

—Sip, Mario Bros —conté.

—No saben lo feliz que me pone que se junten a ver Mario Bros en vez de salir a emborracharse —confesó orgulloso haciendo que nos riamos.

—Te dejé comida para que calientes —informé.

—Gracias mi vida, los dejo chicos, diviértanse —se despidió.

Volví a cerrar la puerta.

—¿Jugamos al uno? —propuso Pilar.

—¿Para terminar a las piñas? De una —aceptó Rodrigo.

—Ya vas a ver, hijo de puta —recalcó Ivan.

—El que pierde es puto —dije jodiendo mientras me sentaba en la ronda.

Hace unas semanas Rodrigo e Ivan nos dijeron que todos en el colegio pensaban que ellos eran novios, otro motivo por el que molestaban a Ivan. Cuando Rodrigo se puso de novio con Pilar esos rumores desaparecieron. A eso se le sumó el hecho de que ahora Ivan es de mi grupo por lo que no pueden golpearlo sin consecuencias.

—Me ofendes —Rodrigo se tocó el pecho —. Si tenes algún problema decinoslo en la cara. —Abrazó a Ivan.

—Salí, boludo. —Él enrulado lo empujó.

Odia el contacto físico.

—Da', si era Emilia ni te quejabas. —El enano resopló.

—Re homofobico de tu parte, no da —Pilar defendió a su novio.

—Dale, vamos a jugar. —Repartí las cartas y jugamos la primera ronda.

—¡Que lástima, perdí! —Rodrigo se quejó exageradamente mirando a Ivan de reojo con picardia.

—A mi no me mires —Ivan se adelantó alejándose.

—No vas a corromper a esta alma inocente —avisé.

—Ivan es el único virgen, nos puede servir para una macumba —Pilar estuvo de acuerdo.

—¿Era necesario recalcar eso? —consultó el enrulado avergonzado.

—Yo te puedo ayudar si queres —comuniqué molestandolo.

Es joda, pero si queres no es joda.

Las mejillas de Ivan se pusieron rojas.

—¡Yo sabía! —Rodrigo nos señaló efusivo.

—¿Qué sabias, tarado? —Ivan le metió una patada haciendo que el más enano se caiga.

a.

Sin poder evitarlo me cagué de risa.

Pilar me miró mal y me golpeó para que me calle.

—Mala. —Le mostré mi lengua enojada.

—Esa lengüita te la voy a cortar. —Hizo unas tijeras con sus dedos.

—Ay no ¿con qué se la voy a chupar a Ivan? —dije fingiendo terror haciendo que los presentes estallen de la risa.

Bueno... no todos.

Ivan tenia su cara escondida en una almohada avergonzado.

—Me voy a mi casa yo. —Escuché su voz quejumbrosa distorsionada por la presión.

—Mentira. —Rocé la mano encargada de tapar su rostro con la almohada.

—No me toques —rogó.

Sonreí y acerqué mis labios a su oído.

—Hace un rato no decías lo mismo —susurré sintiendo el frío metal de su arito.

—Emilia... —suplicó en voz baja.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar salir mi nombre de sus labios de esa forma.

Ivan me tiene mal.

—Ivan... —Imité su acción.

Su mano formó un puño apretando con fuerza la almohada.

Me alejé de él admirando la imagen de haberlo provocado de esa forma.

—Mucha tensión sexual por acá —dijo Rodrigo sacándome de mi burbuja.

Yo simplemente lo miré y con una seña le indiqué que se calle.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora