Capítulo 35.

4.2K 408 469
                                    

—No pasa nada. —Rozó nuestras narices —. Mientras aceptes mis sentimientos yo soy feliz —susurró —. Voy a esperar el tiempo que haga falta para que vos puedas sentir lo mismo.

Mi pulso empezó a acelerarse en escala.

¿Existe persona más perfecta que él?

—¿Estás seguro, Ivan? —Apreté su firme cintura con mis dedos.

—Más que seguro, yo te quiero mucho, Emilia —aseguró.

Levanté levemente mis labios en busca de los suyos.

Las palabras no pueden salir de mi boca, pero espero que este beso sea suficiente para hacerle saber que acepto sus sentimientos.

Los acepto más que nunca y no me pienso arrepentir.

Subí mi mano hasta su nuca y enterré mis dedos en sus rulos.

—Te quiero —volvió a repetir Ivan sin aire cuando nos separamos.

Rodee su cuello con mis brazos y lo pegué a mi cuerpo sin querer dejarlo ir.

Ivan me abrazó por la cintura reafirmandome que esta acá conmigo.

Su rostro se escondió en mi cuello y nos quedamos así hasta que perdimos el sentido del tiempo.

(...)

Abrí los ojos después de unos largos minutos sin poder conciliar el sueño.

¿Por qué Ivan no me está abrazando?

Lo visualice sentado con la luz de la pantalla iluminando su rostro.

Bajé mis ojos hasta su celular. Un video tutorial de como dar un beso francés se esta reproduciendo.

Todavía no nos dimos ningún beso de esos.

Ivan nunca lo intentó y yo no quiero corromperlo más sin su permiso.

—¿Qué haces? —susurré.

—Eh, nada. —Escondió su celular.

—¿Qué estabas viendo? —interrogué divertida.

Si tenia un pequeño rastro de sueño acaba de irse.

—Nada —repitió nervioso.

—¿Seguro? —Me senté.

—¿No podes dormir? —consultó cambiando de tema.

—¿Querés que te enseñe a dar besos con lengua? —Me moví en frente de él.

Las mejillas de Ivan se tornaron rojas. A pesar de eso, bajó su mirada hasta mis labios con curiosidad.

—No —mintió en voz baja.

Sonreí divertida.

—Entonces que sigan siendo normales. —Incliné mi cuerpo hacia adelante y dejé un beso corto en sus labios.

—Más largo —ordenó Ivan sin moverse.

Acepté sin quejas.

Volví a repetir la acción. Esta vez Ivan apoyó su mano en mi cintura dándole un poco más de intensidad al beso.

Nos separamos para recuperar aire.

Verlo sonrojado y con los labios más rosados de lo normal es hermoso.

—Sos muy lindo —informé dejando un pequeño beso en su mandíbula marcada.

—Uno más —pidió apretando mi cintura.

—¿Más qué? —consulté juguetona.

—Un beso más —suplicó en un susurro.

Envuelta por sus encantos llevé mi mano hasta su nuca e hice lo que me pidió.

Con su mano libre, Ivan acarició mi muslo y fue subiendo levemente hasta meterse debajo de mi remera. No fue más allá de mi abdomen.

En medio del beso pude sentir su suave y humeda lengua rozar con cuidado mi labio, buscando mi aprobación. Abrí mis labios dándole permiso para entrar.

(...)

Al día siguiente habíamos quedado en desayunar con Pilar y Rodrigo.

Estamos llegando tarde, pero lo bueno se hace esperar.

—Uy ¿están bien? —preguntó Rodrigo escaneando nuestras ojeras.

—Estuvimos toda la noche aprendiendo —expliqué con simpleza agarrando el submarino que ellos se encargaron de pedirme.

—¿Aprendiendo qué? —consultó levantando una ceja.

—A dar besos con lengua —solté sin pudor haciendo que Ivan se ahogue.

—Corrompiste al único ser de luz que conocía —me reclamó Pilar mientras yo le daba palmaditas en la espalda a Ivan.

—C-Cierren el orto —dijo el pelinegro entrecortadamente.

—¿'Tas bien? —Miré su cara colorada.

—No me mires. —Apartó mi cara.

—Lindo. —Sonreí enternecida.

—Me queres matar —declaró mirándome acusador.

—¿Dije algo malo? —pregunté con inocencia.

Él negó con la cabeza admirando mi rostro.

—¿Y qué onda? ¿Besa bien Ivan? —interrogó Pilar captando mi atención.

—¿Por qué lo preguntas? —Entrecerre los ojos con desconfianza.

—Eso. —Rodrigo la miró de la misma forma.

—Que se yo. —Se encogió de hombros —. Curiosidad.

—No te voy a decir intimidades de mi Ivan —recalqué el "mi".

—¿Tu Ivan? —Elevó una ceja —. ¿Quién lo conoció primera?

—Yo, jaja —hablé burlona recordando cuando me choqué con él.

—¿En quién confío primera? —retrucó.

—¿Qué es? ¿una competencia? —preguntó Ivan aburrido.

—Parece —dije indiferente —. ¿Querés? —Le extendí un poco de torta en la cucharita.

Iba a aceptar, pero al percatarse de la mirada de Rodrigo y Pilar, agarró la cucharita avergonzado para comer por si solo.

—Esta bueno —susurró —. ¿Vos queres? —Miró su porción de torta de chocolate.

—Si. —Asentí.

Ivan repitió mi acción. Sin importarme la presencia de los otros dos, acerqué mis labios a la cucharita que me extendia y comí bajo su atenta mirada.

—Que puta —murmuró Rodri.

Lo ignoré y dejé un pequeño beso en los labios de Ivan al no resistirme a su carita sonrojada.

—Te quiero —susurró por lo bajo antes de que me separe completamente.

Miré mi submarino ocultando el color de mi cara.

—¿Qué? —soltó Pilar al darse cuenta —. ¿Entonces es posta lo que sentis por él?

—¿Qué? —Jugué con mis dedos sin mirarla.

—¡Lo queres! —gritó con felicidad —. ¡Lo quiere, Rodri, lo quiere! —Abrazó a su novio eufórica.

Conclusiones que solamente puede sacar tu mejor amiga.

—¿Qué? —volví a repetir mirándola con el ceño fruncido.

—¿Queres venir a mi casa hoy? Solamente nosotras —aclaró mi amiga.

¿Eh?

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora