Capítulo 10.

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(...)

Me senté con Pilar en la cafetería emocionada por estar al fin a solas después de tanto tiempo.

—¡Qué onda! —Rodrigo se sentó al lado de ella y atrás venia un Ivan con cara poco amigable.

—¡La puta madre! —me quejé —. Un día sin ustedes quiero ¿pido mucho? —reclamé.

—Demasiado. —El enano abrazo a mi mejor amiga.

—Ella fue mía antes que tuya, acordate —advertí.

—Pero me quiere más a mi. —Me mostró la lengua infantilmente.

—Anda a cagar. —Agarré mi manzana y me levanté.

—¡Hoy en mi casa, acordate! —gritó Pilar.

Ojalá me olvide para no tener que verle más la cara a esos estúpidos.

—Que maleducada tu amiga. —Escuché que dijo Ivan haciendo que vuelva sobre mis pasos.

—¿Qué te pasa la concha de tu hermana? —le pregunté haciendo que Rodrigo escupa su jugo de la risa.

—¿Dije Emilia? Me parece que no —discutió.

—¿Tenes alguna otra amiga, Pilar? —le pregunté a la rubia.

—Nop, vos sos la única —respondió.

—¿Qué decías? —Volví a mirar a Ivan con una sonrisa arrogante.

—Que sos una maleducada. —Se cruzó de brazos.

—Vos y tu amigo son unos maleducados que no respetan el espacio de dos chicas —acusé.

—Como vos digas —Ivan me dio la razón para que me calle sabiendo lo mucho que eso me molesta.

—Uy, que pendejo —mascullé apretando mis puños.

—Cerra el orto y sentante, Emilia —ordenó con una sonrisita.

Pase de tenerle extrema lastima por ser golpeado a tener ganas de cagarlo a palos yo misma.

Cara o cruz, cara lo rompo todo, cruz lo rompo todo. La moneda decidirá.

Mientras esos pensamientos estaban en mi cabeza involuntariamente me senté al lado de él.

Sin prestarle atención a los otros dos me centré en mirarlo con cara de orto.

Él al sentir mi mirada no se animaba a devolvermela.

Sigue siendo tímido en ese sentido o mejor dicho es bastante vergonzoso.

Lastima que no es así siempre y su verdadera personalidad es ser un rompe bolas total aunque cuando no me las rompe a mi me cago de risa.

¿Eso es ser hipócrita? Porque me chupa un huevo.

Son todos seres inferiores, no me importa lo que piensen de mí.

—Deja de mirarme —exigió Ivan en voz baja.

—No quiero —le llevé la contraria.

—¿Tanto te gusta que no le podes sacar los ojos de encima? —preguntó Rodrigo.

Pude ver como Ivan se sonrojó y tapó levemente su rostro.

Sonreí conforme.

—Sos insoportable enano —jodí mirando al ojiverde —. Y mis ojos verdes son más lindos que los tuyos.

—Que peleona que sos —se quejó.

—Ustedes la provocan —informó Pilar —. Antes era todo más tranquilo —admitió.

—Sin ellos —recalqué —. Que lindos tiempos. —Suspiré melancólica.

—Te voy a matar el ajolote —amenazó Ivan cuando se recuperó.

—Y yo te voy a incendiar el castillo de mierda —contraataqué.

—Anímate si podes —manifestó tranquilo.

Él sabe que no le puedo ganar un pvp.

—Que estrés me das. —Masajee mi entrecejo para relajarme.

No quiero que me salgan arrugas.

Me comí mi manzana en silencio mientras escuchaba lo que decían.

Hoy es noches de películas ¡sii!

Espero que se note mi sarcasmo.

Lo último que quiero es dormir en el mismo lugar que esos dos. O peor aún, que Pilar se vaya con Rodrigo y me deje sola con Ivan.

¿Y si me hago la enferma?

Salimos del colegio y mi plan de hacerme la enferma fracasó porque Pilar me obligó a ir con ella antes.

—No traje ni mi cepillo de dientes —me quejé tirada en la cama de mi amiga.

La idea era que primero vuelva a mi casa a buscar mis cosas y a la noche venga para acá.

—Esta el que te olvidaste —recordó.

—Ah, cierto. —Suspiré.

—¿Soy yo o estas buscando excusas para irte? —interrogó.

—Puede ser —me sincerise —. Es muy raro que haya alguien más además de nosotras dos —dije lo obvio —. No me podes culpar.

—Somos nosotras dos porque espantaste a todas nuestras posibles amigas —reclamó.

Si, puede ser.

—Ninguna me caia bien —me justifique.

—No te cae bien nadie además de tu papá, mi mamá y yo. —Agarró un mechon de mi pelo y empezó a trenzarlo.

—Estoy tolerando mucho al amor de tu vida Rodri —la imité —. Y al bambi —mascullé.

—Te entretiene pelear con Ivan. —Me empujó levemente —. No lo podes negar.

—Ugh —me quejé sin poder negarlo.

Lamentablemente Pilar me conoce y sabe que no me molesta realmente la presencia de esos dos. Lo sabe mejor que yo.

Me niego rotundamente a aceptarlo.

No me importa que Ivan me haya salvado la vida, me lo debía.

No me importa que Rodrigo me caiga bien, lo hace para ganarse el amor de mi amiga.

No estaríamos relacionados de no ser por las circunstancias raras de la vida.

Ninguno de nosotros cuatro eligió tratar de ser amigos sin condicionantes externos.

Mi condicionante es Pilar.

El condicionante de Ivan es Rodrigo.

Eso solamente puede llevar a una conclusión.

Ivan y no nunca vamos a poder ser los super amigos que ellos quieren que seamos.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora