Capítulo 8.

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¿Cómo sé si Ivan ya esta cerca?

Se que no pasaron muchos minutos, pero no soporto más estar al lado de este asqueroso hombre.

—Ey —llamé la atención del barman.

Él al escucharme se acercó.

—¿Ya vino tu amigo? —interpeló.

—Ya esta cerca, gracias por todo de verdad. —Dejé todo el efectivo que tenia en mi cartera sobre la barra.

—No puedo aceptar tanta plata —negó queriendo devolvermela.

—No te preocupes, en serio. —Sonreí —. Gracias, me salvaste —volví a repetir y me levanté.

—¡Cuídate! —gritó despidiéndome con la mano.

Yo le devolví el gesto y me hice paso entre la gente para salir.

Mi pecho se relajó al sentir aire puro.

Ahora solamente tengo que esperar que Ivan llegue.

Lo estuve ignorando todas estas semanas y ahora lo llamo como si nada y lo peor es que él acepta venir.

Capaz se siente en deuda conmigo, no hay otra explicación.

Jugué con los anillos de mis dedos nerviosa mientras esperaba.

Me siento observada y esta vez la mirada no es para nada inocente ni tímida.

Tengo miedo.

Tomé aire y lo solté controlando mis nervios.

—¿Te vas tan rápido? —La voz de aquel hombre me hizo estremecer.

—Me están viniendo a buscar —declaré.

—¿Si? Me cuesta creerte. —Se acercó y rozó mi pelo.

—No me toques —exigí alejándome.

—No tengas miedo, la vamos a pasar bien —prometió tomándome de la nuca con fuerza.

—No, por favor —supliqué al borde del llanto.

—Shh, no llores. —Su aliento asqueroso chocó con el mio.

Aparté la cara ganandome un golpe de su parte.

—No me hagas nada. —Lloré —. Mi papá no te lo va a perdonar —susurré.

—Cuando tu papá te encuentre ya va a ser tarde. —Rió —. Capaz te encuentre tirada en un descampado. —Besó mi cuello.

—¡Basta! —Lo empujé aterrorizada —. Basta, por favor. —Sollocé.

Que alguien me ayude.

Por favor.

El chillido de unas llantas hizo que se aparte.

Con las piernas temblando caí al piso sin fuerza. El miedo consumió mis sentidos.

Mi vista está nublada y mis sentidos dispersados.

No sé qué esta pasando.

Un alboroto se formó a mi alrededor queriendo parar una pelea.

Limpié mis lágrimas queriendo aclarar mi vista.

—Nos vamos —la voz de Ivan inundó mis oídos haciendo que vuelva a llorar desconsoladamente.

—I-Ivan... —Sentí como sus manos me rodearon los brazos y levantaron del piso.

Me aferré a su pecho y escondí mi cara mientras lloraba. A los minutos, su respiración, su cuerpo, su perfume, todo de él lograron tranquilizarme.

Aun así no logré recuperar mis sentidos. Es como si estuviera drogada.

No encontraba fuerzas en mis piernas ni la capacidad suficiente para agradecerle a Ivan que este acá.

Cuando mi cuerpo se relajó y dejó de estar alerta gracias a su presencia, todo se oscureció.

(...)

Refregue mis ojos y me senté.

Esta no es mi habitación con peluches de Hello Kitty por todas partes.

Ni tampoco es mi perfume...

Observé la habitación vacía y plana.

No tiene ningún tipo de personalidad plasmada en ninguna parte. Debe ser una habitación de invitados.

¿Estoy en la casa de Ivan?

¿¡Y mi papi!?

Me levanté de la cama de golpe y todo dio vueltas haciendo que me caiga.

Acaricié mi codo lastimado con dolor.

La puerta blanca se abrió e Ivan ingresó por esta.

—¿Estás bien? —fue lo primero que dijo.

—Si, estoy bien. —Asentí sintiéndome avergonzada por lo que paso —. Perdón por molestarte, no va a volver a pasar. —Agaché mi cabeza.

Me dejó muy en claro que me aleje de él.

Escuché como el más alto suspiró y se acercó a mí.

—No me molestaste. —Su cuerpo se agachó en frente mio —. No te arrepientas de haberme llamado —imploró.

Levanté la cabeza encontrándome con sus expresivos ojos.

—No me querías tener cerca —recordé —. Sabiendo eso te llamé a vos, perdóname —me disculpe.

Él negó con la cabeza.

—Solamente no quiero tu pena, eso no significa que te odie —recalcó —. Nunca te hubiera dejado sola sabiendo que necesitabas ayuda —garantizó.

Lo que dice es un poco contradictorio.

No comprendo.

—Esta bien. —Asentí sin darle más vuelta —. ¿Puedo llamar a mi papá? —consulté.

—Ya sabe que estas acá, dijo que descanses —remitió su mensaje.

—¿Cómo se enteró?

Pobrecito mi papi, seguro se sintió muy mal.

—La llamó a Pilar, Pilar le contó a Rodrigo, Rodrigo le dijo que habías hablado con él y le pediste mi número, así que me llamaron a mí —explicó.

Que inteligente que es mi papi.

Asentí más tranquila.

—Gracias por todo, Ivan —dije con sinceridad.

—N-No pasa nada. —Despeinó sus rulos nervioso —. Te la debía.

—Tenes razón y me debes más de una —recordé —. Pero bueno, estamos a mano. —Extendí mi mano para que la agarre.

Él la miró dudoso.

—Descansa, Emilia. —Irguió su cuerpo rechazando mi mano —. Voy a llamar a tu papá —avisó saliendo de la habitación.

Lo tenia en un pedestal y ahora vuelve a ser Ivan Buhajeruk otra vez.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora