Capítulo 22.

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Como tengo una re suerte me toco en la otra punta, lejos de mi amiga y al lado de un desconocido y de Ivan.

Como no, a él le tocó al lado de Celeste y a Rodrigo y a Pilar juntos.

El destino no me quiere.

Universo de mierda, ojalá te extingas.

—Me re cagaron —susurré enojada haciendo que Ivan me mire.

—No te quejes —susurró.

—Si me quejo y mucho. —Hice un puchero.

Del otro lado tengo a un chabon que se parece al friki que vende cómics en los Simpsons.

Odio a todos.

—Viniste a ver la película nomas, Emilia —recordó.

—¿Y? Yo quería hablar con Pili de lo lindo que es Tom Holland —balbucee frustrada.

Hoy sería de lo lindo que esta Ivan con ese disfraz.

Ivan bufó y siguió mirando las publicidades.

—¿Querés? —Le acerqué el balde de pochoclos.

—Toma, Ivi. —Celeste imitó mi acción.

Otra vez ese apodo asqueroso.

Me incliné hacia adelante para mirar a la piba con asco.

—Emilia —reprendió por lo bajo Ivan.

—¿Qué? —Lo miré inocente.

—Basta. —Empujó mi cara hacia atrás.

Resoplé y me acomodé para mirar la pantalla.

Minutos después arranco la película.

A la media hora ya me había cansado de comer tantos pochoclos, así que le di el balde a Ivan.

Extendí mi mano para agarrar el vaso de coca y usar el sorbete que mata a las tortugas.

Lo dejé en su lugar e Ivan lo agarró para tomar.

—Beso indirecto —susurré sin poder evitarlo.

—Cállate —ordenó nervioso.

—Cállame, lindo —rete.

—¿Qué tanto se susurran? —interrogó Celeste.

Rodé los ojos sin quitar mi vista de la película.

Cuando murió la tía May casi me fui atrás de ella.

Inevitablemente unas lágrimas salieron de mis ojos.

Giré mi cabeza viendo como mis amigos reaccionaban ante la escena.

Pilar esta igual que yo, con la diferencia de que Rodrigo la consuela.

Mi mirada se cruzó con la de Ivan unos segundos.

Volví mi atención a los actores y sequé mis lágrimas, aunque nuevas las reemplazaban.

Siempre que muere un ser cercano al protagonista el pensamiento de que algún día me voy a tener que despedir de mi papá inunda mi mente.

No quiero que ese momento llegue.

Unos dedos rozaron tímidamente la tela fina que cubría mi mano. Sabiendo quien era el dueño una corriente recorrió mi cuerpo dejando una sensación cálida en mi abdomen.

Abrí mi mano permitiendole entrelazar nuestro dedos.

Moví mi pulgar dándole leves caricias en el dorso de su mano sintiéndome más tranquila.

La película pasó rapidísimo y cuando menos me lo esperaba las luces se prendieron.

—Vamos al baño —pedí levantándome dejando en evidencia mi mano entrelazada con la de Ivan —. Uy. —La solté disimuladamente —. Me meo. —Fui hasta el pasillo evitandolos.

¿Lo hice apropósito para que lo vea la puta de Celeste? Si

Entré al baño y me arrepentí cuando me tenía que cerrar el traje.

Si no me lo cierro fracasé como porrista.

—¿Te ayudo? —preguntó Pilar cuando salí del cubículo.

—Sep. —Di media vuelta para que me ayude.

—Celeste le hizo una escenita a Ivan —me contó.

—¿Están casados y no me enteré? —consulté divertida.

—No sé que onda, Rodri me dijo que desde primaria esta atrás de Ivan —comentó.

—¿Y por qué acepto Ivan ahora? —pregunté interesada.

—Porque esta confundido —dijo en voz baja.

—¿Qué le pasa? —Fruncí el ceño.

—Nada, Emi, vamos. —Suspiró.

La segui hasta la salida del baño.

—Me olvidé la campera —balbucee.

—Toma. —Ivan me la tiró en la cabeza cubriendome la vista.

—Gracias. —La saqué con cuidado de no despeinarme —. Tenes algo. —Me acerqué y dirigí mi mano hasta el pochoclo que descansaba en sus rulos.

—No me toques, loquita. —Se alejó.

—Que te haces ahora. —Lo golpeé

—Shh. —Tapó mi boca con su mano.

Lo miré enojada y saqué mi lengua humeda para lamerle la palma cubierta con la tela del disfraz.

En vez de separarse con asco, como cualquier persona normal, se separó colorado.

—Te sacaste eso de la mano para mear ¿no? —pregunté preocupada por donde había pasado mi lengua.

—Pete indirecto —acotó Rodrigo divertido.

—Cerra el orto, estúpido. —Lo golpeó —. Si me lo saqué —aseguró rascándose la nariz.

—Mmm... —Rodri lo siguió molestando —. ¿Vamos a comer? —preguntó cuando Pilar lo retó.

—Mi verga te vas a comer —dijo Ivan.

—Uy, bueno, jamás me negaría —Rodrigo acepto con voz de boludo.

—Si hay mucha gente me voy a la mierda —avisé.

—Fua, Emi, lo divertido es esperar y cagarnos de hambre juntos —indicó Rodrigo.

—No —negué terminando la conversación.

—¿Nos compramos una cajita feliz? —me preguntó Pilar.

—¿Qué juguetitos hay? —pregunté más interesada.

—¿Habrá de spiderman? Ojalá que si —suplicó.

—No sé. —Volví a desconcentrarme al ver a Celeste agarrarle la mano a Ivan —. Ugh —me quejé —. Me estoy empezando a sentir mal. —Apreté mi abdomen intentado contener las arcadas que me daban.

—¿Te vino? —consultó mi amiga.

—No, estúpida. —La empujé —. Siempre nos viene al mismo tiempo —recordé.

Estamos sincronizadas.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora