Capítulo 32.

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—Soy Emilia, mucho gusto —saludé a su mamá con dos besos.

—¡Emilia! —Me miró emocionada recordando mi nombre y me abrazó.

Una desconocida me esta abrazando.

—Bueno, ma. —Ivan la separó al ver mi expresión desconcertada.

—Ivan me contó mucho de vos, que feliz me pone verlos juntos —explicó.

—¿En serio? —Levanté las cejas sorprendida.

—Si, todos los días que venia del colegio se ponía a...

—Vinimos a buscar algo nomas —Ivan la cortó y agarró mi mano para llevarme a unas escaleras.

—¡Otro día charlamos! —aseguré mientras me dejaba arrastrar por el más alto.

—¡Cuando quieras, querida! —Se rió.

—Me cae bien. —Sonreí.

—Me alegro —dijo sarcástico.

Abrió una puerta y dejó que pase primera.

Escanee la habitación encontrándome con muchas cosas fuera de su lugar y tiradas en el piso.

Por lo menos la cama esta hecha.

Pude ver algunas plantas decorando el lugar y cosas más minimalistas de las que imaginé.

Me di cuenta lo grande que era el lugar cuando vi que conectaba con otra habitación donde se encontraba el lado friki.

Sonreí ante la imagen mental de Ivan jugando toda la madrugada.

Volví mi atención al espacio en donde estaba cuando vi una mesa con hojas desparramadas y distintos carboncillos.

Me acerqué y rocé con mis dedos una libreta con hojas especiales para dibujar.

¿Ivan dibuja?

La tomé entre mis manos y al querer pasar de página me la arrebataron.

—Ey —me quejé.

—Chusma —acusó Ivan.

—¿Dibujas? —Lo miré interesada.

—Si —concluyó.

Se llevó el cuaderno con él y siguió metiendo cosas en su mochila.

—¿Y qué dibujas? —Me senté sobre la cama observando sus movimientos.

—De todo un poco —comentó caminando hasta una puerta que supongo que es el baño.

Entró confirmandome lo anterior.

—¿Por qué no puedo ver? —Hice un leve puchero viendo como salía con su cepillo de dientes en un estuche y desodorante.

—Porque no. —Los guardó en la mochila que descansaba al lado mio.

—Da... —me quejé agarrandolo del buzo para no dejarlo ir —. Mostrame —pedí mirándolo con un puchero para convencerlo.

—Emilia —me retó cuando lo estiré más cerca.

Apoyó sus manos a los lados de mi cadera, sobre la cama, para no caerse encima mío.

Tengo su cara perfectamente en frente de mí.

—¿Dibujas cosas otakus? —cuestioné con diversión.

—No. —Negó mirando mis labios disimuladamente.

—Mm... —Fruncí los labios —. ¿Qué dibujas entonces? —Levanté una ceja.

—Que te importa —finalizó.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora