Capítulo 20.

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(...)

—¿Qué dice? —balbucee sin entender una palabra de lo que sale de la boca de mi profesor.

Esto no es lo mío.

—¿Te gusta? —mi amiga me mostró su nuevo esmaltado.

—Que lindo. —Agarré su mano interesada.

La solté con asco cuando la sentí levemente transpirada.

—Disimula por lo menos. —Me golpeó.

—Perdón. —Me reí por lo bajo.

Pasamos la clase concentradas en todo menos en el profesor.

—¿Y mi re amigo Ivan? —dije sarcástica cuando Rodrigo apareció solo.

—Anda a saber —contestó concentrado en ver que se iba a pedir para comer.

Miré a Pilar confundida.

—Ivan y vos no se despegan ni para ir al baño —aclaró Pilar —. ¿Dónde está?

—Se quedó en el salón con una compañera —informó rendido —. Estoy seguro que se le va a confesar —comentó más emocionado.

¿Confesar?

¿A Ivan?

¿Qué?

Pusé los ojos en blanco y salí de la fila.

—Los espero en la mesa de siempre —avisé yéndome a sentar.

No sé porque, pero me puse de mal humor.

Crucé mis brazos sobre la mesa y apoye mi cabeza en dirección a Pilar y Rodrigo.

Mi estado anímico empeoró cuando vi llegar a Ivan con la supuesta minita.

Se la ve bastante tímida. Su pelo es de un tono marrón claro y está lleno de bucles perfectos, unos anteojos marrones descansan sobre su pequeña nariz redondeada y puedo ver pecas esparcidas por esa zona.

Es linda, pero no más que yo.

Terminaron de comprar y se acercaron.

Volví a poner mi espalda derecha con paja.

—Toma, Emi. —Rodrigo dejó una cajita de chocolatada cindor en frente de mi.

—¿Cómo sabes que me gusta? —interrogué mientras la agarraba.

—Tenes una obsesión con el chocolate, diabetica—dijo obvio.

—Mi abuela era diabetica. —Me metí la bombilla en la boca mientras me imaginaba mi posible futuro con diabetes.

¿Mi papá tendrá diabetes?

Tengo que agendar una consulta médica.

—Le cagaste la tarde —Pilar le recriminó a su novio.

Asentí dándole la razón.

—Mi papi hizo budín —recordé sacando el táper de mi cartera.

—Se olvido bastante rápido. —Rodrigo se rió.

—Déjame. —Bufé.

—Permiso —dijo mi amiga mientras agarraba un pedazo de budín —. Bendito seas Victor —manifestó después de comer un pedazo.

Por primera vez giré mi cabeza para ver la chica que acompaña a Ivan.

Tuve que inclinarme un poco ya que prácticamente estaba escondida atrás de él.

—Hola ¿no? —dije sarcástica.

La maleducada ni me saludó. Otro punto en contra.

—Emilia —Ivan me regañó.

—¿Qué? —Lo miré —. ¿Está mal que pida algo tan básico? —Levanté una ceja.

Él me miró mal y negó con la cabeza.

—¿Hoy vamos al cine con Celeste entonces? —preguntó Pilar para aligerar el ambiente.

—¿Quién es Celeste? —consulté suponiendo que era la chica de anteojos.

—La amiga de Ivan —informó Pilar.

—Ah, yo no puedo hoy —declaré aburrida.

—El finde quedamos en que hoy podíamos todos —Rodri se quejó —. No seas mala, Emi —hizo un berrinche.

—Ay, que pendejo puto. —Suspiré —. Veo si puedo —me hice de rogar.

—Vas a poder —afirmó Pilar segura —. Encima van a estar tus re amores, Tom y Zendaya —recordó.

—Veo —repetí tomando otro sorbo de mi chocolatada.

—Que pendeja de mierda —murmuró Ivan.

Lo miré con cara de culo.

—Vos cagaste todos los planes —recalqué.

—¿Yo? Vos sos la caprichosa —discutió.

—Ay, Ivan, Ivan... —Suspiré —. Pensé que ya nos estábamos empezando a llevar bien. —Hice un leve puchero haciendo que el más alto desvíe la vista molesto.

—Yo ya compre los disfraces. —Rodrigo me imitó.

—Después te transfiero —le resté importancia.

—Si vas, todos los días hago la fila por vos y te compro una chocolatada —prometió sobornandome.

—Bueno —acepté rendida.

—¡Si! —Pilar y él festejaron con un abrazo.

—Igual, no sé si mi re amigo Ivan quiere que vaya —hablé sarcástica mientras lo miraba.

—Obvio que quiere —se adelantó el enano.

—¿Si querés, Ivan? —pregunté cambiando mi tono de voz a uno más dulce.

El enrulado volvió a mirarme con seriedad.

Sonreí levemente notando como se iba poniendo nervioso.

Lo de hacerse el otro conmigo no le sale.

—¿Qué? —preguntó confundido.

—¿Si querés? —pregunté rozando el costado de nuestras rodillas levemente.

Su cuerpo se tensó.

Visualice como la pequeña mano de la chica tocó su brazo intentando llamar su atención.

Ante eso, Ivan bajó su mano con la intensión de separar nuestras piernas.

Mala idea.

Tengo puesto el uniforme de porrista, por lo que la pollera es bastante corta.

Los dedos de Ivan rozaron la piel expuesta de mis muslos y al instante los alejó.

Lo miré divertida y enarqué una de mis cejas juzgadora.

—Podes tocarme, pero no en público —lo molesté en voz baja.

Lo suficientemente bajo como para que Pilar, Rodrigo y personas que pasaban por el lugar no me escuchen, pero lo suficientemente alto como para que su amiguita lo haga.

—¿Qué decis? —Ivan frunció el ceño.

—Nada. —Me encogí de hombros inocente —. Nosotras ya nos vamos, nos vemos a la noche. —Me incliné para despedirme con un beso en la mejilla —. Chau, linda. —Arrugué la nariz levemente fingiendo una sonrisa amistosa hacia Celeste.

—Chau —balbuceo.

—Amiga... —Pilar se rió por lo bajo cuando estuvo al lado mio —. Sos terrible.

Hoy tenemos un partido, así que dudo que volvamos a ver a Ivan y Rodrigo.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora