04. Sereno

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                                                ||| AVISO |||

- Se referirá a lLocochon como Alex y a Tomycatt como Tomás.

Disfrute su lectura.
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Sentía el agua correr por todo su cuerpo, empapándolo con delicadeza, mientras analizaba con detenimiento su pecho.

Le dolían mucho las mordidas, y los pezones le ardían como el demonio.


- Mierda...- Dijo el azabache, enjabonándose con gran dolor, siendo más cuidadoso de lo acostumbrado.


Pronto, su baño sería interrumpido por el moreno, alertándole que agilizara el paso, ya que iban tarde a su primera clase. Haciendo caso, Da Rey apenas terminó de lavarse, salió corriendo a su habitación para vestirse con lo primero que le combinase.
Diego escuchaba los pequeños pasos del más bajo desde la cocina, mientras preparaba unas bebidas, pues ya no tenía tiempo de hacer el desayuno.

Saliendo de la habitación, Diego logró divisar al de lentes, portando una camisa gris de cuello alto, tapando los chupones que éste mismo le había dejado en la madrugada. Por encima llevaba puesto un cardigan cerrado de cuello en V, con decoraciones en la tela de lana, dándole color al atuendo; tenía además unos pantalones capri por encima del tobillo, dejando relucir sus zapatos vintage, dándole un aire fresco a su imagen. Evidentemente, no podía salir sin su gorra; Diego pensaba que era su característico personal.

Por su parte, Aquino portaba una camisa blanca sencilla, por debajo de una gabardina la cual le llegaba a la altura del muslo, combinando con unos pantalones rectos de color negro, junto a unos zapatos de vestir, visiblemente caros. Junto a ello, usaba unos lentes aviadores, sorprendiendo a Da Rey, quien no sabía que también usaba lentes. Siempre lucía elegante, resaltaría entre las personas rápidamente.

Su primera clases comenzaría pronto, así que saliendo del apartamento, se dirigieron rápidamente a las aulas del campus, para ver macroeconomía.


- No se le olvide su bebida - Habló Diego, señalando el trago de proteína que le había preparado al de lentes.


- Gracias... no hacía falta- Apenado, Da Rey aceptó el zumo, dándole sorbos mientras seguía al de cabellos ondulados hacia la entrada de su casa.

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Martes, 02 de febrero del 2021.
32° centígrados.

Averiguando en su celular, Da Rey se percató de la temperatura del día. Era la una de la tarde y el sol estaba haciendo de las suyas.
Sintiendo los rayos ultravioletas de la estrella de fuego penetrar sus espaldas, los chicos atravesaron el patio central con un paso apresurado, para no llegar tan tarde a su clase. Afortunadamente, al entrar al salón se percataron de la ausencia del profesor, quien aún no había llegado.

  Los muchachos buscaron asiento en al fondo del salón; subiendo unas escaleras para llegar a estos, sentándose así uno al lado del otro.


Da Rey sacaría de su bolso una laptop, colocando el world office con agilidad, para estar listo cuando empiece la clase. Diferente al de ojos violeta, Diego sacó una pequeña libreta, remarcando ser amante de los apuntes en papel, debido a que escribir a lápiz le ayudaba a retener mejor la información.

A los minutos, un señor de avanzada edad se asomaría por la puerta, entrando con lentitud al salón, mientras cargaba con pesadez un maletín de trabajo. Este cargaba el uniforme del internado, resaltando el color café en su grisácea piel, la cual no parecía haber tomado sol durante mucho tiempo. En su pecho, del lado derecho, portaba una barra dorada la cual tenía inscrito su nombre.

𝓦𝓮𝓷𝓷𝓮𝓼𝓼𝔂'𝓼 𝓓𝓪𝔂𝓼 |  𝓓𝓾𝔁𝓲𝓷𝓸 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora