14. A escondidas de mamá

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||| AVISO |||

-El siguiente capítulo hará referencias a los abusos físico y sexuales hacia los niños. NO SE APOYA POR NINGÚN MOTIVO ESTE TIPO DE ACTOS.

- Por favor, si usted sufre de algún tipo de abuso, no dude en abrirse y comentarle a una persona de confianza o a una autoridad policial, no dude en buscar ayuda.

Tenga precaución al momento de leer esta capítulo.

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- Haz silencio, que el niño nos puede escuchar.

- Mhjmm...- Afirmó la mujer, tapándose la boca con su diestra para ahogar así los gemidos incontrolables que soltaba.

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Veía un nuevo abrigo colgado en el perchero de la entrada; era, como de esperarse, de un hombre diferente.

Siendo el quinto hombre que Da Rey veía en la casa durante la semana, se perdió por horas dentro de la habitación de su madre, escuchando a través de las paredes ciertos ruidos muy extraños que le causaban curiosidad.

Tenía ya poco más de seis años, y la relación con su mamá jamás volvió a ser la misma; eran muy distantes, ni siquiera se sentaban juntos para comer. Da Rey le tenía miedo, desde aquel incidente que casi le hacía perder la vida. Además ese mismo miedo incrementó drasticamente con el tiempo, debido a que muchas veces, su madre bajo los efectos del alcohol se desquitaba con él.

Moretones, rasguños, heridas y cortadas se veían en la pálida piel de niño, producto de los diversos abusos que sufría por parte de su madre.

Se sentía solo, absolutamente solo; teniendo apenas seis años de edad, quería irse de su hogar, aunque sea mediante la muerte.

Pronto comenzaría el pre-escolar, y las mañanas era el único momento en el que lograba entablar una conversación la mujer que se hacía llamar su madre. Esta siempre lo arreglaba para la escuela, vistiéndolo con gran porte, maquillando sus brazos, el cuello y la cara, ocultando así cualquier indicio de abuso en él. Bajando por las escaleras del edificio, llegaban a la entrada de éste, esperando pacientemente al transporte escolar para que llevase al pequeño Da Rey a sus clases.

Todas y cada una de esas mañanas, su mamá se despedía con un gran beso en su frente, dándole además el abrazo más hipócrita y retorcido del mundo, brindándole un falso cariño que nunca llegaría a gozar realmente.

A pesar de ello, Da Rey disfrutaba mucho de las clases, podía distraerse de su propia realidad, conectando así con otros niños de su edad, pasando sus mañana un poco mejor, haciendo lo que cualquier niño de seis hacía: aprender a leer, a escribir, jugar con niños, y sobretodo, sonreír. Pero sentía cómo las horas del colegio se acababan pronto, y al final, sabía que tenía que regresar a casa, lo que siempre le hacía llorar.

- ¿Por qué lloras, Reysito?- Preguntaba la profesora, consolándolo mediante un abrazo.

- ¡No quiero volver a casa! ¡Quiero quedarme aquí con mis amigos!- Sollozó Da Rey, afincando el abrazo.

- Mañana vas a volver corazón y verás a todos tus amigos de nuevo; pero, por ahora, hay que volver a casa- Explicó la mujer, separándose del abrazo para limpiarle las lágrimas de su rostro.

- ¡No quiero! No quiero...- Repetía el pequeño, calmando poco a poco su llanto.

- Descuida, te prometo que mañana la pasaremos genial con todos tus amiguitos. Prepararé un juego especial para ti, ¿Te parece?- Sugirió la profesora, recibiendo un gesto afirmativo por parte de Da Rey.

𝓦𝓮𝓷𝓷𝓮𝓼𝓼𝔂'𝓼 𝓓𝓪𝔂𝓼 |  𝓓𝓾𝔁𝓲𝓷𝓸 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora