24. Feliz cumpleaños, Diego 2/2

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Da Rey quería a Diego para él; Da Rey quería ser completamente suyo.


E impulsivamente, encontró la alineación y la armonía perfecta en sus pensamientos y latidos, logrando entenderlo después de tanto tiempo; así que, con la voz entrecortada y el corazón palpitando a mil por hora, débilmente pronuncio:


- Me gustas.


- Sí- Contestó el moreno.- También me gusta mucho el atardecer.


Hubo silencio; Da Rey no sabía qué decir.

Diego lo miró, confundido; no entendía su silencio.


- No, tú; me gustas- Reafirmó.


El moreno le observó callado, analizando sus palabras una y otra vez, las cuales resonaron en su cabeza con gran amplitud.


Finalmente sonrió ante su confesión, entrecerrando los ojos un poquito, sintiendo cómo su corazón se derretía poco a poco.


- Repítelo.


- Me gust...- Pero antes de que el azabache pudiese completar su oración, fue interrumpido por el contrario.


- Pero repítelo de una manera especial para mí, como regalo de cumpleaños- Aclaró,

parpadeando los ojos una y otra vez.

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- Cuando dijiste que lo repitiera no pensé que fuese así- Escupió el mayor, sintiendo cómo los escalofríos se apoderaban de su cuerpo.


Diego lo tenía acorralado, a su merced.


Pegado contra el cristal de la noria, el azabache era rodeado por Diego desde atrás, quien le comía el cuello con gran sensualidad, mientras hundía las manos por todo su cuerpo, creando líneas y caminos los cuales bajarían poco a poco por todo su pecho, abdomen y vientre, robándole ciertos gemidos inaudibles a Da Rey.

Aquino lo disfrutaba, disfrutaba ver al de lentes completamente sonrojado bajo él, apoyando sus pálidas manos contra el vidrio de la atracción, mientras repetía una y otra vez, casi en modo de susurro, que era muy probable ser vistos en esa situación.


- No me importa, que todos vean- Habló Diego.- Que me tengan envidia por ser yo el que puede tenerte.


Seguido a sus palabras, hundió más sus labios en el cuello de Da Rey, quien alzaba la cabeza hacia el techo en señal de satisfacción, entrecerrando los ojos mientras dejaba escapar ruidos vulgares de su boca.

Rápidamente, unas manos traviesas desabotonarían su pantalón, bajándolo un poco por sus muslos, mientrasla zurda de Juan Diego atacaba la ropa interior del azabache, la cual se encontraba algo mojada.

La espalda del más pálido se arquearía ante tal sensación, provocándole ciertos escalofríos que le harían chillar de la excitación.


- Ahora dilo nuevamente- Carraspeó el moreno.- Di que te gusto.


- ¿A-así?- Tartamudeó Da Rey.- A-así no podré de-cir... decirlo; Nhg..


- Vamos; sí puedes- Animó Diego, posándole en su mejilla un par de besos.


- Diego...


- Sí puedes.


Y sintiendo cómo su bóxer fue bajado, Da Rey explotó de lujuria al sentir cómo la mano del moreno envolvía a la perfección su miembro, moviéndolo poco a poco, de arriba a abajo, agitando la mano con gran efectividad. Podrá ser un virgen de mierda, pero sabía como masturbar al azabache.


- Répitelo- Dijo Aquino.


- M-me gust...- Empezó Da Rey- Nhhg...


- Otra oportunidad- Diego aumentaría el ritmo, provocándole ciertas estocadas al más bajo que le harían temblar.


Da Rey se sostendría rápidamente del vidrio, apoyando su rostro contra éste, poniendo las palmas de su manos contra el cristal a cada lado de su cabeza, mientras arqueaba con gran frenesí su espalda baja.


- Hhm M-me gustas... m-aldición; Nhg.. Me gustas, Diego Aquino- Confesó entre gemidos.


El moreno lo vería con ojos de lujuria, poseído por sus pensamientos lascivos al escuchar al de piel lechosa confesarse de tal manera.


- Maldita sea Da Rey; también me gustas- Añadió, agitando al mayor con su mano.


Y esas palabras actuarían como bomba explosiva para el chico, quien sintiendo cómo Diego lo masturbaba con gran pasión, además de las descargas eléctricas que mandaba su cuerpo cada vez que nacía una escalofrío de su vientre, fue suficiente para poder disfrutar del momento y acabar al momento de llegar al clímax.


La eyaculación fue prolongada, manchado por completo la mano de Diego, la cual gotearía los líquido del azabache hacia el suelo.


Pobre del señor de limpieza, también mancharon el cristal de la noria.


Reincorporándose, Diego acomodó las ropas del más bajo, quien se veía físicamente cansado.

Este mismo, con sus últimas fuerzas, se voltearía hacia el moreno con rapidez, posando en sus abdominales pequeños golpecitos de manera suave, quejándose de su imprudencia.


- ¡Diego! Deja de pensar con el pene; ¡Nos pudieron haber visto!- Quejó.


- Tranquilo, tranquilo; no pasó nada- Se excusó.- Además, es culpa tuya por ser tan lindo.


Maldición, Da Rey no podía contra él..



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||| ACLARACIONES |||


Esta escena no es canon dentro de la historia, pero fue algo que pensé y escribí al principio cuando Duxo finalmente se confesó, pero no la sentí acorde al contexto real de la historia.


Sentí que debía hacer su confesión más tierna, menos sexual JAJS, perdón.


Igualmente les traigo lo que escribí al principio para no dejarlos sin contenido (puro fanservice)


Ahora, ¿será que comparto más escenas descartadas de los chicos?


;)

𝓦𝓮𝓷𝓷𝓮𝓼𝓼𝔂'𝓼 𝓓𝓪𝔂𝓼 |  𝓓𝓾𝔁𝓲𝓷𝓸 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora