Dentro de dos días sería su cumpleaños, así que ese viernes treinta de abril quiso salir a despejar un poco la mente.
Nuevamente, sentía cómo aquella sensación de frío dominaba sus huesos, remarcándose ese sereno en su hogar, divisando una sala completamente sola, remarcando la ausencia del azabache; este sorpresivamente se veía muy enfocado en sus estudios, más de lo usual diría Diego. Apenas y cruzaban miradas, apenas se deseaban los buenos días y las buenas noches.
Dejando atrás aquel lugar tan desolado el cual se suponía ser su casa, bajó por el ascensor del edificio, cargando en su mano la llave del carro, dispuesto a salir rumbo a la ciudad, expectativo de encontrar allí aquel calor que tanto deseaba nuevamente, pues una vez lo tuvo, terminó alejándolo, por su propio bien o capricho en realidad; realmente no tenía excusas para haber dejado de hablar con Da Rey.
Agitando su cabeza de un lado a otro, ignorando cualquier pensamiento que le llevase a recordar a su amigo de ojos violetas, guió en volante de auto con sus manos, direccionando el vehículo con gran porte, mientras se dirigía a la salida de Wennessy.
Manejando por el medio del tráfico de la capital, divisó los enormes rascacielos de la empresa de su padre, la cual no visitaba desde hace meses, por no decir años. Rápidamente pasaría entre esos edificios con rapidez, queriendo alejarse de éstos lo más pronto posible, huyendo de manera simbólica de lo que él era, de lo que es, y de lo que dejaría de ser.
Con una ola de frío recorriendo su cuerpo nuevamente, estacionaría el vehículo en una gran plaza, decorada al medio con un antiguo prócer del país, galardonado mediante una estatua en aquel parque de la capital, para que fuese recordado como un héroe y libertador de pueblos. En aquella misma plaza, se encontraba esperando pacientemente Luis, su amigo de la infancia. Vestido completamente de negro, y portando unos lentes de sol oscuros, el de cabellos marrones se acercó al auto, abriendo la puerta de éste, sentándose en el lugar del copiloto, saludando con ánimo al moreno.
- ¿A dónde vamos?- Preguntó, conectando su celular con la radio del auto, para así controlar la música que escucharían durante el camino.
- A jugar un rato, ¿Le parece?- Contestó Aquino, girando el volante con ayuda de la zurda, cruzando así la calle.
- Me parece perfecto.
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Máquinas de arcade, música disco y gritos de personas emocionadas se escuchaban al rededor.
Hacía tiempo que el dúo de chicos no planeaban una salida juntos, y Diego había visto ese viernes como una excusa perfecta para verse con Luis y salir a jugar en un arcade, justo como en los viejos tiempos. A pesar de su inmensa alegría, notaban la clara ausencia de su amiga Abril, quien le iba de maravilla en el extranjero, estudiando su carrera arduamente. Intercambiando miradas consoladoras, los chicos suspiraron al mismo tiempo, mientras recordaban aquellos momentos tan divertidos que pasaban con la muchacha.
ignorando su ausencia, avanzaron hacia la tienda de juegos, bajando con gran elegancia del auto, luciendo los mejores trajes que un chico de ciudad podía poseer. Atravesando los grandes pasillos que formaban las máquinas de arcade dentro de la tienda, llegaron a su lugar favorito: la sala de vídeojuegos.
Alquilando una sala para ellos dos solos, se instalaron en el gran sofá acolchonado que tenían al frente. Acercándose a la primera consola que tenían a su alcance, empezaron a jugar con un inmenso frenesí. Como era de esperarse, tenían a su disponibilidad desde la consola más moderna hasta la más retro, es decir, desde una playstation 5 hasta una gameboy clásica del 89.
Comenzarían con un juego cooperativo, ayudándose entre sí hasta cansarse y pasar al siguiente juego; así estarían durante horas, jugando y cambiando de juegos cada que se aburrían, cansaban o estresaban. Estar allí juntos, les recordaría los momentos en los que siempre venían junto a Abril y sus demás amigos después de clases. Si bien es muy sabido que cada uno de ellos tenían el poder monetario de comprarse todas estas consolas y jugar desde la comodidad de sus casas, en realidad disfrutaban más de la idea de recolectar cada día un poco de dinero y alquilar una sala de estas tras las mañanas del colegio. Así creaban bonitos recuerdos que quedarían en sus memorias.
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𝓦𝓮𝓷𝓷𝓮𝓼𝓼𝔂'𝓼 𝓓𝓪𝔂𝓼 | 𝓓𝓾𝔁𝓲𝓷𝓸 (En edición)
RomanceInstituto universitario Wennesy A., febrero 2021. Diego Aquino, en busca de un gran quizás. Da Rey, en busca de ... Dos chicos de visiones y pensamientos diferentes, la vida los jodería una y otra vez. ¿Qué pasará con ellos?