21. Miedo (+18)

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Ya iba tarde, y estaba a punto de perder su exposición.


Corriendo con gran frenesí, y sin percatarse de los demás, Da Rey atravesaba los pasillos con gran rapidez, chocando con distintas personas en algún que otro momento. Iba completamente agitado, con las manos llenas y la espalda pesaba por su bolso; llegando a la puerta de su clase, entró con gran cautela, sin buscar alertar a los estudiantes, aunque fuese en vano, pues apenas logró entrar, divisó a todo el público observarlo con detenimiento, ya que había interrumpido una exposición en pleno desarrollo.


Volteando su mirar en dirección a la plataforma que tenía a la izquierda, notó a un grupo de cuatro chicos exponiendo, quienes tomaron silencio una vez notaron la presencia del azabache atravesar el salón de clases. Rápidamente, sus ojos violetas conectaron con los característicos ojos color miel que tanto reconocía; le sorprendía ver a Diego presentando una evaluación tras ausentarse de clases por varios días.


Desde aquel día en la enfermería y desde aquel problema con Alan, su relación se había vuelto algo distante; Da Rey realmente desconocía la manera de consolarlo, trataba de estar lo más pendiente del moreno, pero fue notando a su vez cómo éste lo fue alejando poco a poco, encerrándose en sí mismo dentro de sus pensamientos, disociando varias veces de la realidad, postergando hasta más no poder sus problemas y conflictos del día a día.

Diego estaba consciente que, una vez alguien supiera la verdad de Wennessy, todo sería cuestión de tiempo para estallar. Estaba consciente que el profesor Mateo buscaría justicia para la desaparición de su hermana, pero no sabía cuándo ni cómo; ahora, por más que confiase en Da Rey, seguía con el miedo de que algún día éste lo delate, pues aún a pesar de haberse vuelto una persona muy importante en su vida, y que le brindase apoyo y bienestar en tan poco tiempo, el azabache seguía siendo una persona relativamente nueva para él, y realmente lo desconocía en ciertos aspectos.


Al pasar los días, Diego se fue distanciando cada vez más, hasta el punto de volver a tutear al azabache, por miedo a cagarla con él y hacerlo delatar algo. Dichas acciones eran medio contradictorias, pues no tenía sentido ser cortante con Da Rey para que no contase nada, si de hecho eso mismo incentivaría al otro a ser cruel y confesar su asesinato; pero, Da Rey era más comprensible de lo esperado, y trataba de darle al más alto su debido espacio, pero sin querer incomodar su relación, aunque ya era tarde.


Por eso, aquella mañana llena de evaluaciones le sorprendió ver al moreno postrado en el escenario del salón frente a una decena de compañeros, explicando sus puntos con gran elegancia, portando además un traje de diseñador, evidentemente; sus pieles eran cubiertas por una camisa manga corta de un color negro, cargando por encima un polo de colores azules, combinando a la perfección con sus pantalones de vestir sueltos, sostenido con un cinturón con el estampado de una marca altamente reconocida en su hebilla. Finalmente, sus zapatos eran también altamente costosos, quizás más de la mayoría de ropa que tenían los estudiantes de aquel salón.


Sus miradas conectaron una vez más después de tanto tiempo.


Diego extrañaba esa sensación tan electrificante que recorría su espina dorsal cada vez que se cruzaba con los ojos color amatista del azabache. Da Rey extrañaba sentir esa onda de calor que dominaban sus mejillas al divisar las orbes miel del moreno.

Rápidamente, su rostro se llenó de un rojo carmesí, el cual alertó al moreno rápidamente, respondiendo ante su sonrojo con un tímido saludo, alzando su mano izquierda en el aire, moviéndola de un lado al otro con cautela, dedicándole a Da Rey una tierna sonrisa ladeada, mientras le incitaba a su vez a sentarse en un asiento rápido, para no recibir un regaño por parte del profesor Teoro.

𝓦𝓮𝓷𝓷𝓮𝓼𝓼𝔂'𝓼 𝓓𝓪𝔂𝓼 |  𝓓𝓾𝔁𝓲𝓷𝓸 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora