Al siguiente día me levante con un muy buen humor de la cama. Los luminosos rayos solares de California deslumbraban radiantes contra mi piel, que había adquirido de nuevo su tono normal. Después de haber hecho mi ritual higiénico y haber desayunado la mitad de la despensa, recorrí felizmente las calles de la ciudad. Como había imaginado, estas se encontraban despejadas por ser un sábado en el mediodía. La mayoría de los transeúntes era gente de edad y niños pequeños con sus madres. Si hubiera llevado mi cámara y les hubiera sacado fotos, sería como una postal mostrando gente de los años 50 desfilando por las avenidas, o algo por el estilo.
Llegue a mi destino rápidamente, con el carro chillando en las banquetas y dando trompicones. Salte del carro y mire fijamente a la señora Manheim saliendo por la puerta delantera, vestida con la falda y playera blanca y con una raqueta de tenis a la mano.
-Oh, querida. Es un placer que hayas venido de nuevo. Pensé que por ser sábado, posiblemente saldrías con tus amigos a pasear en vez de estar por aquí. Déjame contarte el día como tiempo extra, ¿si?
- Eh, no se preocupe Camryn- Le dije sonrientemente mientras me acerba a ella
- Estaré aquí probablemente todo el día, con Milo.
La señora Manheim me mostró una gigantesca sonrisa destellante y hablo
- Me encanta que te lleves bien con mi hijo. Ojalá que también pudieras alejarlo de esas malas amistades que el tiene, si eso es posible.- Dijo dándome palmaditas sobre mi hombro. Yo asentí y ella continuó
- El día de hoy yo me mantendré fuera, pero tu estarás aquí, ¿verdad?
-Por supuesto, ya le dije que estaría aquí todo el día. Tenemos muchas cosas que hacer por hoy.
-Me parece estupendo. Entonces, me iré ya mismo para que puedan comenzar con su diversión- Dijo entusiasmada. Como si alguien le hubiera regalado un millón de dólares, que probablemente a ella le sobraban. Me sonrió una vez más y poco a poco se apartaba caminando. Mordí mi labio.
-¡Señora Manheim! Perdón, ¡Camryn! ¡Espere!- Le grite mientras corría detrás de ella. Se detuvo y giró.
-¿Qué sucede, Amelia?
-Uh. Bueno, usted, eh...¿podría decirme... p-por qué Milo quedó ciego? Digo, solo quiero, ya sabe umm, ¿entenderlo más?- le pregunté mientras la miraba de reojo. Ella cambió su sonrisa a una mueca triste que golpeó contra mi pecho con firmeza. Que mal se ha de estar sintiendo.
-El quedó ciego por una competencia de salto de caballo. Algo asustó al pobre animal y los dos cayeron sobre la tierra- lentamente masajea su sien.
-El caballo cayó encima de Milo y bueno, es un milagro que haya sobrevivido...
-Eh. Oh, yo... yo lo siento mucho. No sabía que...
-Todo está bien, no te preocupes Ameli. Eso es cosa del pasado. Ahora solo quiero que salga adelante y rehaga su vida.- Ella dijo mientras secaba un par de lágrimas que corrían por sus mejillas rosadas.
-Por favor, no vayas a comentarle nada sobre lo que te he dicho. A él no le gusta... no le hará que sienta lastima de él, por eso es como es.
-Está bien, yo no...
-Bien, es tarde. Que tengas un buen día, ¡hasta pronto!- La señora Manheim se despidió de mi y prácticamente salió volando hacia su camioneta negra. La despedí con la mano y me volví hacia la casa.
-Bien, aquí vamos de nuevo.
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CORAZÓN CIEGO/MILO MANHEIM
Teen FictionAmelia una chica que está decidida a encontrar un trabajo de verano por falta de dinero.... En la búsqueda de periódicos tras periódicos encuentra un trabajo de niñera, pero no es un trabajo cualquiera ya que tendrá que cuidar a alguien que tiene su...