|CAPÍTULO 29|

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En ese rato le conté a Hanna todo lo ocurrido en los días anteriores. Aparte de las ganas de llorar mientras se me quebraba la voz, también sentía la necesidad de reír, por las caras que ponía mi amiga al relatarle mis anécdotas y por la ironía de todo aquello; Si alguien me hubiera contado, hace dos semanas, que me iban a suceder todas estas cosas a mí, nunca le hubiera creído. Lo que me demostraba que la improbabilidades de algo no existían.

Una vez terminado todo aquello, las dos nos quedamos en silencio un par de segundos.

Finalmente ella hablo.

- ¿Y tú crees que las cosas entre tus padres se vallan a solucionar? -Pregunto ella temerosa. Sabía que con cualquier comentario podía meter la pata, ventajas de mi inestabilidad sentimental.

-Realmente no lo creo. Sé que vendrán divorciándose un día de estos, cuando papá finalmente aparezca.

- ¿No tienes la menor idea de dónde pueda encontrarse?

-No. No sé qué pensar Hanna, todo esto es tan... extraño y difícil. Mi padre nos escondió demasiados secretos durante tanto tiempo que ya no sé ni en que pensar -Le conteste, mientras apoyaba mi espalda sobre la cama y dejaba mi cabeza colgando en el aire. Hanna me siguió.

- ¿Y qué hay con Milo? ¿Crees que su madre te vaya a echar la mano? No me da mucha confianza.

- Camryn es una buena persona. Simplemente es una madre que se preocupa por su hijo y que desearía lo mejor para él. Eso no me incluye a mí, por supuesto -Suspire. 

-Solo quisiera una oportunidad para hablar con él. Aunque no creo que eso sea posible.

-En el viaje ese tendrás todo el tiempo del mundo para hablar con él. Si yo fuera tú, iría a comprar muchísima ropa para elevar mi autoestima -Dijo ella sonriente. Le dirigí una simpática mirada de cabeza y me incorpore, apoyando mi peso sobre los codos.

-Tú comprarías ropa aunque estuvieras totalmente cuerda. Eso es lo que te hace ser tú. Tiene sentido, ¿no? - Bromee mientras ella se reía y se levantaba dando brincos sobre el piso. Me gire sin levantarme y la mire al mismo tiempo que ella comenzaba a lanzar ropa de su guarda ropa por toda la habitación.

-Ignorare tus comentarios, ¿vale? -Le avente una almohada, fallando horriblemente. 

-Y no bromeo, deberíamos de comprar un poco de ropa, ir a ver algunas películas, incluso conseguirte algún chico por ahí. Te garantizo que tu autoestima se elevara un cien por ciento.

-No tengo dinero -Admití, rascando mi pierna. No tenía nada de ganas de salir el día de hoy. Hanna me miro maliciosamente y abrió la boca para decir algo. La interrumpí. 

-Ni lo sueñes. No tomaré ningún centavo del dinero para Princeton. Si me lo preguntas, si, lo tengo junto a mí en estos momentos, pero solo para emergencias. Ni un solo centavo, ¿lo oyes?

-Esta es una emergencia -Dijo agitando un mini vestido morado en el aire. 

-Así que deberías irte dando una buena ducha, porque lo que resta del día, nos iremos de compras.
Dude un poco. No quería irme a la quiebra por un simple capricho. De seguro vendría siendo corrida un día de estos, gracias a que mi amistad con Milo se había terminado momentáneamente.

Sin embargo, necesitaba hacerlo. Si bien dicen que un par de zapatillas nuevas te cambian el día, probablemente tres te mejorarían la semana. Y mi semana había sido demasiado tortuosa.

Me pregunte si valdría la pena.

Y sin duda tendría que averiguarlo...

CORAZÓN CIEGO/MILO MANHEIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora