|CAPÍTULO 26|

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Antes de dirigirme a la cocina, entre al cuarto de ,Milo sin mirarlo realmente. Tome la primera camiseta grande que vi y me vestí con ella. Baje las escaleras a paso flojo. Sentía el suelo moverse a mi alrededor y la vista se me comenzó a nublar un poco. Quería llorar por todas las cosas tan horribles que me estaban pasando últimamente; Primero Paul, luego mis padres y ahora Milo.

Necesitaba unas vacaciones.

Ya en la cocina, amarre mi cabello húmedo con una liga que llevaba en la mano y comencé a tomar comida del refrigerador. Revolví de esto y aquello en una licuadora y comencé a morder una pera que se encontraba sobre la barra. Me senté en una silla de madera y pegue la frente contra mis piernas. Necesitaba pensar.

Le gustaba a Milo, de eso no me quedaba duda. Pero, ¿cómo? No había sido precisamente la persona más amigable con él, solo hacía mi trabajo; además el no me conocía. Me refiero físicamente. Ya me habían dicho que él era un mujeriego, así que mi concepto de él era que nunca se fijaría en alguien a quién no puede ver. Ósea yo. Todo esto era tan extraño, me dolía la cabeza de solo pensarlo.

Alguien me saco de mis pensamientos.

- ¿Milo? Querido, ¿estás en casa? Milo que estas... ¡Amelia!

Di un grito y salte de la silla, pegándome con la pata en el dedo pequeño. Mire a Camryn , que a su vez me observaba con una mirada de horror. Me pregunte el porqué... hasta que finalmente me di cuenta.

- ¿Por qué estas vistiendo solo una camiseta? Y es de mi hijo. ¿Acaso tu y él...

-¡No! No, no. Es una equivocación, yo nunca -Mi mente quedo en blanco. ¿Realmente creía que Milo y yo habíamos tenido sexo? ¿Enserio? 

- Nunca haría nada con su hijo, ¿está bien? El solamente es mi amigo. O algo parecido, ust-usted me paga para que hable con él, así que no hay ningún otro tipo de relación entre él y yo. Solo laboral, se lo aseguro, por favor, yo...

- ¿Es enserio, Amelia? ¿Solo lo hacías por eso? - «!ESTÚPIDA!. Milo había escuchado aquello. Que estúpida, que estúpida, que estúpida». Milo se acerco a mí, frunciendo la nariz y volviendo sus palmas en puños. 

-¿Es cierto?

- Uh... No realmente, solo que...

- ¿Sabes qué? Mejor olvídalo. Y también se me quito el hambre. Adiós mamá.

- ¿A dónde vas? —Pregunto Camryn, culpable.

-Con Jared, me espera fuera. Ojalá no te importe. Ahora sí, adiós.

Salió de la casa dando un portazo. Me estremecí.

-Oh Amelia, siento mucho si te cause problemas con él, no era mi intención...

-Está bien -Le dije, sin sentirlo. La mire.

-Puedes tomarte el día libre si quieres, al cabo, no creo que veamos a Milo en todo el día.

-Eso sería perfecto. Pero, algo más. ¿Podría darme un aventón a mi casa?

Aquí vamos de nuevo, a lidiar con más problemas.

CORAZÓN CIEGO/MILO MANHEIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora