|CAPÍTULO 05|

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Bien, tal vez estaba exagerando un poco ya que no me fui realmente de la casa o algo parecido, de hecho, ni siquiera había bajado hacia el primer piso, pero ese era otro caso.

Fui directamente hacia la sala de entretenimiento y encendí el gran televisor con el control remoto. Me senté en un gran sillón de cuero rojo que se encontraba en el centro y cerré con fuerza mis ojos. Lleve las manos hacia la cabeza y apreté. No podía creer lo testarudo y grosero que era ese tal Milo. Ni siquiera había tenido una conversación real anteriormente con él, como para que me hubiera tratado así. Insolente, terco, creído, hermoso y con unos ojos preciosos que... Esperen, no. «Detente», me dije. Tendría que dejar de pensar así sobre él. Nadie con ese horrible carácter merecía la pena. Sin duda este sería un verano muy largo.

No me di cuenta de que alguien permanecía sentado a mi lado. Tampoco me había dado cuenta que el televisor estaba apagado. Abrí los ojos y mire a Jared mientras revolvía su cabello con una mano y estiraba sus piernas, reposando las en la mesa de café cuadrada frente a nosotros.

Jared tenía una complexión delgada y también era alto. Su piel era tan pálida que pensé que nunca salía de casa. O de la ducha. Su cabello era crespo y alborotado, y sus ojos eran celeste increíble, aunque nunca los compararía con los de Milo. Me sonrió nerviosamente.

- Hola- Dijo. Lo salude con la mano y después las crucé por delante de mi pecho. Me sentía un poco incómoda con el.

-Así que Amelia, um ¿Realmente está aquí para hacerle compañía a Milo?

- Bueno, supongo- Dije extrañada por la pregunta. El asintió

- Entonces los rumores son ciertos.

-¿Rumores? ¿Qué rumores?- Pregunte mientras lo veía fruncir el ceño y sacudir su cabeza levemente.

- Milo me contó algo ayer, pero el se que estaba haciendo una broma de mal gusto. Ahora entiendo su enojo- Dijo mientras se levantaba del sillón y comenzaba a caminar a la salida.

-¿Sobre qué? ¡Hey no te vayas! ¡Espera!- Le grite mientras me levantaba del sillón y corría tras de él. Se detuvo debajo del marco de la puerta y me miró divertido

-¿Qué dijo Milo?

- Que su mamá le había conseguido una niñera- Dijo divertido.

-¡No soy su niñera!- Le respondí enojada.

-¿Entonces? ¿Para que te contrataron?

-Uh, yo...- y ahora, ¿que le digo? Vamos Amelia, ¡piensa!

-Yo um...

-¡Jared! ¡Ven aquí!- Milo gritaba desde su cuarto. Jared le gritó y. "Ya voy" en respuesta.

- Nos vemos luego Amelia- Jared me dijo mientras me brindaba una sonrisa. Después se marchó rápidamente al cuarto de Milo y me dejó así sola. Decidí seguirlo.

- Creo que ella es molesta- Dijo Milo en tono arrogante. Me detuve, escondiéndome por detrás de la pared.

- No lo es. Amelia parece ser realmente amigable.

Gracias Jared, te has ganado tres puntos. Milo espero un momento antes de preguntar.

- ¿Cómo es ella? Quiero decir, físicamente.

-Tiene el cabello largo y lacio. Mmm, ¿Qué más?- Asome mi cabeza un poco para obtener una visión concreta de la plática entre los dos. Jared estaba de espaldas hacia a mí, pero Milo me estaba mirando fijamente. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de darme cuenta que realmente no podía verme. Jared volvió a hablar

- Tiene mejor cuerpo que Alice, eso te lo puedo asegurar.

-¿Qué hay de sus ojos?- Pregunto Milo, un poco más entusiasmado que antes. Hombres

-Son entre azules y celestes. Me recuerdan a los ojos de Maggie.

- Ósea que está ciega. Lo que me faltaba.

-Vamos tú sabes a que me refiero- De pronto el teléfono de Jared comenzó a sonar.

-Un mensaje de mi mamá. Lo siento, tengo que irme. ¿Podrías ser lindo con Amelia?

-Cállate

Jared salió rápidamente por la puerta y recordé que aún estaba espiando. Corrí de nuevo hacia el cuarto y me aventé al sillón. Segundos después Jared entro.

- Tengo que irme. Nos vemos luego, Lie.

-Bien. Hasta pronto- Le dije con el pulso a mil por hora y la respiración entre cortada. Levantó una ceja y después salió.

Él le había dicho a Milo que fuera agradable conmigo— A eso se refería, ya que no podría ser más lindo de lo que ya era. De nuevo, tengo que detenerme—. Supuse que los dos eran mejores amigos, ya que, si Milo era tan griñón como lo había demostrado, nunca hubiera dejado que Jared estuviera a su lado. Así que, como buenos mejores amigos, tendría que hacerle caso.

Salí del cuarto y baje las escaleras de dos en dos, con dirección a la cocina. Serví un poco de té de limón e hice algunos emparedados para nosotros dos y de nuevo me dirijo al cuarto de Milo. Entre cuidadosamente y coloque la comida sobre una silla de madera que se encontraba a la derecha de la puerta. Contemple el cuarto. Era enorme. Las paredes eran azul claro, al igual que las cortinas, que permanecían cerrados sobre los grandes ventanales con dirección al jardín trasero. Había una gran cama negra y un par de sillones , igualmente negros en forma de "O" y tampoco había tantos adornos.

Milo estaba sentado sobre la cama mirando hacia la nada. Pensé que podría llegar de sorpresa, pero el hablo.

-Que no te pueda ver, no significa que no te pueda sentir.

-Eh. Hola- Me senté frente a él, sobre el suelo.

-Soy Amelia.

- Ya lo habías dicho. ¿Qué quieres?

- Solo quería ha-hablarte. Te hice algo pa-para comer- Le dije tartamudeando mientras me levantaba y le ofrecía un emparedado. Lo tomo.

-¿Cuánto te paga mi mamá? ¿Eh? Te pagaré el doble si te vas hoy mismo.

-¿¡Por qué eres tan absurdo y maleducado!?- Le dije mientras aventaba el vaso de té hacia atrás. El sonrió.

- Así me gusta ser. Probablemente así podrías irte sin que tuviera que soltar un solo centavo.

- Mira, Milo- Le quite el emparedado y lo empuje hacia la cama. Él se sorprendió un poco pero rápidamente volvió a su habitual rostro de sarcasmos y "yo soy el mejor".

-No me importa que tan irritante puedas ser. Estoy aquí para ayudarte y tienes que poner algo de tu parte. De todas formas, tu madre me pagará, así que tú sabes.

De repente sonó el timbre y salí de su cuarto. Baje las escaleras y la señora Manheim se encontraba sonriente en la puerta.

-¿Cómo ha ido tu primer día?- Pregunto mientras  dejaba su bolso sobre el sillón.

-He tenido días mejores.

CORAZÓN CIEGO/MILO MANHEIMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora