30. Dos extraños

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Aylen

Luce muy cansado, esta aferrado a mi vientre como si su vida dependiera de eso, su ceño esta fruncido y su boca en una línea delgada. Quisiera poder entrar en su cabeza para ayudarle con lo que sea que tiene en ella.

Estas últimas 24 horas han sido una montaña rusa, primero organizando como loca una pequeña sorpresa para Mike, después estar con el corazón en la mano sin saber nada de él, enterarme que viene para acá pero primero debe pasar por el hospital, senti alivio al verlo bajar de su auto, felicidad por compartir nuestro primer cumpleaños y ahora extasiada por lo que acabo de pasar en esta habitación.

Mi madre me dijo que no podía llegar tan tarde a casa, pero no creo que Mike me deje ir tan fácil. Cierro los ojos y los pensamientos poco a poco se convierten en nada, y en menos de un minuto ya estoy dormida.

Después de este fin de semana de locos lo único que me reconforta es saber que ya pronto saldremos a vacaciones de invierno. El entrenador cuando se enteró de la lesión de Michael casi le da un infarto, el pobre espera que se pueda recuperar para finales de la temporada, porque lo último que quiere es dejar a su corredor estrella lesionado por el resto de su vida.

Durante toda la semana Michael a estado evadiéndome de eso ya no tengo duda. Cada vez que me acerco el sale con alguna excusa y se va. No tengo ni idea de lo que está pasando, se supone que todo estaba bien.

- ¿Crees que Mike necesite ayuda? – le pregunto a Mel.
- ¿Lo preguntas por lo de la mano? – asiento –. No se Aylu.
- Estos días ha estado extraño – muerdo mis mejillas –. Es como si estuviera escondiéndose de mí.
- Solo puedo decir que el realmente te quiere – apoyo mi frente sobre las manos que tengo en la mesa.
- No me gusta verle así – susurro.
- Y a mi no me gusta verte así – sentencia –. Así que nos vamos.
- ¿A dónde? – levanto la cabeza.
- Ya verás – toma mi mano y tira de ella.

Mel, Lou y Owen han estado buscando la forma de distraerme, fuimos a la plaza un par de horas, pero nada me saca de la cabeza que Michael esta raro. No quiero hacerme ideas tontas, pero tampoco quiero que piense que no me importa lo que le pase.

Siempre he dicho que odio a las personas que no dejan a sus parejas ser ellos mismos, a mi me gusta Michael de la forma en que es. Con sus estupideces y sus comentarios que a veces me hacen enojar, a mi no me importa nada de eso.

Para final de semana lo único que hemos hablado es sobre un trabajo, lo peor de toda esto es que hoy lo he visto todo el día pegado de la espalda de Haley, tanto que ahora mismo están sentados el uno al otro hablando como si fueran los mejores amigos de este mundo o lo que es peor aún como una pareja enamorada diciéndose secretitos y cosas lindas en clase.

Se supone que Michael es mi novio, me rehusó completamente a ser el hazmerreír de nuevo, tomo mis cosas y me voy. Verlos juntos me enferma, así que yo paso.

Llego a mi casa y me lanzo sobre mi cama, no quiero llorar, no quiero llorar, pero es imposible contener lo que siento. Me siento traicionada, si Michael no quiere estar conmigo que me lo diga en la cara y no que haga esta mierda. Acabo de caer en cada una de las cosas que me dije a mi misma que no volverá hacer.

Después de llorar por casi una hora me levanto de mi cama, no puedo dejar que esto me derrumbe. Me gusta Michael, pero yo soy más fuerte que eso. No dejare que haga conmigo lo que se le dé la gana.

Mañana tendremos una pequeña fiesta, y así como a Michael se le olvido que yo soy su novia yo puedo jugar el mismo juego.

Le escribí a Tyler para saber si ya tenía con quien a la fiesta, en un comienzo se negó rotundamente y porque ahora dice que no se mete con las novias de sus compañeras, pero eso no me lo creo. Finalmente accedió y quedo de pasar por mi a las 10.

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