16. Un gran show

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Mikkel

Cuando desperté sabía muy bien que había una posibilidad de encontrarme con Aylen, pero no espere ver en sus ojos lo que vi, parecía preocupada por mi. Saco esos pensamientos de mi cabeza, la cual esta a punto de matarme.

Estoy sacándome la camisa cuando la puerta se abre. No necesito darme la vuelta para saber que es Aylen, escucho un pequeño quejido y de seguro es por los golpes en mi espalda. Me giro, no quiero su lastima. Lo de anoche fue una estupidez.

– Mi abuela te manda esto – señala la ropa.

– Gracias – dijo y le doy la espalda de nuevo.

– ¿Ya tomaste algo para el dolor? – pregunta, pero no respondo –. Ahora me ignoras.

¿Quién entiende a las mujeres? Esta mujer me humillo para que la dejara en paz, y ahora que lo hago me dice que reclama por ignorarla. Tiene que ser una broma. Me giro nuevamente, esto será corto.

– No se que quieres – la señalo –. Esto es lo que tu querías.

– Pues sabes tienes razón – termina de entrar a la habitación –. Tomo la ropa y muérete.

No espera que le diga algo porque apenas deja la ropa sale de la habitación tan rápido que caigo en cuenta solo cuando la puerta se estampa contra el marco. De verdad que a esa mujer no la entiende nadie, no me sorprende que no tenga novio.

Entro a la ducha y mis músculos se tensan cuando el agua fría cae en mi espalda. No se en que momento Chris me golpeo tan fuerte, cada uno de mis músculos me duelen. De algo estoy seguro ahora que ya puedo pensar y es que tengo que arreglar las cosas con mi mejor amigo, tengo que aclararle que lo que dije no es verdad.

Salgo de la ducha un poco más aliviado, me pongo la ropa que Aylen trajo. Se nota que no es mi talla, porque la camisa me queda algo grande. Bajo de nuevo para ver en que puedo ayudar, Aylen esta junto a su abuela y la tensión es obvia.

Lo que por nada del mundo me esperaba es que los padres de Aylen llegaran. Nunca he sido un chico que suelen presentar con los padres. La madre de Aylen es realmente hermosa, sin dudas ya se de donde es tan guapa, aunque su personalidad sea una mierda. Su padre por otro lado es un hombre de mi altura, tiene una barba que intenta intimidar, a simple vista parece una buena persona.

Al hombre le gusta el futbol americano porque ha sido directo al preguntarme. Una vez en la mesa me entero que le va al equipo de Seattle y que su sueño frustrado fue jugador profesional. Intentaron saber un poco sobre mi pasado, pero por fortuna cuando dije que no quiero hablar del tema ellos lo aceptaron.

– ¿Estudias con mi hija? – asiento –. ¿Te gusta mi hija?

No me esperaba esa pregunta, fue tan repentina que tanto Aylen como yo nos atorarnos con la comida. Ambos empezamos a toser. ¿Me gusta Aylen? A quien en sano juicio no le gusta Aylen. Tiene un cuerpo que causa envidia, y sus ojos son hermosos. Sus labios me gritan que la bese. Pero lo que tiene de bella lo tiene de enojona.

– Su hija no es mi tipo – suelto mientras la miro –. Sin ofender.

– Claro que no lo soy – contraataca –. El prefiere chicas más fáciles y con un nivel de coeficiente casi nulo.

– Eso no es cierto – le reto.

– Claro que lo es – dice –. No me imagino que pensara tu novia de esta comida.

No es la primera vez que dice que tengo novia. Aylen estas muy equivocada si crees que Haley es mi novia.

– Yo no tengo novia – sentencio algo brusco.

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