29. Cumpleaños

95 7 0
                                    

Mikkel

A veces pienso si realmente esto de estar diciendo mentiras vale la pena. Por primera vez en mi vida me importa alguien, y lo único que le he hecho es mentirle. Maldita sea. Le doy un golpe al volante de la rabia que tengo ahora mismo. Acabo de recibir una llamada del asistente de mi padre para decirme que mi madre no ira a Portland para mi cumpleaños, ni mucho menos para para las fiestas de año nuevo.

Tres meses, tres putos meses han pasado y ella sigue ignorando que tiene un hijo, pero si de eso se trata yo también puedo jugar la misma mierda de juego. Acelero a fondo, la adrenalina corre por mis venas y no me detengo.

No tengo ni la menor idea de donde esto, llevo más o menos una hora conduciendo sin destino. Me toco parar en una estación, mi móvil está muerto. Entro en el pequeño almacén y lo primo que veo en un reloj y justo a su lado la fecha. 15 de diciembre. Vaya mierda.

Un hombre  enorme está en la caja registradora, está viendo la televisión. Me acerco para pedirle unos cigarrillos. Apenas veo la pantalla veo a mis padres.

–  Desde que lo encendí no han parado de hablar de ellos – dice el hombre.

El gran empresario y su esposa han salido hace una par de minutos en su avión privado rumbo a Italia, donde recientemente Jackson Hummels compro una hermosa villa.

La voz de la mujer hablando me irita con cada palabra que dice. VAYA MIERDA. La rabia en un segundo recorre todo mi cuerpo. PUTA MIERDA. No paro de repetirme una y mil veces. Voy hasta donde están los licores y tomo dos botellas de vodka.

–  ¿Qué edad tienes? – me pregunta.
–  Me importa una mierda – le suelto.
–  Venga calmemos – dice registrando las botellas –. No quiero problemas amigo.
–  También quiero unos cigarrillos – asiente –. Y un cargador para este celular.

Entro en el auto y abro una de las botellas, tomo un buen sorbo, enciendo el auto y como puedo con mis manos temblorosas conecto mi celular. Necesito por un momento dejar de sentir que he perdido, tengo que dejar salir esta mierda que llevo adentro. Mi madre ha preferido irse a Italia en mi cumpleaños, le he mentido a la única mujer que realmente le importo, mi hermana está en una puta casa encerrada y mi padre logro lo que tanto quería, alejarme de todos.

Estaciono al lado de la carretera y voy en dirección al bosque. El frío ahora me importa una mierda, hay un pequeño río congelado. No puedo contener más, no puedo. Siento que todo a mi alrededor se va. Mi madre, mi hermana, Aylen, TODOS. Es como si yo mismo los alejara.

Grito, grito y grito sin control alguno. Golpeo fuerte el hielo del río congelado, lo hago una, y otra, y otra vez. El color rojo de mi sangre se hace presente, pero eso no me detiene. Tomo la botella a mi lado y le doy otro sorbo. Grito de nuevo tanto como puedo.

Abro los ojos lentamente, el sol me fastidia. El sonido de mi celular hace que mi cabeza quiera explotar. Mierda, pongo mis manos en la cabeza y de inmediato siento el dolor en mi mano derecha. Como puedo me levanto y busco con cuidado mi móvil.

– Mierda – susurro cuando veo las llamadas.

Son las 11 de la mañana. ¿Qué mierdas paso? Mi mano esta muy mal, parece que me la he partido. Cuando comienza a sonar de nuevo respondo.

–  Michael por fin – dice Chris –. ¿Dónde ....?
–  Chris, no te escucho – miro el móvil –. Chris...

Maldita señal de mierda. Abro el auto y el viento casi me tumba de regreso. Le marco a Chris, pero la llamada aún no sale. La madre que me pario, esto es lo último que me tenía que pasar.

Me subo de nuevo al auto, me reviso las manos. La izquierda no esta tan mal. Pero la derecha esta dos veces más de su tamaño normal. Después de manejar como puedo un rato, el celular suena de nuevo, me orillo para contestar.

MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora