19. Orgullosos

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Mikkel

Tengo demasiado calor, siendo como si tuviera demasiada ropa puesta. Abro los ojos y la luz me molesta un poco. Cuando me acostumbro a ella me siento en la cama, creo que reconozco este lugar. Me duele un poco la cabeza, y no se exactamente que estoy haciendo aquí. Miro de un lado al otro, hay cosas que chicas. Instintivamente levanto la sabana que tengo sobre mi y me doy cuenta que estoy en ropa interior.

La puerta se abre y abro los ojos como platos. Aylen esta usando una pijama en la que se ve realmente sexy. Tiene una bandeja en sus manos, aun no entiendo qué esta pasando.

– ¿Cómo estás? – pregunta acercándose.

– Bien – digo dudoso.

– Mi mamá te hizo esto antes de irse – asiento.

¿Cómo que su mamá me hizo esto? No entiendo nada. Paso mi mano por el cabello y al instante un dolor hace presencia.

– Con cuidado – me señala Aylen –. Mi mamá te tomo algunos puntos.

– ¿Puntos? – ella asiente.

Y como si todo fuera un balde de agua fría llegan los recuerdos. Veo su rostro y luce algo avergonzada, y no es para menos fue duro el golpe. No me pienso quedar más aquí, suficiente es despertar en el cuarto de Aylen. Me saco las sabanas para ponerme en pie y ella niega.

– ¿A dónde vas? – pregunta.

– Eso no te importa – respondo mirándola a los ojos.

Comienzo a buscar mi ropa, paso por su lado y ella lo único que hace es seguirme con la mirada.

– ¿Me vas a decir donde esta mi ropa? – ella se encoje de hombros –. Puedes ser madura y decirme.

– Lavando – sonríe.

– No entiendo – sentencio –. ¿Cómo mierdas llegué aquí?

– Estabas inconsciente y pensamos que lo mejor era traerte para que mi mamá te revisara la herida – dice Aylen.

– Yo no quiero nada de ti – escupo y ella baja la mirada –. Porque si mal no recuerdo soy un idiota.

Hay un pequeño silencio entre nosotros. Aylen camina hasta una mesa que hay en la habitación y deja la bandeja. Pasa su mano por su rostro limpiando su mejilla por un momento algo dentro de mi parece afectado, pero contengo mis instintos e intento que no se dé cuenta que me afecta hacerla llorar.

– Necesito mi ropa – interrumpo el silencio.

Pasa por mi lado golpeado mi costado y sale de la habitación. Cuando estoy solo comienzo a ver su cuarto. Es la segunda vez que estoy aquí, la primera vez fue cuando la trajimos totalmente borracha. No pude ver mucho porque estaba Mel, y no quería que se diera cuenta de mi pequeño interés. Tiene algunas fotos pegada en la pared, son ella junto a sus amigas. También tiene algunos libros como orgullo y prejuicio, diario de una pasión, bajo la misma estrella... en fin todos son románticos.

Cuando la puerta se abre nuevamente corro hasta la ventana. Me doy la vuelta para verla y ahora tiene el ceño fruncido. Me tira la ropa y con agilidad la logro coger.

– Vístete y lárgate – sentencia.

– Ya era hora – la reto.

– Afuera hay un baño para que te vistas y te vayas – dice fría.

– Quiero usar ese – señalo la puerta del baño de su habitación.

– Haz lo que se te dé la gana – dice furiosa antes de irse.

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