De antes, para siempre

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Capítulo 7 / Clara

Cuando las cosas en su vida se tornan densas, Clara encuentra que el drama siempre la rescata. Luego de la muerte de su madre, le había pedido a su padre ayuda para inscribirse en cursos de teatro por fuera del colegio que la mantuviera ocupada toda la semana. Lunes y miércoles en el colegio, los martes en la San Marino, y los jueves y viernes en el Coliseo. Su padre accedió durante los primeros seis meses porque comprendía lo que Clara buscaba: sentirse cerca de su madre. Pero con el horario también llegó el cansancio y los fines de semana Clara se la pasaba durmiendo. Su padre se había quejado de verlas pocas horas y la convenció de regresar al horario del colegio solamente, insistiendo en que, sí compartían más tiempo juntos, tendrían la oportunidad de ver las películas de Broadway que quisiera. Fue una oferta que no pudo rechazar.

Los panfletos que tiene en la mano prometen un dulce escape. Más allá del precipicio fue invitado a ser presentado en la sede alterna del colegio que queda en otra ciudad. El profesor Carrascal lo había anunciado en práctica, informando que podían dormir en un hotel escogido por el colegio y dar clases en la sede, o regresar y volver a ir a la noche siguiente. Ahora el drama es nuevamente un refugio, pero esta vez para cuando las tareas y los proyectos no son suficientes para apartar a Fernando de sus pensamientos. Lo veía si cerraba los ojos y recordaba las caricias que le daba y lo mucho que las extrañaba. Lo sentía en las palpitaciones de su centro cada vez que añoraba besarlo y sentir los labios sobre su piel. Lo veía en vida real también, claro estaba, y no solo en el colegio. Fernando había empezado a pasar más tiempo en la casa, como solía hacer antes. Fue para la época en que el padre los abandonó y empezó a vivir solo con Sara, su madre, que se alejó de la casa; su padre y Félix comentaron en una cena que se debía a que tuvo que cuidar de ella y aunque Clara siente compasión pensando que está pasando por una situación parecida, se obliga a mantener la distancia, y evita bajar cuando lo escucha en el salón. No deja de recordar la última discusión que habían tenido. La llamó niña con crueldad, y aunque habían pasado dos semanas, aún no sabía si sentía más vergüenza, angustia o furia.

El ruido de la puerta de la casa al abrirse la saca del ensimismamiento. Ve a Fernando cruzar el marco junto a Félix y dirige nuevamente la mirada a los panfletos. Por dos noches podría estar libre de esta situación, por fuera de su casa y en otra ciudad. Libre para pensar en otras cosas y escapar de la presencia de él en su vida. Convencería a su padre que la dejara dormir en el hotel, como ya sabe que algunos de sus compañeros harían para las noches del espectáculo. Se dispone a dar la vuelta y subir las escaleras cuando Félix se acerca y le agarra un panfleto de las manos.

"¿Qué es esto, hermanita? ¿Noche de presentación en Cartacho?"

Fernando se queda detrás, sin acercarse del todo a la escena. Le busca la mirada con una sonrisa en los labios y se ve tan ligera que Clara reprime las ganas de devolverla con más fuerza, así que se muerde los labios y mira a Félix.

"El colegio consiguió que hiciéramos la obra en la sede. El jueves y el viernes. ¿No es genial?"

Félix le sonríe con alegría, mostrando todos los dientes que puede.

"A papá le va a encantar que te vayamos a ver."

Clara siente un repentino sentimiento de ternura hacia su hermano, que siempre la apoya en todo lo que quiere. Se acerca a él y lo abraza con fuerza, escondiendo la cara en su cuello, sintiendo los brazos de Félix que la envuelven. Se separa para mirarlo a los ojos.

"Solo podrán ir el viernes. El horario del jueves se interpone con el trabajo de papá."

"Un día basta," responde Félix y le da un beso en la cabeza antes de soltarla.