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Capítulo 27

Clara puede jurar que ya sabe el final de este capítulo que está viviendo. Es como un dejavu, y si esto fuera una novela, estaría releyendo uno de los capítulos del comienzo que va así: algo fuerte pasa entre los dos, hay una pelea grande, él la ignora por el resto del tiempo y ella se hace la dura y lo ignora igual. El verdadero problema es que Clara no es tan dura como quiere creer, y el hecho de que Fernando la esté ignorando a propósito, otra vez, la quebranta. Se siente culpable incluso cuando no hizo nada malo, no realmente, especialmente porque no están juntos. No le debe ni el saludo y aún así, de alguna manera, siente que le debe una explicación. Sus intentos por estar en buenos términos siguen fallando y sabe que para cambiar el desenlace debe pensar distinto. La oportunidad de reivindicarse y ofrecer una tregua llega con el cumpleaños de Fernando.

Se encuentra buscando el regalo perfecto para alguien en su posición. Que se regala a un chico/amigo que no es tu chico pero que tampoco no lo es es la última búsqueda del historial de internet de su computadora. Increíblemente, hay foros que hablan de ese tipo de relación, cuando estás segura que no están juntos pero se han besado ocasionalmente, y también han tenido sexo un par de veces, pero que ahora son solamente amigos. Clara encuentra un poco de consuelo al saber que no es la única que se parte la cabeza con la noción de este enredo. El reto está en que el regalo no confiese que siente cosas por él pero que no sea tan impersonal que no tenga sentido tomarse el trabajo de regalar algo. Cuando lleva horas pensando y sin dar con un resultado, se da cuenta que no puede lograrlo sola. Es esto lo que hace que por fin se confiese ante sus amigas.

Es una tarde ajetreada en la cafetería, y Nicole le había pedido tanto a ella como a Penélope que estuvieran hasta el cierre. Cristina había decidido acompañarlas mientras estudiaba, sentada en el bar de la cafetería.

"Sigo hablando con él. No he dejado de hablar con Fernando en ningún momento."

Cristina ladea la cabeza con el sorbete del granizado de café, cortesía de la casa, en la boca. "¿Y crees que son novedades, linda?"

Penélope suelta una risa suave y Clara la mira confundida. "Amiga, siempre lo atiendes cuando viene. Averiguó tus horarios. Ninguno de los dos sabe disimular."

Clara abre la boca, indignada, y golpea a Penélope en el brazo con la toalla que sujeta en las manos. "¿Y me dejaste mentir todo este tiempo?"

Cristina entona la frase con un levantamiento de cejas juguetón. "Asumimos que lo querías mantener en secreto por algo. La clandestinidad."

"No era que no les quería contar. Pero no sabía cómo decirlo. Les pedí que lo olvidáramos."

"¿Y por qué nos lo cuentas ahora? ¿Qué cambió?"

"Estamos intentando ser amigos. Y se acerca su cumpleaños."

Contarle a sus amigas levanta un peso de sus hombros que la hace sentir mejor. Se había acostumbrado a hablar sobre Fernando con Silvio y se había olvidado lo que era hablar sobre ella misma con respecto a Fernando. Eso solo lo podía hacer con ellas, con sus amigas. Sin embargo, tres cabezas no estaban pensando mejor que una con respecto al regalo. Las ideas eran muy románticas, como una caja de chocolates, una cena en un restaurante, o una noche de hotel, que Clara imagina podría causar un infarto a su padre.

"Bueno, ¿y qué tal algo de música? Es lo que está haciendo él ahora, ¿no?" opina en un momento Penélope.

Clara sigue limpiando una de las mesas a lo lejos. "¿Como un CD?"

Penélope asiente. "Cualquier cosa que le vaya bien para su pasión."

Mientras Clara hace planes de parar en una tienda de música que queda cerca de la cafetería, Cristina llama su atención desde el bar. Tiene su computadora abierta y está en Pinterest, con el buscador en Regalos perfectos para un hombre Tauro.

De antes, para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora