Capítulo 24
Jamás pensó que una luz de techo lo iba a torturar tanto como lo hace ahora, mientras mira fijamente al cuarto de Clara con la esperanza de que se asome y la pueda ver. No tiene razón para hacerlo, y seguramente se está terminando de arreglar para la innecesaria cena que se llevará a cabo en media hora. Fernando agradece el gesto de Benja, y sabe que lo hace con la mejor intención, pero la idea de pasar una hora sentado en compañía de sus padres, fingiendo ser lo que no son, le causa náuseas.
Félix abre la puerta principal y camina hacia él, que está recostado en el auto, con dos cervezas frías, una en cada mano. Fernando niega con la cabeza cuando le ofrece una, apretando la caja de cigarros que tiene en el bolsillo.
"¿Todavía? ¿Hasta cuándo?" musita Félix, dejando una de las cervezas sobre el capó y sacando el abrebotellas para la suya.
"Hasta que tenga seguro que la vena familiar no reposa en mi."
"Estoy seguro de que no es así. Manejas muy bien tu trago siempre."
Se le vino la idea antes de año nuevo, cuando Eric ya llevaba un mes en rehabilitación y había ganado su primera medalla. La expuso ante ellos, una de las pocas tardes que Fernando pasó con los dos al mismo tiempo, y el solo hecho de que alguien se pudiera sentir orgulloso por controlarse al no tomar ni destrozar su hogar lo hizo sentir nauseabundo. La noción de que ese podía ser él, de que probablemente lo iba a ser, lo hizo vomitar en el baño y tomar la resolución, sin tener que escribirlo ni gritarlo a los cuatro vientos. Solo, en la habitación del hotel, botó todas las botellas de alcohol y compró tres cajas de cigarrillos. Luego, consiguió marihuana con la gente que había conocido en el viaje, y supo que alguna vena de adicción le recorría.
"¿La enojó mucho o poco esta cena?" Apunta hacia el cuarto de Clara con el mentón, y se despista ante la sombra pasajera del cuerpo pasando frente a la lámpara.
"Ni se inmutó. Creo que dijo que quería saber de tu música. O quizá fue mi padre. No lo sé."
Félix está mintiendo, pero Fernando agradece que su amigo no se meta en este sinsentido que se han vuelto Clara y él. No se imaginó tampoco que tenía cualidades de stalker, pero entre verla poco en el colegio y nunca en ratos libres, se empezó a refugiar en la cafetería, que ya visitaba desde antes pero ni la mitad de las veces que ahora suele ir. Calcula estar entre las cuatro y las seis, los días que ella tiene turno, para que lo atienda cuando llegue. No hablan, solo intercambian saludos y miradas silenciosas. Pero los días que se sienta a tomarse el café, Clara siempre atiende su mesa y Fernando le deja una buena propina por los veinte minutos que suele estar sentado.
Se despega del auto y se encamina hacia la puerta del piloto, retirándose de la escena antes de que sus padres lleguen.
"¿Ni chance de que te quedes?"
"Dale mi perdón a Benja."
Mientras avanza calle abajo hacia el estudio, se alcanza a sentir culpable por despreciar la invitación. Benja incluso había cambiado la fecha porque Eric y su madre aún no regresaban de viaje, y este era el día en que todos habían accedido a que podían encontrarse. En algún momento de su vida, la casa de los Henríquez había sido el refugio para todo mal rato en su vida; sin embargo, ahora no es capaz de pisar las baldosas.
"De las muchas cosas que te imaginé, cobarde no se me pasó por la cabeza."
Fernando entrecierra los ojos hacia Noah, que lo ignora concentrado en la libreta de cuentas que tiene al frente. Su manager, rápidamente convertido en amigo y confidente, no tiene filtro cuando algo se le pasa por la mente. Es algo que Fernando apoya y reniega, especialmente cuando es contra él.

ESTÁS LEYENDO
De antes, para siempre
RomanceClara pensó que su meta de perder la virginidad antes del nuevo año escolar estaba desecha hasta que, la última noche antes de comenzar clases, tiene un encuentro furtivo con Fernando, el mejor amigo de su hermano, que los deja a ambos intrigados y...