Capítulo 16 / Fernando
Hay algo en cada una de las puertas de la casa que no deja a Fernando pasear con tranquilidad. Lo empezó a notar hace diez días exactamente, luego de una cena escandalosa donde se reventaron dos botellas de vino vacías que no debían tomarse en primera instancia. Su madre tenía turno a eso de las ocho de la noche, y cuando Fernando llegó a las diez luego de pasar una tarde con Clara como ninguna otra, se la encontró sentada en la mesa del comedor, borracha y risueña, riéndose con Eric. No fue lo más espantoso verla no pertenecerse, sino enterarse de que había mentido para no ir al hospital. Le había pedido a Melanie que la cubriera y ella se había quedado, manipulada, y cayendo bajo el mismo hoyo del que parecía no querer escapar. Fernando había agarrado las botellas para botarlas, enfurecido hasta la médula con la situación cuando Eric le agarró el brazo con la suficiente fuerza para detenerlo en seco. El corte de flujo de sangre lo hizo abrir los dedos y soltarlas, y cayeron estruendosamente en el suelo, sumiéndolos a todos en un silencio ensordecedor. Fernando no habló, sólo le dedicó una mirada a su madre que entumeció cada órgano de su piel y se encaminó al cuarto. Y fue al pasar por la puerta del baño que notó el color grimoso que se desplazaba por la puerta.
Cada esquina de cada puerta tiene una hendidura rasguñada en forma de araña, que comienza en la conexión con el techo hasta solo un pedazo mínimo de la puerta. No es lo suficientemente notorio para llamar la atención y Fernando se pregunta desde hace cuanto está ahí. No es un problema de plagas pues no encontró en internet un solo insecto o arácnido que cause algo similar. No sabe si es una muestra de lo podrida que está su casa por dentro o si está buscando razones de sobra para largarse lo más pronto posible. Probablemente una combinación de las dos.
"Cariño", habla su madre desde el pasillo. Fernando le da la espalda, lavando un vaso en el fregadero. "Me lo encontré en tu cuarto. ¿Tienes una fiesta de disfraces y no me habías contado?"
"Pensé que te había dicho que no te tienes que preocupar por mi cuarto. Yo lo puedo limpiar."
Fernando mira por encima del hombro a la máscara de conejo color caramelo que sostiene en la mano. La había comprado apenas la vio en el mercado de un parque, imaginando el momento en que Clara se la viera puesta. Si le gustaría tanto como él se imaginaba que lo haría... Clava la mirada en su madre, tratando de indagar en el rostro abatido que lo mira con ojos tristes. Jamás la había dejado de lado, y no sabe cuál de los dos está más dolido por el hecho.
"Oh, mi amor, no me hables así," dice con el tono de voz quebrado, acercándose a él por la espalda. Fernando deja el plato que tiene en las manos a medio lavar, deteniendo los movimientos cuando la siente al lado.
"No te quiero hablar así."
"¿Qué te pasó aquí?"
Le agarra la muñeca, acariciando con los dedos la herida roja que los dedos de Eric marcaron con firmeza en la piel. No le alcanzó a doler en el momento, siendo solo un leve ardor el único recordatorio de que había sucedido hasta unos días después cuando las marcas empezaron a salir.
Suelta el brazo del agarre de su madre y se separa del mesón de la cocina, acercándose a la sala de estar. A pesar de que Eric no había estado en todo el día, siente ganas de escapar de la casa.
"¿Lo hizo él?"
Se imagina que debe estar recordando el momento en que sucedió, estando embriagada pero no lo suficiente para no registrar y borrar el momento. Se imagina también que se está convenciendo que fue un accidente, nada alarmante como para pensar mal de Eric, así como él, pese a sus rabias y resentimiento, también lo había hecho. Jamás nos ha golpeado, jamás le ha levantado una mano, podría ser peor. El único discurso que podía darse ante una situación tan inevitable.

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De antes, para siempre
RomanceClara pensó que su meta de perder la virginidad antes del nuevo año escolar estaba desecha hasta que, la última noche antes de comenzar clases, tiene un encuentro furtivo con Fernando, el mejor amigo de su hermano, que los deja a ambos intrigados y...