Capítulo 30
Si Clara buscara en este mismo instante el significado de estar mesmerizada, encontraría que es exactamente como ella está. Completamente embelesada por lo que ve ante sus ojos. Fernando cantando en una tarima es aún mejor de lo que había llegado a imaginar, y mientras ve con enamoramiento cada gota de sudor que baja por el pecho (se abrió la camiseta debajo del saco a los pocos minutos de comenzar a cantar) sabe que está rotundamente jodida. Noah a su lado no deja de sonreír, con los brazos cruzados y una sonrisa de orgullo que le quiere reventar el rostro. Todo el bar a su alrededor está de pie, aplaudiendo, bailando, y haciendo barra en exceso ante la maravilla que se está escuchando. Fernando es el dueño del momento, moviéndose de un lado a otro y las caderas al unísono de la música, cautivando al público y a ella en especial, que no le ha despegado los ojos ni un solo momento.
Se imagina que más de una chica a su alrededor se muere de ganas en estos momentos de tenerlo con ella. Se imagina a más de una acercarse a él cuando termine de cantar y baje del escenario, y que cuando alcance la fama que seguramente viene en su camino, el Fernando que no quiere comprometerse se intensificará por mil y ella jamás podrá tenerlo. Su decisión de ayudarlo a convencer a intentarlo con ella de verdad vacila por un momento, mientras toma el trago que tiene en la mano de un sorbo para calmar la angustia que siente. Fernando termina de cantar y se despide de todos, y el bar estalla en aplausos y chiflidos y lo ve a lo lejos abrazando a los que tocaron con él. Noah se acerca con un hombre a su lado, que saluda a Fernando con un apretón de manos y solo puede ver sonrisas y asentimientos de cabeza en una conversación en la que están concentrados a pesar de lo alto que está la música.
"Lo hizo increíble, ¿cierto?" pregunta Karla a su lado. Clara voltea a mirarla.
"Sabía que era bueno pero esto fue... wow."
"¿Cuántas canciones crees que fueron para ti?"
Clara se muerde el labio y se inclina para corregirla y decirle que ninguna, que Fernando jamás escribiría una canción para ella porque no eran nada, y que quizá en algún momento, quizá si lo intenta lo suficiente, pero Fernando se acerca a ella en esos momento y la mira fijamente, robándole el aliento. Está agitado cuando se posa frente a ella, con un vaso en la mano y sin la chaqueta del traje. Se ve brillante, robándose toda la iluminación del lugar, siendo el centro del universo, de su universo, mientras lo mira. Clara tiene ganas de tocarlo y de agarrarlo y clavarle los dedos en la piel hasta quedar incrustada en ella.
"¿Qué te pareció?"
Clara abre la boca pero no emite sonido y Fernando suelta una carcajada que le retumba en todo el cuerpo. Ella siente que podría pedirle lo que fuese en ese mismo momento y no le negaría absolutamente nada.
Fernando siente demasiado a la vez y no sabe cómo describirlo. No cree que alguna vez en la vida se haya sentido así, energético y cargado, y con la sensación de que puede hacer todo. Se siente joven y girando sin control, elevado en la vida misma, con 19 años y nada que lo gobierne al suelo. Gira y gira y luego va en línea directa hacia ella, que lo llama sin pronunciar su nombre, a la distancia y solo con su presencia. Mirándolo y esperándolo, dispuesta para él. Se siente borracho sin estar tomando, embriagado con la idea de la sensación que su piel causa en él cada vez que la toca. Es una sensación parecida a estar en la tarima, cuando es dueño del momento y con la noción total de que es ahí donde quiere estar. Frente a él, el productor de una disquera le habla, lo felicita, Increíble, una nueva voz para el género, para la juventud, y Fernando lo escucha atentamente hasta que no lo hace, y extiende una mano cuando la conversación empieza a bajar de tono y mira a Noah, que le sigue sonriendo como si acabara de descubrir el tesoro de la música, la gema que hace que los discos suenen. Noah lo despacha, indicando que luego lo buscará, ve a celebrar que te lo mereces, y él se va antes de que termine de hablar, sus pies caminando con voluntad propia hasta que está frente a Clara. Ella le sonríe esa sonrisa que la hace achinar los ojos, genuina y completamente ella, y Fernando siente que si la toca se puede electrizar.

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De antes, para siempre
RomanceClara pensó que su meta de perder la virginidad antes del nuevo año escolar estaba desecha hasta que, la última noche antes de comenzar clases, tiene un encuentro furtivo con Fernando, el mejor amigo de su hermano, que los deja a ambos intrigados y...