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Capítulo 12 / Clara

El cumpleaños de Félix siempre ha sido una fecha nostálgica y emocionante, al mismo tiempo. Su madre murió en noviembre de un año increíble, en el que tan solo un mes antes, Félix había recibido como regalo a Snoopy, el perro que tanto habían querido. Ambos fueron muy felices al recibirlo, una pequeña Clara de ocho años exigiendo que fuera su mascota. Su padre los había convencido de compartir por el amor que le tenían a su madre, diciéndoles que para que los medicamentos funcionaran mejor, tenían que ayudarla a estar tranquila. A partir de ese momento ambos habían decidido, sin percatarse de ello, que lo iban a compartir todo.

Ante ella se desprende la inmensidad del mar, los incontables granos de arena, y la decoración a la que ha puesto el mayor empeño para hacer de la fiesta de su hermano la mejor. El número dieciocho escrito con globos está sobre una mesa con mecatos y dulces, justo en medio de dos palos de coco cortados e incrustados en la arena. Sostienen un cartel de Feliz Cumpleaños al que le había cambiado la Z por la X, convirtiéndolo en un Felix Cumpleaños. La iluminación principal del lugar son botellas de vino que hacen de recipientes para las velas, esparcidas por un espacio de 120 metros cuadrados que fue lo que prestó el restaurante que tiene detrás suyo.

Fernando fue el de la idea en una de las últimas reuniones que tuvieron, diciendo que conocía al dueño del restaurante por su padre. Clara notó que lo llamaba por el nombre de pila, Eric, y que el rostro le cambiaba por completo cuando comentaba cualquier cosa que tuviera que ver con él. ¿Tanto lo odias? Daría lo que fuera por no tener que verlo en mi vida. Era todo lo contrario a lo que ella sentía, especialmente con respecto a su madre, por quién daría la vida por volver a ver. Ella había agarrado sus manos y las había envuelto en las suyas, acariciándolas en un gesto de agradecimiento. Muchas gracias por hacer esto. No se lo voy a pedir a él, sino a mi mamá. De igual forma gracias. Él se había inclinado hacia ella, acercándose a sus labios. Acepto gracias con un beso. Ella había recaído en sus encantos todas y cada una de las veces. No se podía resistir cuando la acariciaba ni cuando la besaba, y en una ocasión que había accedido ir a su casa otra vez, estuvo a punto de perder la fuerza de voluntad. Los interrumpió nuevamente la puerta pero esta vez había sido Eric que se había olvidado las llaves. Fernando cambió por completo después de saludarlo y aunque Clara intentó que hablara con ella, se cerró rápidamente en sí mismo. Quedó en comprar lo que faltaba en los siguientes días, y ella había llegado a su casa con un revoltillo en el estómago. No podía dejarse envolver en los brazos ni en la vida de Fernando; de todas maneras, estaba puesta para perder.

Cristina y Penélope son las primeras en llegar. La felicitan por lo increíble que se ve todo, admirando los hoyos preparados para las fogatas y el puesto de preparación de cócteles. El dueño había puesto a un barman a disposición. Aunque sabe que Félix está sólo interesado en los invitados y el alcohol, para Clara parte de pasarla bien es la comodidad de todos. Se siente orgullosa por la organización.

"¿Cómo hiciste para que no haya problemas con el alcohol?" pregunta Cristina, agarrando un vaso de cerveza de la mesa en el centro.

"Le debo a Fernando todo."

Sus amigas ruedan los ojos y Clara se ríe.

"El dueño es amigo de sus padres y dijo que no nos preocupemos de nada. En serio, la fiesta va a pasar gracias a él."

Gracias a que lo organizó con Fernando, su padre no puso problema por todos los mandados que necesitaba hacer y algunos de los últimos detalles los arregló directamente con él. Clara ni siquiera está segura de cómo fue el pago de la fiesta, pues solo terminó la lista de todo lo que se necesitaba y Fernando le dijo que no se preocupara por ello. Salían, compraban las cosas y las almacenaban en su casa. Hasta algunas botellas de alcohol entraron, y su padre no puso objeción; aparentemente, sabía desde siempre que Fernando era mayor de edad y probablemente por eso Félix había sido capaz de tomar desde temprano. Lo usa como excusa cuando trató de hacerle prometer que no tomaría ni un solo sorbo. "Te recuerdo que Félix tan solo cumplirá dieciocho, y ambos ya lo hemos visto tomar en la casa." Su padre había suspirado derrotado y le dio un beso en la frente. "Ya mi niña creció, y sé que servirán poco alcohol por ser espacio público. Ten moderación." Clara le había devuelto la seguridad asintiendo.

De antes, para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora